A 46 años de la histórica derrota del ejército norteamericano en Vietnam, analizamos los antecedentes de la guerra, la intervención de los trotskistas, las manifestaciones antibélicas y de la victoria vietnamita.
Daniel Lencina @dani.lenci
Viernes 30 de abril de 2021 00:00
Antecedentes: 1930 – 1945
La heroica lucha del pueblo en Indochina (Vietnam) por su liberación nacional es en primer lugar una lucha contra el colonialismo francés. Desde inicios de los ’30 hasta la insurrección de 1945, las luchas de las masas vietnamitas incluyeron huelgas obreras, rebeliones campesinas, control obrero, e incluso una breve experiencia de armamento y organismos de poder obrero regional. La independencia nacional, las libertades democráticas y la tierra para el campesino son las fuerzas motrices del proceso revolucionario a lo largo de todo el período.
En 1930-1931 estalla la revuelta nacionalista de la guarnición de Yen Bay, que termina en una masacre a causa del bombardeo del imperialismo francés (pero continúan las revueltas campesinas). El Partido Comunista Indochino (PCI) se funda impulsando estos levantamientos (como parte de la política ultraizquierdista del “tercer período” de la Internacional Comunista).
La relativa industrialización de la colonia, debido a las necesidades de la metrópoli, permite el surgimiento del movimiento obrero y junto a la opresión policial ejercida durante años por Francia, se sentarán las bases para el surgimiento de la Oposición de Izquierda. [1]-
Entre los años 1936 y 1937, las tomas de fábricas y la agitación obrera en Francia influyen en Vietnam y nacen, como vanguardia de las huelgas obreras, los Comités de Acción impulsados por los trotskistas. Estos se multiplican rápidamente en todo el sur y expresan lo más temido, no sólo de la burguesía sino también del estalinismo: el doble poder.
El PCI termina de consolidar su giro hacia una mayor subordinación a la política del Kremlin, lo que obliga a los estalinistas a perseguir a los trotskistas y lanzan la campaña que son “agentes del fascismo” (calumnia que cambiarían por la de “agentes de los yanquis” cuando se firme el pacto Hitler-Stalin en 1939).
El fin de la II Guerra Mundial abre un nuevo ascenso de masas
En 1945 la derrota de Japón a manos de los Aliados deja un vacío de poder, creado por su retirada y desata la insurrección de masas que se levantan en toda la región. Los trotskistas, aunque debilitados por años de represión, tendrán una destacada participación en este ascenso. El saldo tras la II Guerra Mundial que tuvo que pagar el pueblo vietnamita fue el espantoso costo de más de 2 millones de muertos por hambrunas.
Por su parte el Vietminh (el PCI encubierto) había adquirido una influencia creciente entre los campesinos desesperados por el hambre y la doble dominación de los años de la guerra. La guerrilla impulsada por el estalinismo, que había ido ganando posiciones en las montañas del norte, toma el poder en Hanoi, estableciendo un gobierno provisional bajo la presidencia de Ho Chi Minh. Dos días después más de un millón de personas se manifiestan en las calles de Saigón y comienzan a multiplicarse los comités populares. El Vietminh, desconociendo estos comités, instaura un gobierno de colaboración de clases que deja intacto los principales resortes del aparato estatal. Pero las tropas del Kuomintang chino ocupan el norte en septiembre y las británicas entran a Saigón con el objeto de reestablecer la vieja administración francesa.
Ho Chi Minh negocia con los Aliados el reingreso de las tropas francesas en el norte para lograr la retirada del ejército chino y una semiautonomía como parte de una Federación Francesa. En Cochinchina, negocia una tregua con los franceses y ordena el desarme de toda organización que no pertenezca al gobierno. Saigón se levanta contra la invasión imperialista y, bajo el impulso de los trotskistas, los comités populares y las milicias obreras reclaman armas al Vietminh. Los campesinos intentan expropiar a los terratenientes. Los trotskistas llaman a luchar por la liberación nacional y por un gobierno obrero y popular. Pero el Vietmnih aborta el desarrollo de los organismos de doble poder en pos de la alianza con los nacionalistas burgueses, impide las expropiaciones en el campo, destruyendo la alianza obrera y campesina que habían comenzado a forjar los trotskistas. A su vez impide la resistencia armada y llama a las masas a lograr la independencia confiando en las negociaciones con el imperialismo francés y los Aliados, abandona el poder y permite la reocupación francesa.
