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Red Internacional
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Memoria, verdad y justicia. Un nuevo aniversario de la noche del apagón de Ledesma

Se cumple un nuevo aniversario de la noche del Apagón de Ledesma, esta vez en el contexto de la lucha que trabajadores, estudiantes y comunidades originarias en Jujuy vienen llevando adelante contra el gobierno de Gerardo Morales, enfrentando al régimen antidemocrático de la provincia y la complicidad del PJ. El reclamo por memoria, verdad y justicia, sigue vigente.

Jueves 20 de julio de 2023 00:00

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El pueblo jujeño lleva más de un mes enfrentando la represión, las detenciones y la persecución del gobierno mostrando un camino de solidaridad y lucha en las calles. El mejor homenaje a quienes la dictadura, con la complicidad de las empresas, intentaron silenciar.

Aquella noche del 27 de julio de 1976 se cortó la luz en el departamento de Ledesma, fue el primer corte de energía eléctrica a la medianoche en forma simultánea. El ingenio azucarero, estaba ubicado en Libertador General San Martín, en las localidades de Calilegua y El Talar, en la provincia de Jujuy. En un primer momento los habitantes y trabajadores pensaron que se trataba de un desperfecto energético, pero con la oscuridad llegó el terror: “Cuando nos pararon nos rodearon inmediatamente. A mí me toman de un brazo y del otro, nos tiraron al piso, nos empezaron a atar las manos a mi hermana y a mí. Mi hermana gritaba, lloraba, estaba con un ataque de nervios. Nos llevaron en los camiones de Ledesma. De la comisaría de Calilegua nos llevan a todos los detenidos a la gendarmería del Ingenio Ledesma”, aseguró Hilda Figueroa, ex detenida.

Este hecho dio inicio a una brutal represión, a partir de allí el Ejército, la Policía provincial, la Policía Federal, los gendarmes y capataces del Ingenio comenzaron a allanar, a saquear viviendas. Desplegaron un operativo intimidatorio en conjunto con la participación directa de la empresa Ledesma, los cortes de energía eléctrica fueron desde las 22 horas hasta el amanecer.

A los trabajadores los sacaban de sus casas y los llevaban a la jefatura de policía donde les quitaban sus documentos, recibían un número y la orden de olvidarse de su nombre, después pasaban por la comisaría de Libertador Gral. San Martín, otros eran liberados o puestos a disposición del Poder Ejecutivo. A quienes quedaron hechos pedazo, luego de la tortura, los abandonaron en las cercanías del hospital de Jujuy. “Con los diez días de tortura que he tenido, sentí morir, por los gritos de tortura y todo, a varios estudiantes que eran de Tucumán”, afirmó Eublogia Garnica, ex detenida.

Finalmente, los trasladaban a Guerrero un Centro Clandestino de Detención, era una ex hostería ubicada aledaña al camino que va a Termas de Reyes. “Acá vos viste es así, acá el que manda es el patrón, vimos los camiones tráiler de Ledesma, actuaban con total impunidad, acorralaban a la gente y se la llevaban, después la arrastraban a la base de gendarmería, ahí adentro donde estaba el ingenio”, sostuvo Hilda Figueroa.

Más de 400 trabajadores del Ingenio, estudiantes, profesionales, militantes, dirigentes sindicales, obreros, fueron secuestrados, trasladados en un primer momento a distintos galpones de mantenimiento del lugar, que en esa época pertenecían a las fuerzas de seguridad, allí fueron torturados. Muy pocos fueron liberados, el resto continuaron padeciendo tormentos en comisarías, cuarteles militares y cárceles de distintas provincias. “Yo abrí la cortina de la ventana, y pude ver el desplazamiento de policías y de gendarmes con uniforme con casco de soldado de combate. Recuerdo cuando tocaron la puerta, mi marido estaba en pijama, ’me llevan, avisá a un abogado, yo supongo que me largarán porque yo no hice nada’ dijo, la cuadra estaba rodeada de policías y militares, lo cargaron en un camión de gendarmería, encendí la radio y escuché que había un golpe de Estado” , contó Olga Marqués, recordando cuando detuvieron a su marido Luis Aredez, que era médico del Ingenio.

La empresa “Ledesma SAAI” tenía el control poblacional de los habitantes de Libertador Gral. San Martín, más allá del ámbito laboral. El hospital, los almacenes, la farmacia, el club deportivo, el cementerio, entre otros pertenecían a la empresa. Los directivos de Ledesma perteneciente a la familia Blaquier, fueron los encargados de entregarles a los integrantes de las Fuerzas Represivas el listado del personal, las famosas listas negras de los que se oponían a la explotación laboral en el Ingenio. También aportaron sus camiones para el secuestro de cientos de obreros y estudiantes. “Nosotros no lo podíamos localizar, íbamos de un lado a otro, pero después alguien nos dijo que estaba en el campo de Guerrero, que era un centro clandestino y nosotros no sabíamos”, aseguró Olga Marqués.

