Conversación con el sociólogo del Conicet, autor del libro "Poder evangélico". Desde hace décadas, estas iglesias fueron conquistando espacios cada vez mayores en la arena política de América Latina, asumiendo un rol decisivo en la conformación de gobiernos, tanto de derecha como de centroizquierda. Rol que le disputa a una Iglesia católica en picada.
Daniel Satur @saturnetroc
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Sábado 6 de marzo de 2021 00:00
Fotos Rodrigo Wilson | Enfoque Rojo
Desde hace varios años las iglesias evangélicas han cobrado mayor notoriedad pública a la luz de su acercamiento al poder político. Con una base territorial fuerte, fundada en su extendida militancia social asistencialista, los pastores se han vuelto estrategas de fuertes y sostenidas alianzas con gobiernos populistas tanto de derecha y de izquierda.
Sea con Trump o con Lula, con Maduro, Bolsonaro, Ortega, López Obrador o con el mismo Alberto Fernández, los conductores de las iglesias evangélicas han sabido convertirse en socios del poder, disputándole incluso a la Iglesia católica su lugar protagónico como factor de contención social ante las crisis recurrentes de la región. Un lugar conveniente para los gobiernos, que dejan en sus manos la política social, lo que puede considerarse un “ahorro” para el Estado que puede volcar aquellos recursos del área social a otras como Seguridad
La Izquierda Diario conversó con Ariel Goldstein, sociólogo, investigador del Conicet y autor del libro Poder evangélico. Cómo los grupos religiosos están copando la política en América (Editorial Marea, 2020), donde analiza en profundidad este fenómeno que cruza las últimas décadas y todo el continente.
En el libro decís que las “crisis económicas expanden, al revelar la incapacidad del Estado para hacer frente a la asistencia social, la acción social evangélica y por lo tanto el crecimiento de estas iglesias”. Más allá de la “doctrina” evangélica, ¿creés que sin las crisis económicas recurrentes, propias del capitalismo, estas iglesias no hubieran proliferado como lo hicieron?
Otro caso donde también están creciendo potentemente es entre los hispanos en Estados Unidos, donde sabemos que los migrantes son una categoría de segunda ciudadanía. Otro lugar de crecimiento es Centroamérica, que sufre al revés que Estados Unidos, un proceso de emigración.
Evidentemente es un fenómeno que está asociado a las crisis económicas, pero también a las dificultades de tipo afectivo generadas por las crisis económicas. El evangelismo lo entiende muy bien en términos de saber dar respuestas a esos fenómenos. Respuestas con las cuales uno no podría coincidir desde una posición de clase, quizás, en términos de cómo estas iglesias trabajan sobre problemáticas de violencia doméstica, adicciones, incluso en la inserción en redes comunitarias. Es decir, por un lado hay una conexión económica, pero hay también un punto emocional, de vinculación, que también es importante.
Esta expansión sostenida que vos analizás, que se dio en las últimas décadas en América Latina, ¿cuánto tiene que ver con la caída de los fieles de la Iglesia católica?
La Iglesia católica tiene una jerarquía eclesiástica que hace que reaccione de forma muy lenta a los procesos de cambio social. Y las iglesias evangélicas, con su carácter más descentralizado, más artesanal, incluso empresarial podríamos agregar, se adaptan mejor a este capitalismo y esta sociedad actual. Cala mejor con las necesidades actuales, las subjetividades actuales. No se requiere estudios para ser pastor, cualquier pastor puede abrir una iglesia, que generalmente al principio funcionan en un garaje o en una casa. La Iglesia católica es mucho más burocrática. Y en un continente como el nuestro, con tanto deterioro social y económico, pareciera que este fenómeno religioso está siendo más exitoso para interpelar a nuestras sociedades.
¿Y cómo ves a Francisco en esa competencia?