Así, la heroica resistencia que duró varios días en las calles y suburbios de Saigón fue quebrada y el mismo “Ejército Popular” del Vietminh comienza una persecución feroz contra la vanguardia y los trotskistas que habían recobrado gran influencia sobre ésta. El Vietminh es el responsable del desvío y el retroceso del proceso revolucionario. El asesinato de los líderes trotskistas (que continuará hasta los años ’50), entre ellos el gran dirigente Ta Thu Thau, y la liquidación de la vanguardia obrera organizada en los comités obreros, fue una decisión planificada por los estalinistas para evitar que el proceso revolucionario excediera los límites de la propiedad privada y arruinara su alianza con la burguesía nacional y los imperialismos “democráticos”.
La insurrección de agosto del ’45 se produce mientras las potencias aliadas junto a Stalin, se encontraban abocadas a consolidar la derrota del Eje, frenar y derrotar los procesos revolucionarios y dividirse el mundo en zonas de influencia.
Para la culminación de este periodo “las primeras declaraciones del nuevo régimen nacionalista del Vietminh” fueron siniestras y estaban dirigidas contra los trotskistas: `Aquellos que inciten al pueblo a tomar las armas serán considerados como saboteadores y provocadores, enemigos de la independencia nacional. Nuestras libertades democráticas serán garantizadas por los Aliados democráticos.´ […] Algunos meses después (julio de 1946), Ho Chi Minh estaba muy ocupado en Francia abrazándose con los generales franceses repletos de condecoraciones.
Francia y el Vietminh firmaron un acuerdo por el cual Francia reconocía al gobierno de la República Democrática de Vietnam como una parte semiautónoma de la Unión Francesa, sólo en la zona norte del país y por un breve período. Esta fue la segunda gran traición a la revolución ya que se permitía a Francia apostar tropas en Hanoi desde donde bombardeó el puerto de Haiphon y empujó al Vietminh al interior del país. Allí comienza una prolongada guerra de guerrillas contra Francia. Los EEUU se involucran contra la revolución y comenzaron a proveer asistencia militar a Francia. Pero los vietnamitas vencieron a Francia durante esta guerra de ocho años que culminó en 1954.
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Los Acuerdos de Ginebra, que implicaron una serie de concesiones formales al gobierno de Vietnam, con las maniobras de los Estados Unidos, transformaron el completo triunfo de los vietnamitas sobre Francia en una derrota para sí mismos. Esto le permitió a los EEUU ganar tiempo y territorio en su provecho, para obtener apoyo en el sur del país, e ir constituyendo una base social para un gobierno reaccionario.
La guerra de EEUU contra el pueblo vietnamita movilizó tal cantidad de hombres, de suministros y pertrechos, como nunca antes por parte del estado más rico y poderoso militarmente del mundo contra una pequeña nación, empobrecida y desgarrada.
De la ofensiva norteamericana a una derrota histórica
Por el año 1959, los soldados norteamericanos considerados “asesores” del ejército sudvietnamita, fueron enviados a Vietnam, y en respuesta la República Democrática de Vietnam, establecida en el norte, comenzó a otorgar ayuda al movimiento de resistencia en el sur. En 1960, se formó el Frente de Liberación Nacional.
Con el correr de los años se desataría en su frente interno de batalla en los EEUU: el movimiento antiguerra.
En 1969, Vietnam del Norte fue golpeada cada mes con bombas, con una fuerza explosiva total equivalente a dos bombas atómicas. A finales de 1972 habían arrojado 6.300.000 toneladas de bombas. Las preferidas eran las de napalm que “es un gel pegajoso altamente inflamable […] El Servicio de Guerra Química desarrollo el napalm durante la Segunda Guerra Mundial con dos propósitos. Primero, como éste se adhiere a las ropas y a la carne y sigue quemando hasta el hueso, era un arma efectiva en el campo de batalla. En segundo lugar […] se usó para el denominado “bombardeo estratégico”, es decir, el intento de destruir ciudades, junto con sus habitantes, desde el aire.” [2] También arrojaron agentes químicos para envenenar el agua potable y las cosechas.
