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Red Internacional
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Rock. 20 años del álbum De-Loused in The Comatorium de The Mars Volta

El 24 de junio de 2003 fue publicado uno de los álbumes emblemáticos del rock experimental; se trata del "De-Loused in the Comatorium" de la banda The Mars Volta, material conceptual que relata el viaje hacia la muerte de un joven adicto a las drogas.

Miércoles 19 de julio de 2023

El álbum ─con el que los “Volta” debutaron─ se basa en una historia ideada por el vocalista de la banda, Cedric Bixler-Zavala y un amigo suyo, Jeremy Michael Ward ─ingeniero de sonido que participó en la producción del álbum-, que cuenta el relato de la etapa final en la vida de un hombre llamado Cerpin Taxt, en la cual busca suicidarse a través de una sobredosis de heroína.

Cerpin no logra su cometido, pero termina en un coma de siete días en los que experimenta sueños ─o pesadillas- de aventuras delirantes a través de lugares extraños junto a personajes bizarros que lo acompañan en reflexiones sobre su propia vida y la existencia humana, con juicios morales cargados de morbosas y martirizantes burlas super-yo-icas.

Al despertar del coma, tras una semana, Cerpin regresa al mundo real, pero la vida le parece aún más insoportable y desagradable que antes, por lo que decide emprender su viaje final, ahora sí, hacia la muerte, saltando desde un edificio.

Esta historia no fue una ocurrencia de Zavala y Ward; está inspirada en un amigo de ellos llamado Julio Venegas, artista chicano de El Paso, Texas ─ciudad de origen de The Mars Volta─, que era adicto a las drogas y tenía tendencias suicidas.

El final de la vida de Venegas es idéntico al del personaje creado a partir de su vida, con la particularidad de que Julio, tras despertar de un coma inducido debido al consumo excesivo de morfina ─otra droga opioide, al igual que la heroína─, se lanzó hacia la muerte brincando de un puente cerca de la frontera con Ciudad Juárez.

Un viaje, perdido en el “Comatorium”

Es posible distinguir en la totalidad del material sonoro las etapas del peculiar viaje de droga de Cerpin. Comienza con la canción “Son et Luminere” que apertura el periplo hacia la muerte del protagonista, aludiendo a ese momento en que el consumidor toma la decisión de introducir la sustancia en su cuerpo.

En seguida encontramos la pieza titulada “Inertiatic ESP” (abreviación de la extraña frase “ectopic shapshifting penance-propulsion” cuya traducción al español sería “penitencia de propulsión cambiante de forma ectópica”) que podríamos identificar como la etapa de preparación del químico que Cerpin se introducirá vía intravenosa; posteriormente nos encontramos con “Roulette Dares (The Haunt Of)”, canción que nos remite al momento mismo del arponazo, que es la ejecución de la conclusión del ritual preparatorio al consumo.

De ahí se da paso a “Tira Me a las Arañas”, una breve canción que, dentro de la fenomenología del consumo, podríamos identificar como el primer efecto del “phármakon”, consistente en un episodio de paz, un instante de calma que se desvanece con un sutil subidón de sintetizadores que anteceden a la vorágine de sensaciones que invadirán el cuerpo de Taxt; a partir de aquí, dentro de la historia que nos relata el álbum, no hay vuelta atrás, el viaje propiamente de la droga ha iniciado.

Luego de ella entra bruscamente la canción “Drunkship of lanterns” ─traducida como borrachera de linternas- que se caracteriza por un espiral de percusiones, guitarras, bajos, órganos y sintetizadores donde podemos reconocer una clara influencia del jazz latino; en esta pieza musical el protagonista entra en un estado subjetivo de confusión y terror producto de alucinaciones y delirios.

En la siguiente canción, de nombre “Eriatarka”, Cerpin cae en un profundo sueño, donde entra plenamente en un lugar que en el universo del disco se llama Comatorium. La letra describe la experiencia de Cerpin al encontrarse en la parte más profunda de su psique, donde se pregunta por el sentido de su existencia y de la humanidad; se trata ya del viaje a través de un estado de coma inducido por sobredosis de heroína.

Luego pasamos a la pieza “Cicatriz ESP”, donde el viaje del protagonista llega al límite, “he perdido mi camino”, insiste la letra; el periplo a través del desierto de la mente, ya ha durado días en que Cerpin ha explorado el Comatorium y se ha percatado de que es todo un mundo habitado por extraños seres que forman parte de una trama infinita de guerras y hechos abominables; a través de las crueldades de la historia de ese mundo se acentúa en él la idea de que la vida no vale la pena de ser vivida.

El momento del despertar del coma de Taxt llega con la canción “This Aparatus Must Be Unearthed” (Este aparato debe ser desenterrado). El haber sobrevivido y regresado del Comatorium al mundo real, lejos de ser una motivación para Cerpin, refuerza su convicción de morir.

A esta pieza le sigue “Televators”, la única balada del álbum; una canción con sintetizadores que emiten atmosferas de sonidos selváticos acompañados de guitarras acústicas. La letra relata el momento final en la vida de Cerpin; su decisión de morir lanzándose al vacío.

El álbum finaliza con la canción “Take the Veil Cerpin Taxt”. En ella se alude al contexto de la muerte de Cerpin, donde los espectadores callejeros de su suicidio, lejos de tratar de impedirlo antes de que lo cometiera, le tomaron fotografías o de plano lo ignoraron; nadie trató de ayudarlo. Esto último fue la comprobación final de la idea que Cerpin había construido sobre el egoísmo, la crueldad y morbosidad inmersos en la sociedad.

