Desde el 23 de abril, los obreros de la fábrica metalúrgica Voith Turbo en Baviera están en huelga indefinida contra el cierre de su planta. La lucha se está convirtiendo en un indicador de cuán fuerte será la respuesta de los trabajadores de Alemania a los próximos ataques.
Jueves 21 de mayo de 2020 17:17
En octubre de 2019, la patronal de la fábrica metalúrgica Voith que produce engranajes para turbinas de gas, anunció que cerrarán la planta en Sonthofen en la provincia de Baviera, Alemania, con 500 trabajadores, a pesar de que esta fábrica había alcanzado ventas de 100 millones de euros y un beneficio de 7 millones de euros el año pasado. Parte de la producción se trasladará a otra planta existente para ahorrar costes y consolidar la producción.
Sonthofen fabrica cajas de cambio altamente especializadas, entre otras cosas para las centrales eléctricas de gas. Hasta 1989 la planta era parte de la empresa estatal BHS. Luego fue privatizada gradualmente. Desde 2007, es propiedad exclusiva de Voith.
La familia Voith, propietaria de la empresa, es una de las familias más ricas de Alemania. Sus activos ascienden a unos 2.300 millones de euros. Eso sería teóricamente suficiente para pagar los salarios de los empleados por otros 100 años. Pero en cambio, quieren aumentar aún más la rentabilidad de su empresa a expensas de los trabajadores.
El cierre, sin embargo, es parte de una ola de despidos y cierres de plantas anunciados en la industria del sur de Alemania. Esto comenzó ya en 2019 -mucho antes de la crisis del coronavirus- en Osram, Michelin y BMW, entre otros.
Con la actual caída de la economía mundial, así como de las exportaciones alemanas, esta tendencia se intensificará en los próximos meses. Ya hay 10 millones de personas en Alemania que trabajan a jornada reducida. Esto significa que no trabajan en absoluto o sólo a tiempo parcial y reciben salarios más bajos.
En estas circunstancias, el 98% de los trabajadores de Voith en Sonthofen votó ir la huelga ilimitada el pasado 23/4. Quieren defender su trabajo. Es una señal valiente en la lucha contra la arbitrariedad de la gestión de la empresa. Especialmente en Alemania, donde en los últimos años no ha habido una gran tradición de lucha contra el cierre de fábricas. Por esto, puede convertirse en un ejemplo para los trabajadores de todo el país, que se ven amenazados por los despidos y suspensiones.
Una solución a favor de los trabajadores y no de los intereses de los empresarios
La gestión de la empresa sigue insistiendo en no mantener ni vender la planta. Quiere cerrar a toda costa y explotar los conocimientos especiales, patentes y demás. Pero si se quiere renunciar a una planta que funciona bien, ¿no deberían los propios trabajadores hacerse cargo de la planta y así salvar sus puestos de trabajo?
En lugar de someterse constantemente a los intereses de los propietarios privados, los obreros podían controlar la planta ellos mismos. El Estado, que ya era dueño de la fábrica bajo el nombre de BHS hasta 1989, podría volver a tomarla y los 500 trabajadores podrían continuar produciendo bajo su propia gestión.
Si los trabajadores combinan su fuerte huelga con una campaña de nacionalización bajo control obrero, esta perspectiva podría hacerse realidad. Deberían dejarlo claro: Si el ministro de Trabajo de Baviera, Hubert Aiwanger, realmente quiere "salvar el mayor número de puestos de trabajo posible", entonces su ministerio debería apoyar la nacionalización de la planta por el Estado de Baviera.
Y como la familia Voith quiere cerrar la fábrica sólo para obtener beneficios, no hay ninguna razón para indemnizarlos por la nacionalización. Así que ni siquiera tendría que costarle nada al Estado. El lema debería ser sería: ¡expropiación sin indemnización y nacionalización bajo control de los trabajadores!
También se podría examinar si es posible utilizar los talleres y las máquinas para la producción de equipos médicos. Esto podría resolver la dependencia de la fábrica de los canales de distribución de Voith y contribuir a la lucha contra la pandemia mundial del coronavirus.
Solidaridad hasta el triunfo
Como la prevención ante el cierre de una planta no está legalmente reconocido como motivo de huelga en Alemania, la exigencia oficial del sindicato IG Metall es que haya un plan social. Este plan social significaría una mayor indemnización por despido y otras medidas como una "sociedad de rescate" para los trabajadores despedidos. Sin embargo, los trabajadores no tienen ningún interés objetivo en la indemnización por despido, sino en mantener sus puestos de trabajo.
En esta situación es necesario que los huelguistas y su sindicato levanten ofensivamente la demanda de nacionalización de la planta al Gobierno de Baviera. Desafortunadamente, la burocracia sindical del IG Metall parece aceptar por ahora el cierre de la planta en lugar de luchar constantemente por su preservación. Hay incluso otras dos plantas de Voith más pequeñas en otras provincias que también deberían ser cerradas. Hasta ahora no se ha llamado a estas ni a otras plantas que hagan una huelga conjunta para preservar los puestos de trabajo.
Los políticos locales de los partidos reformistas como el Partido Socialdemócrata (SPD) y Die Linke declaran verbalmente su solidaridad con la huelga, pero no tienen nada que ofrecer más que apelar a la empresa. Quieren ejercer presión rechazando la ayuda estatal de Voith en la crisis del coronavirus -pero la empresa no depende de eso de todos modos.
En lugar de eso, los trabajadores necesitan una amplia campaña de solidaridad de los sindicatos, otras fábricas, hospitales, escuelas, universidades y organizaciones políticas y sociales. Especialmente en Alemania, la huelga de Voith debe ser apoyada como un ejemplo importante de la lucha contra los despidos. Pero la solidaridad internacional también puede ayudar a ganar esta lucha.
Este jueves, Raúl Godoy de la cerámica autogestionada Zanon y otros trabajadores militantes de Argentina enviaron saludos a los huelguistas de Voith.
El alcance de la crisis y los cierres de fábricas en Alemania está aún muy lejos de la crisis de Argentina en 2001, cuando Zanon y otras fábricas fueron ocupadas. Pero si no quiere perderlo todo, la clase obrera de Alemania debe tomar hoy el ejemplo de esas luchas.
Desde nuestro sitio hermano Klasse Gegen Klasse en Alemania que está impulsado por la Organización Internacionalista Revolucionaria (RIO por sus siglas en alemán), estamos siguiendo y apoyando la lucha en Voith desde el principio, y hemos lanzado una amplia campaña de solidaridad y por la nacionalización bajo control obrero de la planta.
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