Desde hace décadas ya que a la juventud nos han prometido desde la Unión Europea un futuro de paz, libertad, vida estable… pero este relato cada vez se sostiene menos oyendo los tambores de guerra, viendo los precios de la vivienda y sintiendo las manos vacías por los salarios de miseria.
Viernes 3 de mayo
La juventud en Europa tenemos cada vez más difícil y lejos nuestra emancipación, situándose de media en los 26.4 años según el último censo que se hizo en 2022. En el Estado Español la edad media se encuentra en los 30 años, la más tardía se encuentra en Croacia con 33 años y la más temprana en Finlandia, donde coincidentemente se encuentra uno de los salarios medios más altos de Europa. Esto no tiene que ver con las diferentes culturas que conviven en el continente sino con una situación de precariedad cada vez más profunda.
Esto tiene que ver por una parte con los porcentajes de desempleo juvenil que no parece que se vaya a solucionar pronto con la profundización de la crisis capitalista. En Europa la media de desempleo juvenil es del 13.8% siendo la más baja Alemania con un 5.7% pero las más altas las de los países de Europa del este y los P.I.G.S. con España a la cabeza con un 26.8% seguido de Estonia (23.5%) y Grecia (22.5%)
Al problema del desempleo debemos sumarle lo que deben dedicar los jóvenes a la vivienda con los sueldos cada vez más devaluados por la inflación que se acrecienta mes tras mes para poder mantener las ganancias de los grandes capitalistas que deciden reinvertir en toda una política guerrerista donde ven un gran negocio mientras la clase trabajadora vemos un futuro cada vez más turbio y desesperanzador.
La gran cadena de la clase trabajadora europea es la vivienda
Como venía estudiando en el Estado Español en últimos artículos, la vivienda supone uno de los centros de gravedad de los problemas de los trabajadores actualmente, esto es un problema extrapolable a toda Europa.
El 9.9% de los hogares en Europa (tomando desde los 15 años hasta los 29) dedican más del 40% de la renta a su propia vivienda, en España el porcentaje es ese mismo. Pero hay en lugares del continente como Grecia o Dinamarca donde llega a ser un 28% de la población trabajadora la que dedica más del 40% a su alquiler. Lo más grave es que un 14% de los hogares en Europa dedican al alquiler más de sus ingresos. Es decir, ese ideal de no dedicar más del 30% de nuestros salarios a la vivienda resulta ya una idea lejana a la mayoría de los hogares trabajadores.
Emancipación, significa que un joven abandona el hogar de sus padres, pero esto no es sinónimo de independencia. Según los últimos datos disponibles correspondientes a 2020, casi el 28 % de los jóvenes (de entre 15 y 29 años) de la UE vivían en alojamientos hacinados. Esta cifra aumentó un 1,5 % en comparación con el año anterior.
Esto tiene relación directa con los alquileres y, sobre todo, quienes son los propietarios. En Madrid, por ejemplo, hay más de 13.000 Airbnb 400 de ellos son de una única entidad financiera, este ejemplo se extiende a gran parte de Europa con decenas de miles de estos alquileres turísticos poblando la mayoría de las capitales del continente. La mayoría de ellos concentrados en fondos buitre o entidades financieras que se nutren como sanguijuelas de nuestro trabajo.
Los precios medios de alquileres en Europa (2022) se sitúan en los 827.5€ mientras que el salario medio se encuentra en los 2194€ superando el 30%, eso sin contar con datos como el salario mediano, mucho más fiable, o la brecha salarial de género, consideraciones sobre la población migrante, LGTB…
El alquiler medio más alto se encuentra en Irlanda de 1893€ con un sueldo medio de 4992€ (entre los cinco más altos de Europa), en este país se destinaría de media un 37% del salario al alquiler. Mientras que el alquiler más bajo lo encontramos en Macedonia con 273€ con un sueldo medio de aproximadamente 375€ dedicando más del 70% del salario de media. Primera conclusión, el 30% de destinación salarial a la vivienda no se cumple en prácticamente ningún país de la Unión Europea.
Teniendo en cuenta que en Alemania más del 50% de las personas viven de alquiler, estando a la cabeza de Europa en este sentido seguido de Austria (45%), Dinamarca (40%), Francia (35%) y Suecia (35%); es evidente que el problema del alquiler es uno de los más importantes ante la nueva coyuntura actual.
Pero el problema de la vivienda no se limita al alquiler, la venta de la vivienda también está lleno de problemas para la clase trabajadora.
El metro cuadrado en Europa crece sin parar y se sitúa en más de 2.000€ estando el metro cuadrado más alto en Mónaco con 5.000€ y el más bajo en Moldavia con 965€, estando el Estado Español en 4.978€. Teniendo en cuenta esto y que la media de metros cuadrados necesarios para la vida digna de una familia nuclear es de 120 m² vemos que en España ese tipo de vivienda roza los 600.000€, en Alemania supera los 700.000€ y en Francia llega a los 1.5 millones de euros.
Si se pidiese una hipoteca para el sueldo medio de estos países ajustándose al 30% de inversión del salario en vivienda para tener una vida digna los resultados son aterradores. En Moldavia donde el precio del m² era tan bajo para una vivienda de 120m² una persona con su salario medio (527€) tardaría 61 años en pagar la hipoteca. En España bajo las mismas condiciones (30% salario medio-precio medio 120m²) serían 91 años, en Francia 161 años, en Reino Unido 179 años…
La vivienda se convierte no en un derecho fundamental de cualquier persona sino en un negocio para los grandes capitalistas y banqueros de la Europa fortaleza que con los beneficios se dedican a rearmar a los países imperialistas para disputarse sus posiciones y defender sus negocios a escala internacional. Pero también para poder ser capaces de enfrentar las inevitables respuestas del proletariado y la juventud en el propio centro imperialista como estamos viendo en las acampadas que se levantan en decenas de países en solidaridad con el pueblo palestino y que son duramente reprimidas en países como EE.UU. donde se han detenido a más de 2.000 estudiantes y trabajadores de universidades.
Es evidente que el acceso a la vivienda solo puede conquistarse con la lucha de los sectores explotados y oprimidos autoorganizados peleando por un programa que arranque las viviendas vacías de las manos de los grandes tenedores que especulan; que pelee por la creación de un parque público de vivienda a costa de impuestos a grandes fortunas y empresas; que condone hipotecas a las familias trabajadoras de rentas bajas y que pelee por subir radicalmente los salarios. Ningún partido de los regímenes europeos, ni tan siquiera aquellos que se autoproclaman como progresistas o reformistas, preparan un programa para hacer frente al problema de la vivienda hasta el final, más allá de medidas cosméticas como vimos en el Estado español al calor del debate sobre la Ley de vivienda impulsada por el Gobierno PSOE-UP. En la segunda parte del artículo destacaré algunas medidas que plantean este tipo de partidos y una alternativa a estas medidas cosméticas.