De-Loused in the Comatorium es un álbum plagado de sonidos psicodélicos oscuros que combinan armonías y disonancias, así como vocales agudas que nos remiten al sufrimiento y la melancolía de la enfermedad de la adicción que consiste en la condición trágica de “querer dejar de consumir, pero no poder parar de hacerlo”.

Hijo de una época

Dicen que toda obra artística es hija de la época en que le tocó nacer. ¿En qué época nace el De-Loused? Este álbum ve la luz tres meses y cuatro días después de la invasión estadounidense a Irak (20 de marzo de 2003), la cual se da, a su vez, en el marco de la “Guerra Contra el Terrorismo” yankee, campaña que ya había tenido previamente el episodio de la invasión militar a Afganistán (octubre de 2001), bajo la justificación de “liberar” a dicha nación del régimen islámico radical de los talibanes, los cuales supuestamente ofrecían protección a la organización Al Qaeda, liderada por Osama Bin Laden y quien presuntamente había orquestado el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Desde entonces mucha tinta ha corrido en torno a distintas hipótesis que buscan explicar las causas de los atentados. Lo cierto es que el suceso ha servido de justificación para las intervenciones militares mencionadas anteriormente, las cuales fueron muy redituables para empresas privadas como Dyncorp International (ganaron US$14,400 millones en contratos), Fluor Corporation (asignada con contratos que sumaron US$13,500 millones) y Kellogg Brown Root (beneficiada con contratos por US$3,600 millones), por mencionar solo algunas entre muchas otras.

Destaca Dyncorp como una empresa que proveyó de equipo y entrenó a la Policía Nacional afgana, así como a sus fuerzas antinarcóticos. Cualquiera podría pensar, en un primer momento, que a un año de la ocupación estadounidense de Afganistán y con una inversión tan grande puesta en la “lucha antinarcóticos”, así como el “respaldo” de una empresa privada especializada en entrenamiento policial en el rubro, la producción de drogas disminuiría en el país. Nada más lejos de la realidad.

En 2003, la Organización de las Naciones Unidas, en su documento titulado “Tendencias mundiales de las drogas ilícitas” señaló que la distribución relativa de la producción de opio ilícito de los principales países productores en 2002 fue la siguiente: Afganistán, 76%; Myanmar, 18%; Laos, 2%; Colombia, 1%. El 3% restante procedía de otros países (México, Pakistán, Tailandia, Viet Nam, etc.) que sólo anunciaron una producción marginal.

Es decir, más de tres cuartas partes de la producción mundial del narcótico a partir del cual se produce la heroína y la morfina ─sustancias que jugaron un papel imprescindible tanto para la creación del álbum en cuestión como dentro de la historia que relata-, se dio en Afganistán bajo la ocupación del ejército estadounidense; no hay que olvidar que este último es el país que ha impulsado la “guerra contra las drogas” ─expresión cuyo origen el historiador Oswaldo Zavala lo ubica en septiembre de 1968, de boca de Richard Nixón, durante un evento en Anaheim, California en el marco de su campaña por la presidencia de los EE.UU- en prácticamente todo el mundo, dejando una estela de muerte y destrucción en los países señalados como productores de drogas.

La "guerra contra las drogas" es una política impulsada desde las élites de los países capitalistas, y que reditúa enormemente a empresas de servicios militares privados y venta de armas, así como contratistas de los ejércitos de aquellos países que adoptan políticas policiacas/militares anti-drogas.

Además, bajo ese discurso prohibicionista son llevadas a cabo operaciones militares y paramilitares cuyo verdadero objetivo no es detener la producción y el trasiego de drogas, sino apoderarse de la tierra de comunidades originarias para que empresas extraigan de ellas bienes naturales que de otra forma les sería imposible arrebatarle a sus legítimos propietarios.

La invasión estadounidense de Irak y Afganistán, con la subsecuente elevación tan drástica de la producción de opioides en este último país, así como la fallida guerra contra las drogas en México, son las pruebas más fehaciente de ello.

Como decía Antonio Gramsci, todxs lxs humanos son un humanx-masa, en el sentido de que cada unx de nosotrxs somos el producto de una multiplicidad de entornos sociales y, a su vez, nuestra subjetividad es una construcción histórica que contiene residuos cualitativos de distintos modos de producción; nuestra psique interioriza a nivel ideológico las características del desarrollo desigual y combinado del sistema capitalista en que vivimos: dentro de nosotros hay valores ideológicos tanto progresivos como conservadores.

¿No es acaso el mundo del Comatorium dentro de la mente de Cerpin Taxt, con sus guerras y hechos abominables, análoga a la historia de la humanidad hasta el día de hoy?, ¿No quería acaso Cerpin Taxt liberarse de esos mundos ─el real y el imaginario- que percibía como insoportables a través del consumo de drogas y, al final, con la muerte?

Por cierto, un mes antes de la publicación del álbum, Jeremy Ward, uno de los creadores de la historia de esta obra conceptual, falleció de una sobredosis de heroína.

Desde un punto de vista socialista y revolucionario rechazamos el estado actual de las cosas en el mundo, pero lejos de hundirnos en la melancolía, debemos luchar para transformar radicalmente nuestras condiciones materiales de existencia.