En un acto sobre el ‘terrorismo’ Hollande se presentó como única alternativa frente a la derecha y la extrema derecha. Pero solo cuenta con un 13% de apoyo entre la población.
Viernes 9 de septiembre de 2016
Faltan ocho meses para las elecciones presidenciales en Francia y aún no está claro quién será el candidato socialista para enfrentar a la derecha y la extrema derecha. François Hollande, actual presidente galo, se encuentra en su mínimo de popularidad, con solo el 13% de simpatía entre la población. 9 de cada 10 franceses no quieren que sea candidato a presidente, según encuestas que se conocieron esta semana.
La campaña de la derecha y la extrema derecha ya se lanzó al regresar de las vacaciones de verano, y los socialistas vienen corriendo por detrás. Con el lanzamiento de la campaña de Sarkozy algunos analistas hablaron de la ‘lepenización’ de su campaña política, tomando la agenda xenófoba y racista y de la extrema derecha de Marine Le Pen.
Ahora Hollande también pretende seducir a una parte del electorado que se inclina hacia la derecha, mostrándose como el único garante de la "democracia ante el terrorismo", diciendo que no va a permitir que "la imagen de Francia se altere en los próximos meses o años".
"No dejaré que Francia sea dañada, reducida, vea sus libertades cuestionadas, su Estado de derecho contestado, su cultura minimizada, su cultura amputada. Es el combate de una vida", apuntó Hollande junto a varios integrantes de su gabinete de ministros y el primer ministro, Manuel Valls.
Su discurso estuvo centrado en mostrarse como defensor de los “valores democráticos” contra el terrorismo, y también contra los “peligros” de saltarse “el estado de derecho”, lo que le atribuye a sus contrincantes del flanco derecho.
"La democracia siempre será más fuerte que la barbarie que le ha declarado la guerra", dijo Hollande, y añadió que la respuesta no pasa por el “Estado de excepción”, sino por los derechos: "Necesitamos seguridad, pero no debemos renunciar a vivir como queremos”.
La hipocresía de Hollande no tiene límites, cuando ha sido su gobierno el que ha impuesto una situación de “Estado de excepción” decretando el “Estado de emergencia”, que legitima las persecuciones, controles, detenciones por “portación de cara” a migrantes árabes, aumento sistemático de la represión policial en las movilizaciones y en las barriadas populares, etc.
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"Algunos no han entendido" la defensa de las libertades fundamentales, dijo Hollande en referencia a las propuestas de la derecha y la extrema derecha, a los que acusó de olvidar “que su bando es la República".
Una encuesta que se conoció esta semana indica no cuenta con apoyos para repetir como candidato. Por eso la postura de Hollande viene siendo ambigua, sin asegurar, ni negar, si será candidato a las elecciones. Sin embargo, su discurso de este lunes llevó a varios periódicos a anunciar el “lanzamiento” de hecho de su campaña electoral.
Los medios habían contemplado la posibilidad de que Hollande, de 62 años, diera este jueves el anuncio por sorpresa, en un momento en que en su propio campo se le reclama que dé el paso y cuando la dimisión de su ministro de Economía, Emmanuel Macron, le ha debilitado políticamente.
"Francia no puede dudar de sí misma o dividirse", recalcó Hollande, que recordó, en advertencia a quienes ya le ven como parte del pasado, que su cargo no expira hasta el próximo mayo. Muchos meses donde intentará recuperar su prestigio perdido, aunque nada garantiza que lo vaya a lograr.
Las elecciones presidenciales se celebrarán en Francia el 23 de abril, la primera vuelta, y el 7 de mayo de 2017, la segunda vuelta.
El próximo 15 de septiembre está convocada una jornada nacional de movilizaciones en Francia, uno de cuyos ejes es la lucha contra la represión policial que padece la juventud y los trabajadores en lucha.
Mientras el péndulo político de los políticos capitalistas gira a la derecha, el movimiento social contra la reforma laboral, contra la represión y el descontento contra el gobierno de Hollande puede volver a retomarse este otoño.
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