Algunas personalidades que integran el Frente Amplio en Chile, ante un escenario complejo de la política latinoamericana como lo es Venezuela, nos ofrecen respuestas contrapuestas e incoherentes entre sí, subordinadas o a uno o a otro bando burgués en pugna.
Viernes 31 de marzo de 2017 16:05
El chavismo y la oposición
El chavismo y la oposición derechista venezolana han escalado en sus niveles de enfrentamiento, en el marco de una compleja crisis orgánica -económica, social y política-, que para trabajadores y sectores populares equivale a una degradación general de las condiciones de vida.
Maduro ha sido un agente de esta degradación. La “Agenda Económica Bolivariana” lanzada en agosto de 2016, implicó una serie de medidas dignas de cualquier gobierno neoliberal: devaluación económica, una mayor apertura a las inversiones trasnacionales, una caída del precio de la fuerza de trabajo, facilidades a empresarios exportadores, devolución de empresas estatales. Es el camino que ha escogido para hacerle frente a la situación compleja del fin del ciclo chavista que es también el fin de los altos precios del petróleo en el mercado mundial -elemento que fue el soporte material de la política bolivariana.
La decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela de arrogarse las potestades de la Asamblea Nacional controlada por la oposición derechista, ha desatado una tormenta política. Es una medida que repudiamos pues contribuye a exacerbar el bonapartismo de un gobierno que se apoya fundamentalmente en las fuerzas armadas que controlan importantes riquezas del país. Es decir: fortalece los rasgos autoritarios del Ejecutivo, que ya venían en desarrollo. La concentración del poder en el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas implica una reducción de los espacios democráticos de la sociedad y mayores dificultades de organización para los trabajadores y los sectores oprimidos.
Pero la oposición derechista venezolana nucleada hoy en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) hoy vocifera en nombre de la “democracia”, de ninguna manera puede ser una alternativa viable para los trabajadores y el pueblo: su objetivo es implementar una política neoliberal profundamente antiobrera y antipopular. Su uso de la bandera de la “democracia” es una mera cobertura para un contenido profundamente reaccionario.
Julio Borges, presidente del parlamento, lo declara en “rebelión” y pide la intervención de los militares que hoy son controlados por el gobierno. Estos acontecimientos marcan el fracaso de la política de conciliación que se expresó con la declaración “Convivir en paz” que el gobierno de Maduro firmó con la derechista Mesa de Unidad Democrática (MUD) en noviembre de 2016.
La confrontación llegó a un punto de alta tensión. Los resultados son inciertos.
La OEA, la derecha, los partidos del orden y su “defensa de la democracia”
Desde la OEA, su Secretario General Luis Almagro, calificó la medida del TSJ venezolano como un “autogolpe”. En un texto difundido por Almagro que La Tercera cita, leemos: “las dos sentencias del TSJ de despojar de las inmunidades parlamentarias a los diputados de la Asamblea Nacional y de asumir el Poder Legislativo en forma completamente inconstitucional son los últimos golpes con que el régimen subvierte el orden constitucional del país y termina con la democracia (…) Hoy es hora de trabajar unidos en el hemisferio para recuperar la democracia en Venezuela, con cuyo pueblo todos tenemos deudas que nos obligan a actuar sin dilaciones. Callar ante una dictadura es la indignidad más baja en la política”. Desde la OEA se convocará a un “Consejo Permanente en el marco del artículo 20 de la Carta Democrática”.
Personas e instituciones vinculadas a la derecha y a la defensa del neoliberalismo en toda Latinoamérica, han salido a repudiar la medida de Maduro. El UDI Juan Antonio Coloma es uno: propuso “retirar al embajador” como una señal de que Chile respeta la democracia. Calificó de “gravísima” la situación, a la que denominó un “autogolpe”. Esta misma gente es la que grita “viva Chile y Pinochet” o que pide que se deje tranquila la figura del dictador, como el UDI Iván Moreira. Perú ya retiró a su embajador. Y así continúan los ejemplos.
¿Y en el Frente Amplio?
