La multinacional Toyota -que viene de aplicar una reforma laboral de hecho- incorporó trabajadores como parte del plan Potenciar Trabajo. Un subsidio directo a esta patronal, ya que el Estado paga parte del salario. ¿Qué salida hay para los millones sin trabajo genuino?
Lunes 28 de marzo de 2022 20:39
El domingo Alberto Fernández, en la misma entrevista donde habló de una inflación “autoconstruida”, también se refirió a los millones de trabajadores precarizados, autónomos e informales, que reciben planes sociales del Estado. Allí utilizó una expresión prestada del discurso de la derecha: "debemos recuperar la cultura del trabajo".
Aunque luego admitió que quienes reciben planes también trabajan, pero lo hacen sin registración, ni derechos laborales. Para esta realidad que viven millones, el Gobierno no plantea una salida de trabajo genuino para todos. El presidente dijo que hay que buscarle alternativas, "que no sea necesariamente que encuentre un trabajo en la formalidad".
En esta "búqueda de alternativas" se inscribe el anuncio de que la fábrica Toyota incorporó a diez beneficiarios del plan social Potenciar Trabajo. El Estado paga medio salario mínimo a estos trabajadores y la patronal abona lo restante para completar sueldo. Así, estos trabajadores resultan un poco más baratos para la multinacional japonesa, una de las principales productoras de camionetas de lujo del mundo, cuya actividad en Argentina se destina mayormente a la exportación.
La Toyota viene de aplicar una reforma laboral de hecho, al imponerle a sus trabajadores la obligatoriedad de trabajar los días sábados. Esto fue posible por un acuerdo entre la patronal, el gobierno y los jefes del SMATA.
Aún así, la incorporación de estos trabajadores por el Potenciar Trabajo es casi simbólica, son solo diez. Mientras tanto, millones de personas tienen prácticamente bloqueado el acceso a un trabajo formal, con derechos laborales; a la par de que las patronales pujan por aumentar la carga de laburo sobre sus trabajadores, sea aumentando sus tareas o extendiendo la jornada laboral.
El Gobierno busca mostrar como un triunfo de su plan económico, el dato de que la desocupación bajó al 7% -mientras la pobreza no baja del 40%. Pero lo que avanza es la precarización y la flexibilización laboral.
En el marco del pacto de coloniaje con el FMI, que implica mayores ajustes y abre las puertas a mayor flexibilidad laboral. Con este plan, no hay ninguna perspectiva certera para los millones que se encuentran en la precariedad y la informalidad.
Sobre esto también se expresó el diputado Nicolás del Caño en una entrevista. “Hay un planteo muy importante que hace el Frente de Izquierda, que lo hemos hecho con absoluta claridad en la campaña electoral no sólo en relación al FMI sino también a la generación de empleo genuino. Es el planteo de la reducción de la jornada de trabajo y el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados. Según un estudio que hicieron nuestras compañeras y compañeros economistas, se podría crear un millón de puestos de trabajo, empezando por las grandes empresas, si se aplica este reparto de las horas de trabajo reduciendo la jornada laboral a seis horas cinco días a la semana”.
Existe una alternativa para generar nuevos puestos de trabajo, para eso hay que estar dispuestos a afectar las ganancias de las grandes patronales. Algo que el gobierno del Frente de Todos viene demostrando que no quiere hacer.