Todo esto animó en el propio EEUU la confluencia de dos movimientos: el de la población negra por los derechos civiles –que incluyó momentos de guerrilla urbana dirigido por las “Panteras Negras”- y su confluencia con la juventud estudiantil, en su mayoría proveniente de la clase obrera; como vemos, fue una combinación explosiva contra la guerra.
El movimiento va escalando en sus niveles de maduración política y violencia. Si no confluyó con el movimiento obrero fue por acción de la burocracia sindical norteamericana, lo que hubiera dado un golpe mortal al imperialismo. Pero la evolución del movimiento fue creciendo cuando los propios organizadores esperaban, quizás, algunos miles. “Durante todo 1965: 15.000 personas marcharon sobre Berkeley el 15 de octubre, 20.000 marcharon en Manhattan el mismo día, y 25.000 personas marcharon nuevamente en Washington […] la movilización de abril de 1967 en Nueva York, que congregó 300.000 y 500.000 personas o entre el millón o mas de personas que convergieron sobre Washington en noviembre de 1969 y otra vez en la primavera de 1971.” En 1969 “millones de norteamericanos –como mínimo 10 veces más que el medio millón de hombres estacionados por entonces en Indochina- se movilizaron contra la guerra.” [3]
El movimiento fue tan profundo que tuvo eco entre las propias tropas, por ejemplo entre los portaaviones, donde se produjeron actos de sabotaje, estropeando los motores y dañando toda la maquinaria. En el mismo campo de batalla, el coronel Robert D. Hein Jr., escribió un artículo titulado "El colapso de las Fuerzas Armadas” donde da cuenta de que “nuestro ejército que permanece en Vietnam está en un estado de colapso inminente, con unidades individuales evitando o rehusando el combate, matando a sus oficiales y suboficiales, completamente drogados, desalentados cuando no al borde del amotinamiento” [4]. El final se acercaba y la derrota histórica fue irreversible.
La guerra de los Estados Unidos contra el pueblo vietnamita se extendió por quince años de la mano del gral. Vo Nguyen Giap quien afirmaba que su línea estratégica era una “resistencia prolongada” para desgastar al enemigo e ir así modificando la relación de fuerzas a su favor. Hacia el final, en 1975, los vietnamitas habían triunfado y derrotado al estado más poderoso de todos los tiempos, a un costo de más de cuatro millones de muertos, millones de heridos, dejando un país envenenado, y económicamente destruido. Los EEUU perdieron cerca de 58 mil vidas, centenares de miles de heridos, y como mínimo medio millón de veteranos de Vietnam quienes padecieron los efectos del trauma psicológico de la posguerra, intoxicación química y miles de encarcelados.
Se sentaba un gran precedente para los obreros y pueblos oprimidos: el policía del mundo ya no era invencible, y se abrían nuevas posibilidades de transformar el mundo y derrotar al imperialismo que tuvo su primer preinfarto.
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[1] En 1931 los oposicionistas fundan el Ta Doi Lap (IV Internacional). En 1933 se funda, bajo la dirección de Ta Thu Thau, el grupo La Lutte, un frente único con el PCI que presenta candidaturas electorales y publica un periódico del mismo nombre. Otro grupo formado por militantes oposicionistas que rompen con el PCI, llamado Octubre, luego continuará con el nombre de LCI. Ngo Van fue uno de sus dirigentes. Los dos grupos tenían importantes diferencias entre sí, especialmente con relación a las políticas de frente único.
[2] Franklin, H. Bruce Vietnam y las fantasías norteamericanas. Ed. Final Abierto, Bs. As. 2008, págs. 150-151.
[3] Idem., pág. 117.
[4] Carole Seligman “Lecciones del movimiento contra la guerra de Vietnam", traducción inédita al español realizada por el CEIP LT de Socialist Viewpoint, enero de 2002, volumen 2, N° 1. Disponible en www.ceipleontrotsky.org
Daniel Lencina
Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.