En el libro vos usás el término “teología de la prosperidad”, que cruza el desarrollo del evangelismo con dos dimensiones, el protestantismo y la derecha neoliberal. ¿Cómo es esa relación?
Y mostrar el éxito personal, en todos los órdenes de la vida, termina individualizando cualquier tipo de realización, sacándola del espacio colectivo, ¿no?
Ahí vos exponés la idea de las “iglesias shopping”, donde los fieles a la vez también son consumidores de los productores que les ofrecen en los templos. Por lo que investigaste, ¿podemos hablar de un modelo de pastores empresarios, ricos en patrimonio?
Y eso es compartido con esas visiones individualistas del neoliberalismo, de la autorregulación del mercado. No por casualidad hubo procesos muy fuertes que tuvieron que ver con esta unión. Brasil y Estados Unidos son los modelos más fuertes, aunque ahora cambio un poco por la derrota de Trump.
Siguiendo esta línea, ¿pensás que Brasil y Estados Unidos son modelos que buscan la expansión hacia el resto de Latinoamérica?
Igual hay una pretensión por parte de ciertos grupos, principalmente del Partido republicano, de que esto crezca en América Latina. No sé si más allá de estos grupos, es parte de una visión más amplia, ahí tengo mis dudas. Lo que quisiera destacar es la política exterior del partido republicano sobre Israel, donde sí hay una gran influencia de estos grupos evangélicos.
¿Cómo es esa relación? ¿por qué promueven la mudanza de las embajadas de los países latinoamericanos de Tel Aviv a Jerusalén?
Es un punto fuerte en la relación con los grupos ortodoxos de derecha, con (Benjamin) Netanyahu. Porque, en definitiva, no hay muchas diferencias entre los judíos ortodoxos radicalizados de derecha en Israel y los evangélicos blancos radicalizados de derecha de Estado Unidos. Es un proyecto de poder que, además, viene de hace muchos años como el alineamiento del Partido Republicano con estos grupos, desde (Ronald) Reagan en adelante. Por eso creo que el tema de Israel no es algo menor.
Leé también ¿Por qué es necesaria la separación de la Iglesia del Estado?
Leé también ¿Por qué es necesaria la separación de la Iglesia del Estado?
En el libro demostrás que, de alguna manera, con esa visión empresaria los evangélicos tienen una ligazón profunda, por convivencia y conveniencia, con los populismos de derecha y de centroizquierda. Por ejemplo con Lula, con el chavismo, Maduro en particular. ¿Cómo saltamos de la derecha neoliberal a esas otras expresiones políticas?
Maduro, Trump, Fujimori, Bolsonaro, Ortega son líderes que están en lucha contra actores tradicionales de la sociedad y encuentran en estos grupos apoyo para continuar en el gobierno, además de los militares obviamente. Incluso López Obrador, cuyo partido es pequeño, en la campaña hizo un acuerdo con el partido Encuentro Social, que es un partido evangélico, para llegar a la presidencia.
Aunque con la derecha pareciera que hay una alianza de tipo más estratégica porque comparten más valores, eso no significa que no puedan establecer alianzas más tácticas, como lo han hecho con Lula o Dilma Rousseff. Es una alianza de mutua conveniencia.
¿Cómo sería esa conveniencia?
¿En Argentina como ves el desarrollo del evangelismo?
En Argentina estas iglesias han crecido territorialmente y creo que van a seguir creciendo en los próximos años, sobre todo con esta crisis social y económica tan profunda. Tienen una presencia mediática de cierta importancia en algunos medios de comunicación (hay canales propios). Pero a nivel político todavía no lograron que esa fuerza que tienen a nivel territorial se traduzca en poder político. La propuesta de Gómez Centurión no logró tener un peso importante, más allá de algunas provincias como Chaco o Misiones.
Leé también Iglesias evangélicas: ¿dónde reside su poder?
Leé también Iglesias evangélicas: ¿dónde reside su poder?