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La vinculación entre el Ingenio Ledesma y el accionar del aparato represivo fue denunciada por numerosos testigos y no se limitó solamente a facilitar los cortes de luz para que el operativo quedara en la sombra. “Esa noche mi hijo había salido del trabajo a las siete de la tarde, yo estaba cuidando a mis dos hijos más chicos, cuando golpearon la puerta. Decían que si no salía iban a voltear la puerta, entonces salí yo, nos cargaron y nos llevaron nomás. Ahí me encontré con otras personas vecinos detenidos. En el Ingenio me vendaron los ojos pero pude ver unos camiones en hilera preparados para salir, eran del Ingenio Ledesma” aseguró Eublogia Garnica.

“Me trasladaron a un pozo, nunca supe ni cuánto tiempo estuve. Cuando me sacan me trompean de tal manera que me desmayo, y me encuentro en un lugar totalmente vendado los ojos, con las manos atadas. Llegó un momento que empecé a pensar que estaba muerto”, aseguró Hugo Condori, sobreviviente ex militante del sindicato de azucareros.

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Así como la empresa Ledesma cedió sus vehículos y colaboró estrechamente con los gendarmes para secuestrar, otras grandes firmas, algunas pertenecientes a monopolios internacionales, ponen en manos de los verdugos a trabajadores de sus propias plantas, la dictadura quedó oficialmente ligada a los dueños del país.

El Ingenio más grande

Ledesma es el Ingenio más grande de Latinoamérica, ha diversificado su estrategia empresaria desde el azúcar hasta el alcohol y los comestibles, incluyendo un rol definitorio en el campo de la producción del papel. Los Blaquier fueron sus fundadores y principales accionistas, son los terratenientes más grandes de la provincia de Jujuy. Con cientos de hectáreas de tierras y un activo de más de 500 millones de dólares, se ubican dentro de los grupos de mayor facturación del país. “Nunca hubo una actitud terrorista de nuestra parte como decían, pero la empresa nunca quiso darle los beneficios que reclamábamos los trabajadores, como correspondía”, sostuvo Hugo Condori.

La cosecha de zafra fue realizada por esclavos en épocas pasadas, los zafreros trabajaban en un sistema feudal, a destajo, para sobrevivir. Todos ellos son descendientes de indígenas. Hoy las migraciones obligadas de los indígenas, los trabajadores golondrinas, dejan en claro que lo del trabajo esclavo se repite, una especie de esclavitud moderna trabajando más de doce horas, cobrando sueldos muy bajos, sin derechos de ninguna clase, como si el azúcar continuara reclamando a través de los siglos la libertad de los hombres.

Diferentes organizaciones de derechos humanos realizaron presentaciones ante la justicia para que los responsables de los secuestros y desapariciones sean juzgados. Aun 33 trabajadores del ingenio Ledesma continúan desaparecidos.

Un fallo de la Cámara Federal de Casación Penal, impidió que Blaquier vaya a juicio oral, en marzo del 2015, de la mano de los jueces Gustavo Hornos, Juan Carlos Germignani y Eduardo Riggi que aceptaron un recurso presentado por la defensa de los Blaquier-Ledesma, que impidió que la causa sea llevada a juicio oral.

La complicidad de todos los gobiernos lo eximió de dar cuentas a la justicia hasta el último día de su vida, falleció el año pasado. El Juicio que se realizó en diciembre del año pasado, que incluyó los delitos de lesa humanidad en la Noche del Apagón dictaminó la condena de 19 represores por casi 300 casos de secuestros, torturas, violaciones y homicidios.

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Un mito del pueblo

Existe un mito sobre el "Familiar". Antes de cada cosecha un aparecido, un fantasmagórico familiar de los dueños del Ingenio, mata de noche a un trabajador. Se lo lleva y lo entierra en la oscuridad. Un fantasma familiar que entrega un zafrero a la tierra, para que la cosecha sea buena, habla de un demonio que a cambio de la prosperidad de la fábrica exigía a los patrones la sangre de uno o más trabajadores indígenas o criollos. Casualmente, aquellos que desaparecían eran quienes cuestionaban el sistema de explotación extrema al cual eran sometidos.

Es una creencia muy fuerte del pueblo, dominada por el miedo, se cree que el Familiar desaparece hombres y mujeres que trabajan en la zafra, en la cosecha de caña de azúcar, son los que tuvieron el coraje de protestar ante las injusticias laborales. Dicen que cuando aparece el Familiar, los perros ladran bien fuerte.
La noche del 20 de Julio del 76’ y durante esa semana, en los apagones de Ledesma, ocurridos en Libertador Gral. San Martin, Calilegua y El Talar, también ladraron los perros, pero no fue un perro diabólico, ese que nos cuentan en el pueblo, o ese que me contó mi abuelo y padre, zafreros ambos. El Familiar son los Blaquier. Mi padre fue jornalero, zafrero cuando era joven, me contó que el Familiar fue una creación de los dueños del Ingenio para mantenerlos calladitos, sin cuestionar nada al patrón, y para que sean bien católicos también, para que tengan miedo los obreros. Mi padre es una fuente enorme de datos para apoyar la lucha de los que menos tienen.

*La versión original de este artículo fue publicado en el 45° aniversario de la "noche del apagón de Ledesma", en julio de 2021.