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Red Internacional
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Opinión. AMLO escribirá "Viva Zapata" en su boleta durante la Consulta Popular de este domingo

El presidente mexicano manifestó que está en contra de las dos opciones que presenta la Consulta sobre Revocación de Mandato que tendrá lugar este domingo y lo expresará imprimiendo la leyenda "Viva Zapata" en su boleta. ¿Qué significa este gesto político?

Miércoles 6 de abril de 2022 23:03

En una de sus conferencias matutinas, el mandatario aseguró que en la próxima consulta sobre la revocación de mandato asistiría a la casilla que le corresponde, a un costado del Palacio Nacional, para ejercer su voto, asegurando que no votará por ninguna de las opciones planteadas pero sí participará en la jornada.

Para la consulta que se llevará a cabo el próximo domingo, 10 de abril, aseguró que en su boleta escribirá la leyenda ¡Viva Zapata!, en conmemoración del aniversario luctuoso de este revolucionario.

“El domingo yo voy a votar, de una vez les puedo decir que no puedo votar ni por una cosa ni por otra, pero sí debo ir a votar porque un demócrata tiene que participar siempre cuando se trata de tomar una decisión”, declaró el presidente.

Así mismo, AMLO dijo que en otras ocasiones ha realizado el mismo procedimiento, usando su voto en el 2018, por ejemplo, para reivindicar simbólicamente a Carlos Monsiváis o a Elena Poniatowska.

Esta política de reivindicar personajes o procesos históricos -cómo ahora que el 2022 fue nombrado como el “Año de Ricardo Flores Magón”-, expresa la necesidad del gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” de apelar a las grandes gestas nacionales y sociales de un pasado más o menos remoto, para intentar legitimarse política e ideológicamente al asumirse como su continuidad, en contraposición con el pasado neoliberal más cercano.

Sin embargo, si analizamos el contenido histórico y social de estos procesos, o la vida y obra de sus protagonistas, especialmente de aquellos que -aunque con límites y contradicciones- acaudillaron a los oprimidos y explotados, cabe preguntarse: ¿en qué medida realmente el proyecto de la 4T retoma su legado?

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Revolución social o reforma del régimen

Hay una diferencia abismal entre el proyecto emancipador enarbolado por Zapata y defendido con las armas en la mano por los campesinos del Ejército Libertador del Sur, del que lleva adelante el gobierno de la 4T.

El primero se proponía una transformación radical de las relaciones agrarias imperantes durante el Porfiriato (al menos en el territorio de Morelos), a partir de la expropiación de los grandes terratenientes, para hacer realidad la consigna de que “la tierra es de quien la trabaja” y así devolver ésta a sus legítimos dueños, los campesinos pobres organizados en sus pueblos y comunidades.

Mientras que el proyecto de la 4T no se proponer afectar la propiedad de los grandes empresarios del campo y la ciudad, sino a lo sumo ponerles ciertos límites a sus extraordinarias ganancias ampliando la participación del Estado en algunos rubros (como la industria energética).

En Morelos, el gobierno de la 4T -junto al gobierno estatal- ha impulsado proyectos extractivistas como el Proyecto Integral Morelos (PIM), cuyos principales beneficios serán para los empresarios e inversionistas, quienes pertenecen a una clase social que hace más de 100 años fue expropiada y expulsada de la entidad por los campesinos levantados en armas.

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Del mismo modo, otros proyectos como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, impulsados por el gobierno federal, servirán para la expoliación de recursos y tierras que pertenecían a comunidades indígenas o eran de propiedad ejidal. Lo cual, lejos de detonar el prometido “desarrollo”, solo significará más explotación y miseria para los de abajo.

Esto se parece más a lo que provocaron los primeros proyectos capitalistas llevados adelante por el régimen porfirista, contra los que lucharon Zapata y desde su trinchera el propio Flores Magón, que a una verdadera “transformación”.

Poder comunal vs “democracia participativa”

Algunos de estos proyectos han sido legitimados por consultas amañadas, que supuestamente han sido muestras de “democracia participativa”, como la consulta sobre la revocación de mandato. Donde a lo sumo, los “ciudadanos” podemos cada tanto decir “sí” o “no” a preguntas predeterminadas por las instituciones del régimen, como el INE o la SCJN, pero no tenemos realmente ningún poder de decisión, que sigue en manos de los “poderes fácticos” (políticos y empresarios).

Esto es diametralmente opuesto a la “Comuna de Morelos”, la cual representó un verdadero organismo de democracia directa de pueblos y comunidades, donde estos tomaban sus propias decisiones, para llevar adelante el programa de “Tierra y Libertad” por el que lucharon Zapata y el Ejército Libertador del Sur.

¿Qué transformación necesitamos los de abajo?

Este esquema de apropiación y legitimación de legado histórico por parte del Estado Mexicano, ahora dirigido por el gobierno de la 4T no es nuevo.

El régimen surgido del desvío de la revolución mexicana, a partir de la derrota de los ejércitos campesinos de Zapata y Villa, lo cual llevó a la consolidación de un proyecto político posrrevolucionario al servicio de la burguesía encabezado por los antecesores de lo que hoy es el partido revolucionario institucional (PRI) -encabezados por Plutarco Elías Calles y sus seguidores-, apeló a la llamada “historia de bronce”, para formar durante décadas en el “nacionalismo” y el “civismo” a las nuevas generaciones de mexicanos.

Esta formación incluyó la reivindicación de personajes históricos que, considerados como “héroes o villanos”, los despojó de todo filo revolucionario para así reducirlos a iconos inofensivos ahora retomados como estandartes de la 4T.

Las y los socialistas del MTS creemos que recuperar el legado revolucionario que dejaron personajes y luchas del pasado, constituye una fuente de enseñanzas para las luchas del porvenir.

Abordar estos debates es un paso en la lucha política e ideológica por mantener esas experiencias vivas para poder, como decía el revolucionario ruso León Trotsky, “culminar la obra de Zapata”. Lo cual hoy significa luchar en contra de los megaproyectos ecocidas; por la expropiación de los terratenientes y de las grandes empresas del agrobusiness para dotar de tierra a los campesinos despojados de ella y de alimentos gratuitos al pueblo pobre; por subsidios y precios de garantía para los productos de los pequeños agricultores; por plenos derechos para los jornaleros agrícolas; entre otras demandas, impulsando la unidad de los trabajadores del campo y la ciudad para luchar por ellas.

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