En la provincia de Buenos Aires el peronismo ya está tejiendo algunas alianzas. Por ejemplo en La Matanza con la Secretaría de Culto instaurada por Verónica Magario cuando era intendenta. ¿El peronismo, más que otras expresiones políticas, está preocupado y ocupado en ver cómo se lleva bien con las iglesias evangélicas?
Yéndome un poco de la pregunta, uno puede pensar en el Partido Colorado de Paraguay y su vínculo con la Iglesia católica. Hoy ese vínculo también es con las iglesias evangélicas en torno a una agenda conservadora. Uno podría pensar por qué distintos grupos del peronismo no podrían establecer alianzas de ese estilo con las iglesias evangélicas. Pero aunque esos lazos existen, es un fenómeno que no se ha desarrollado tan profundamente todavía.
Leé también Pastores y barones: peronismo e integración de las Iglesias evangélicas al Estado
Leé también Pastores y barones: peronismo e integración de las Iglesias evangélicas al Estado
¿En qué medida los pastores cumplen hoy un rol “sustitutivo” de los obispos de antaño en los movimientos golpistas y desestabilizadores de gobiernos caídos en el descrédito o con graves problemas de legitimidad? Vos decís que los pastores comienzan en casi todos los lados como candidatos en elecciones y después terminan haciendo su juego propio.
En Estados Unidos, sobre uno de los líderes del evangelismo que murió hace poco, saltaron ahora denuncias de abusos sexuales. Era un tipo que estaba al lado de Mike Pence, vicepresidente de Trump. Como él hay miles. Cuando esos abusos generan conflicto con los fieles, les dicen que no los denuncien porque muchas almas se van a decepcionar por lo que el pastor representa y ponen la culpa en el otro. Esa relación de sumisión que existe dentro de muchas iglesias después se traslada a la arena política. Estos microautoritarismos que existen en las iglesias después se traducen en alianzas políticas, en proyectos autoritarios. Ahí es el vínculo que yo veo.
¿Por qué creés que los casos de abusos sexuales a manos de pastores evangélicos son menos conocidos o menos denunciados que los de los curas católicos?
No podemos dejar de preguntarte por el aborto y la “ideología de género”, las batallas históricas por las que militan las iglesias evangélicas desde hace años. ¿Más allá de lo “teológico”, qué se juegan estas iglesias en esa especie de cruzada furiosa?
Está el caso del pastor Osvaldo Carnival de la Iglesia Catedral de la Fe, de Aciera (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina N.d.R), uno de los que más habla contra el aborto, que dice “somos una gran familia”. Es parte de las creencias donde se asienta este movimiento religioso del evangelismo.
Los movimientos feministas, los grupos que buscan plantear otras coordenadas son perseguidos por estas corrientes religiosas como una amenaza y ahí aparecen alianzas que no tienen solo que ver con grupos evangélicos sino con grupos católicos conservadores. En ese punto, por más que pueda haber competencia por los fieles quizás, tienen visiones comunes.
Desde hace años en Argentina y otros países crece la campaña por la separación de la Iglesia y el Estado. Lógicamente, por historia y por peso específico, la campaña va dirigida a la Iglesia católica y sus múltiples privilegios, legalizados y hasta con rango constitucional. ¿Creés que esa campaña, en algunos aspectos, también encaja para las iglesias evangélicas?
Ha pasado en muchos países que el Estado directamente les da dinero a las iglesias para que hagan el trabajo social, tercerizando, y esas iglesias crecen enormemente.Y una vez que esas iglesias ya están ahí es muy difícil sacarlas. Un antropólogo brasileño dijo que “las iglesias son un Estado de bienestar social paralelo”. Y eso es peligroso. Hay que seguir pensando en esta cuestión porque, como vemos en Brasil y otros países, hay un avance de esas iglesias en el Estado y dominan elementos de la política pública. Y eso no es otra cosa que un retroceso.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).