Estados Unidos busca distanciar a Pyongyang de Pekín. Trump intenta mostrar un éxtio de su política internacional, mientras retoma la injerencia en latinoamérica.
Miércoles 27 de febrero de 2019 10:25
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, comenzaron este miércoles su segunda cumbre escenificando el encuentro con gestos cálidos y mensajes optimistas. La reunión se da ocho meses después de su histórico primer encuentro en Singapur.
Trump y Kim se estrecharon la mano mientras sonreían para las cámaras frente a un fondo formado por seis banderas estadounidenses intercaladas con otras seis norcoreanas, en el céntrico hotel Sofitel Metropole de Hanói.
A lo largo de dos días buscarán avanzar en el proceso de negociación que comenzaron en junio del año pasado. El marco ahora es distinto al de aquel encuentro, el primero entre líderes de sus países donde solo quedó una declaración general sobre desnuclearización.
Trump aseguró que cree que la cumbre en Vietnam será "un éxito" y negó haber rebajado sus expectativas sobre el proceso de desnuclearización de Corea del Norte, algo que hasta el momento es una declaración de intenciones del gobierno estadounidense pero que en los hechos no evitó que Corea del Norte tenga acceso a la producción de armas nucleares.
Al ser consultado sobre si al término de la cumbre podría darse una declaración bilateral para poner fin a la Guerra de Corea (1950-53), que se cerró con un alto el fuego y no un acuerdo de paz, el presidente estadounidense respondió: "ya veremos".
Por su parte el líder norcoreano, Kim, dijo que "estoy seguro de que (la cumbre) tendrá un buen resultado (...). Espero que podamos cosechar los grandes logros que la gente espera", aseguró Kim, sentado a la izquierda de Trump.
Tras su reunión a solas, Trump y Kim tenían previsto cenar juntos durante más de una hora y media, acompañados de cuatro de sus asesores más cercanos.
Estados Unidos ha buscado distanciar a Pyongyang de Pekín. La calma en el enfrentamiento entre Trump y Kim ha permitido que grandes conglomerados surcoreanos como Lotte, Hyundai se preparan para volver a invertir en el Norte, viendo ya mismo oportunidades en hoteles, resorts y telecomunicaciones.
La segunda cumbre recién ha comenzado, seguramente Trump buscará mostrarla como un éxito de su política internacional en el marco de cuestionamientos internos por los planes de retiro de las tropas estadounidenses en Siria o Afganistan sin conseguir los objetivos imperiales.
También Estados Unidos buscará confirmar que su nueva relación con Corea del Norte saca a este país de las lista de enemigos del imperio. Una lista que en reiteradas ocasiones los funcionarios de gabinete de Trump han actualizado poniendo el foco en Cuba o Venezuela, como se expresa la injerencia estadounidense y el apoyo a la oposición golpista para lograr imponer un cambio de gobierno.