Nos reunimos virtualmente trabajadores y trabajadoras de diferentes Hospitales de la zona de La Matanza, Merlo, San Miguel, Morón, de General Rodriguez y Centros de Salud de la Zona Oeste. El objetivo: dar pasos unitarios en la organización ante la crisis sanitaria, social y económica que atraviesa el país.
Martes 4 de agosto de 2020 17:03
"Un buen espacio que nos permitió juntarnos y hablar de muchas cosas que nos pasan. Y nos damos cuenta que no estamos solas, que coincidimos, que trabajamos en salud a pesar del abandono, desfinanciamiento y desinteres a la que estamos acostumbradas".
La asamblea nos empapó de la realidad de muchos y muchas, que son muy parecidas. Que se extiende en cada lugar de trabajo, no importa en que hospital, centro de salud o geriátrico trabajes, al socializar entre todos se van construyendo un diálogo único. Y nos dimos cuenta que no sólo tenemos los mismo problemas sino que también los mismos responsables: los empresarios que lucran con nuestra salud y la de los pacientes, los gobiernos que los dejan hacer mientras ajustan la salud pública.
¿Cuáles son esos problemas comunes que tenemos? La precarización laboral que lleva consigo el pluriempleo; la falta de insumos y los EPP que escasean y se transforman en elementos de lujo, junto con las horas extenuantes por la falta de personal, hace un combo significativo a la hora de hablar de trabajadores de la salud.
A 130 días que llevamos de aislamiento social, el gobierno no tomó las medidas de fondo para afrontar esta crisis, como podría haber sido la reconversión en la industria para producir insumos necesarios para equipar hospitales, o incrementar los testeos, o el nombramiento de personal con todos los derechos laborales, pero sobre no se centralizó el sistema de salud, que hubiera permitido en esta pandemia contar con todos los recursos del sector provado, publico y de las obras sociales para las necesidades de las mayoría.
¿Quien nos cuida a nosotras y nosotros?
Cuestiones como la precarización laboral de décadas y el pluriempleo se pusieron sobre la mesa en el encuentro, fue la voz de quien abrió el debate quien planteo “denunciamos que trabajamos largas jornadas por sueldos de miseria. Yo trabajaba por 24 mil pesos al mes, y vivía a una distancia del hospital que me obligaba a moverme en auto, y completar con otros trabajos mi sueldo”. Días atrás nos contaba una enfermera que en el municipio de Hurlingham, sus sueldos ni llegan a los 20 mil pesos.
Recordamos, sin irnos a largas ayudas memorias que el bono a quienes trabajan en salud tardó muchísimo tiempo en ejecutarse y se efectuó en cuotas siendo que en algunos municipios aún no les llegó el segundo pago.
En el contexto de la actual pandemia por Covid19 la sobrecarga laboral, la necesidad de trabajar en condiciones adecuadas y con todos los EPP necesarios es una demanda que no distingue instituciones, ya que es un problema transversal, así se refería una de las trabajadoras que fue parte de la asamblea “el cansancio físico y mental que tenemos es mucho, porque en muchas instituciones en las que estamos nos exigen que cubramos el laburo de nuestros compañeros que se encuentran con licencia médica, disminuyendo la calidad de atención para nuestros pacientes y los materiales de protección son cada vez de menor calidad, teniendo cada vez mayor posibilidad de contagiarnos.”
Este planteo, nos llevó a otro aspecto que surge en cada conversación, y es la preocupación por nuestra salud y la de nuestras familias. Es sabido ya, que quienes nos encontramos trabajando en la primera línea hemos tenido que tomar la dolorosa decisión de reorganizar nuestra vida cotidiana, incluso en muchos casos, separarnos de nuestros seres queridos desde hace meses para preservar su salud.
Esto no es a un bajo costo, ya que el tiempo va pasando, el cansancio cada vez es mayor y esta medida nos hace sentir más desprotegidos.
Esto, que se viene escuchando cada vez que hay un grupo de trabajadores y trabajadoras de salud, se repite casi como con una hoja de calcar. En la asamblea del Posadas ya se escuchaban estas demandas, y se replican como en un eco en cada institución de salud.
Una de las cuestiones que generó impacto, fue escuchar como un grupo de trabajadores averiguaron al comienzo de la pandemia, cuál era el mejor equipo para lograr su protección, y decidieron comprarlo. El resultado, fue el enojo de la dirección del hospital y la prohibición de su uso, logrando de esta manera, que se propagaran los contagios entre quienes trabajaban porque no les otorgaron materiales de protección que reemplazara a los que habían adquirido por sus propios medios.
Plantear la necesidad primordial de equipamientos adecuados, que se creen nuevos puestos de trabajo para cubrir la demanda de atención y los vacíos que quedan por los mismos contagios que se van produciendo y la dificultad muchas veces de contar con espacios para mantener el distanciamientos social en los lugares de trabajo.
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¡Comencemos a organizarnos!
El debate se salió de la queja, y de quienes son los llamados “héroes y heroínas anónimos” dan cuenta de las herramientas que están en sus manos, para empezar a organizarse. Es una necesidad que surge para poder escucharse, para pelear por ser oídos sabiendo que eso solo se logra conformando organismos que les permitan discutir y tomar medidas para afrontar la pandemia. Es una primer medida extender esta asamblea, lograr expandir este enojo en la posibilidad de organizarse, de llevar a cada lugar de trabajo la experiencia que se puso en pie en el Hospital Posadas, que permita conformar comisiones de seguridad e higiene en cada lugar de trabajo, que sea debatido entre todas y todos cuales son las medidas que necesitamos no solo para nuestra protección, de las familias y los pacientes, sino también pelear por todas las demandas de nuestro sector, pero que nos lleve a la unidad con otros sectores.
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Se agota la posibilidad de continuar extendiendo la cuarentena sin medidas profundas que lleguen al conjunto de la sociedad. “sabemos que nuestro pacientes, ya no solo soportan largas esperas para ser atendidos, muchas veces sin poder siquiera ser hisopados, sino que además, sabemos que el hambre también se transforma en parte de la pandemia” y sabemos que con cada paciente que atendemos contamos con nuestros aliados para pelear por un sistema de salud unificado, porque la prioridad sea las salud realmente, y no el pago de la deuda.
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Por ello, y por todo lo que nos pasa, para que la crisis que se viene no caiga sobre nuestras espaldas, para que no seamos los trabajadores y las trabajadoras quienes paguemos esta crisis, porque como parte de los que estamos en la primera línea sabemos muy bien lo que significa la desinversión de años en la salud para priorizar el pago de la deuda, que nuestro reclamo de trabajar en un solo lugar de trabajo en horarios que no superen las 8 horas de trabajo y con un salario acorde a la canasta familiar, porque fuimos y somos los que ponemos nuestra salud en juego todos los días cuando no se respetan nuestro mínimo derecho de contar con los EPP necesarios para atender, somos los que sabemos que los Hospitales están llegando a su máxima capacidad de atención y que lo venimos denunciando, es que decidimos ser parte de impulsar el plenario del sábado 8, para poder juntarnos con mas trabajadores y trabajadoras de la salud.