Dos reacciones se comienzan a visibilizar entre los miembros del Frente Amplio. Por un lado, Giorgio Jackson -de Revolución Democrática- y Gabriel Boric -del Movimiento Autonomista- se posicionaron en contra de la decisión del Tribunal Supremo de Justicia. El primero, en su cuenta de Twitter, planteó que “el oficialismo ha cruzado un límite inaceptable e injustificable para democracia. No se puede cerrar el Congreso x ser minoría”. El segundo planteó que la decisión es “inaceptable” pues “atenta contra principio básico democrático”.
Por otro lado, figuras como el ex dirigente estudiantil, miembro de la UNE y Nueva Democracia, Sebastián Farfán, publicó en su cuenta de Facebook, el siguiente estado: “Que viva Chávez y la revolución bolivariana. No me importa nada”. En otro estado escribe: “Esto es lucha de clases y guerra contra el imperialismo. Si el FA va en serio contra el neoliberalismo, debemos saber posibles consecuencias como lo que pasa en Venezuela y más.”
Cristián Cuevas, también de Nueva Democracia, salió a posicionarse a favor de la medida a través de su cuenta de Twitter: “Yo apoyo a la #RepúblicaBovarianadeVenezuela Su Soberanía e Institucionalidad que se han dado...#UnAbrazoyFuerza”
Es probable que este debate abierto en el Frente Amplio tenga un resultado “ni de izquierda ni de derecha”, es decir, que no se traduzca en una posición común.
Dos subordinaciones
En el fondo, en el Frente Amplio existen dos subordinaciones: por un lado, Boric y Jackson con sus declaraciones, y todos los sectores que entienden la medida del TSJ exclusivamente como un atentado contra la “democracia”; se subordinan al bando de la oposición venezolana que se sirve de ese argumento para justificar una política de derecha. No es casual que esa defensa de la democracia fuese realizada en Chile por todos los partidos del orden neoliberal, desde la UDI hasta el PS pasando por la DC. ¿Acaso las principales figuras de RD y MA no están repitiendo los mismos argumentos? Repetir el “argumento democrático”, sin problematizar que en Venezuela es precisamente la derecha reaccionaria del MUD la que lo utiliza, y sin plantear claramente la cuestión desde el punto de vista de la defensa de los derechos democráticos de los explotados y oprimidos y no de la “democracia” como un principio abstracto, es lo que termina operando en el sentido de la subordinación, con independencia de que las intenciones no sean esas.
Por otro lado, gente como Cristián Cuevas o Farfán de Nueva Democracia, se subordinan al bando gubernamental chavista que también es un bando burgués que viene incrementando sus rasgos autoritarios. Desde su perspectiva, la medida del TSJ es acertada y necesaria. Desde esta óptica, sostener una posición de izquierda ante el escenario venezolano inevitablemente va de la mano de defender las medidas que atentan contra los derechos democráticos. Estas corrientes confunden la verdadera lucha de clases con la lucha que existe al interior de dos bandos burgueses, y se sitúan a favor del bando chavista. No imaginan que la clase trabajadora pueda cumplir un papel independiente de ambos bandos burgueses en pugna y mucho menos piensan en el programa necesario para que ello ocurra.
Imaginemos por un instante que estos militantes del Frente Amplio tuviesen que permanecer en Venezuela por unos meses. Sus actuales posiciones políticas los llevarían a ir por uno u otro bando en pugna. Parece que la “amplitud” del Frente Amplio no resistiría ante una situación aguda como la venezolana. Terminarían enemistados. Pero están en Chile y con perspectivas políticas.
Una política independiente de la clase trabajadora
Aun así, este debate es ineludible. ¿Estar contra Maduro desde la posición política de la Mesa de Unidad Democrática, o estar con Maduro y el chavismo, son las únicas dos opciones políticas en Venezuela? ¿En Latinoamérica, inevitablemente las únicas dos opciones son defender la “democracia” desde la derecha o desde la izquierda, pero con los argumentos acuñados por la derecha, o defender el bonapartismo desde la izquierda?
La clase trabajadora puede levantar en Venezuela un programa con independencia de ambos bandos burgueses. Es necesaria la pelea por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la más amplia movilización del pueblo trabajador -derrotando las medidas bonapartistas y a la oposición de derecha- y unplan de emergencia obrero y popular que no se detenga en la barrera de la propiedad privada capitalista para resolver los desequilibrios económicos y la crisis social, un plan que pueda implementarse por medio de la lucha y la más amplia autoorganización.
Juan Valenzuela
Santiago de Chile