Este domingo 20 de octubre se llevan a cabo las elecciones en Bolivia, donde lo único seguro son las múltiples incógnitas de lo que puede suceder. Algunas encuestas se aproximan a afirmar un triunfo en primer vuelta del binomio Morales-García y otras afirman una segunda vuelta entre el MAS de Evo Morales y Comunidad Ciudadana (CC) de Carlos Mesa.
Martes 15 de octubre de 2019 17:35
Foto: Carlos Mesa y Evo Morales (redes)
El último tramo de la campaña electoral boliviana, no permitió afirmar con certeza el resultado de las mismas. Mientras, por un lado, el gobierno apoyado en algunas encuestas da por sentado el triunfo del Evo Morales en una primera vuelta, esperanzados en superar por más del 10% a Carlos Mesa quien aparece como el favorito de todo el arcoíris opositor para competir con Morales. Por otro lado, también apoyados en otras encuestas, la oposición afirma la inevitabilidad de una segunda vuelta y por lo tanto la posibilidad de vencer a Morales agrupando a todo el electorado opositor.
Múltiples factores son los que influirán a la hora de la votación aumentado las incógnitas de los eventuales resultados del próximo domingo. Acontecimientos de carácter internacional como es la persistente crisis económica en Argentina y los ataques sostenidos por el gobierno de Mauricio Macri, junto a lo sucedido recientemente en el Ecuador con un levantamiento nacional producto de un ataque de clásico corte neoliberal a la economía obrera y popular, son parte de las reflexiones que un sector del electorado pondrá en la balanza al momento de emitir su voto. En este escenario, particularmente el caso de Argentina, contribuye a favorecer a Evo Morales. Sin embargo, si estos factores internacionales pueden influir, aunque sin saber en que grado, de alguna manera en el electorado, son los factores internos, como la favorable situación económica los que tendrán un papel decisivo.
Bolivia viene encabezando los índices de crecimiento de la región, con una proyección probable para este año de índices superiores al 4% del PIB. Proyecciones que pese a la recesión regional se mantendrían para el próximo año. La base de este crecimiento se encuentra por un lado en lo que podríamos llamar “las ventajas del atraso”, es decir, el nivel tan rezagado en desarrollo de infraestructura e industrialización en que se encontraba Bolivia con respecto a los países vecinos. Partiendo de ahí, con el ingreso de recursos producto de una década de altos precios de materias primas los cambios fueron más evidentes y al mismo tiempo posibilitaron la generación de un colchón financiero que garantizó la estabilidad económica. Combinado esto con una política monetaria de cambio fijo, 6,97 bs por dólar desde el 2011, permitió paulatinamente valorizar la moneda nacional, medida que el gobierno calificó como la "bolivianización de la economía.
Mientras al inicio de la década pasada los ahorros en moneda nacional apenas bordeaban el 3%, hoy esa cifra está arriba del 90%. Esta importante estabilidad económica con un crecimiento sostenido durante un poco más de una década, se traduce en una percepción favorable al modelo económico boliviano impulsado por Morales y su ministro Arce Catacora. Esto se expresa por ejemplo en que Carlos Mesa, principal competidor en estas elecciones, afirme que mantendrá lo esencial del actual modelo, reduciendo sus propuestas electorales a un ámbito normativo – institucional, es decir, lo que llaman “recuperar la democracia”, que es entendida como alternancia en la gestión gubernamental y en el respeto a las normas democráticas que habrían sido violentadas por Evo Morales este tiempo. Incluso opositores más comprometidos con una visión neoliberal de la economía, como Oscar Ortiz de “Bolivia dijo No”, o el katarista Víctor Hugo Cárdenas, por no hablar del religioso y ultra derechista Chi del Partido Demócrata Cristiano, proclives a devaluar la moneda, afirmaron que de ganar las elecciones, algo imposible para estas variantes partidarias, realizarían esta devaluación de manera paulatina y “prudente”, poniendo en evidencia la fortaleza de Morales en este terreno frente a sus competidores.
Los resultados contradictorios de las diversas encuestas de opinión
Según la última encuesta, difundida el viernes pasado, de la empresa IPSOS, Evo Morales superaría a Carlos Mesa con una diferencia de casi 18% (40% al MAS frente a un 22% de CC), siendo la primera encuesta que establece una diferencia tan grande y que de confirmarse le otorgaría el triunfo a Morales sin necesidad de llegar a una segunda vuelta. Sin embargo la reciente encuesta de ViaCiencia, establece que el MAS tendría una ventaja de 10,4 puntos sobre Carlos Mesa, con un 38,8% a favor del binomio oficialista y un 28,4% para Mesa. Un resultado con estos números implicaría una segunda vuelta debido a que el MAS necesita superar el 40% de los votos válidos y tener una diferencia de un 10% con el segundo para consolidarse ganador sin necesidad de un ballotage. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, aseguró que el MAS se siente "totalmente" seguro de ganar las elecciones del 20 de octubre sin necesidad de asistir a una segunda vuelta: "En todas las encuestas el MAS saca una ventaja considerable, pero además hay dos factores que nos hacen tener absoluta certeza de que las elecciones nacionales se van a resolver el 20 de octubre en una primera vuelta: el voto oculto (...) y el hecho de que la gente opta, en última instancia, por la certidumbre. El único candidato que da certidumbre de sostenibilidad en el crecimiento económico del país es Evo Morales", sostuvo en una entrevista con el medio televisivo de oposición Unitel.
La medición para el resto de los candidatos, según Viaciencia, ubica en el tercer lugar a Oscar Ortiz, de Bolivia Dice No, con el 9.6% y en la cuarta posición el médico coreano Chi Hyun Chung, que es postulado por el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Los demás candidatos no superan el 2% de la intención de voto: el gobernador de La Paz, Félix Patzi, del Movimiento Tercer Sistema (MTS), con el 1.8% de preferencia; Virginio Lema, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), con el 1.1%; Ruth Nina, del Partido de Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol), y Víctor Hugo Cárdenas, de Unidad Cívica Solidaridad (UCS), llegan a un 0.9%; e Israel Rodríguez, del Frente Para la Victoria (FPV), 0.1%. Estos pronósticos sin embargo, frente a lo sucedido en Argentina y las dudosas mediciones de estas encuestas, así como las importantes diferencias entre los diversos sondeos de opinión hacen difícil prever lo que sucederá el domingo en las urnas.
El desgate del MAS luego de casi 14 años de gobierno
Pese a que en este último año se ha acrecentado el desgaste del gobierno del MAS debido a sus compromisos con el sector ganadero y agroindustrial del país (profundizando el “extractivismo” y el “agrobusiness”), y debido a la responsabilidad que tiene por los incendios ocurridos en la Chiquitanía; no se puede descartar la posibilidad de que Evo Morales pueda ganar en la primera vuelta por los factores arriba señalados.
A pesar que el MAS conserva una importante base popular, particularmente en el campo, lo que se observa es que ha perdido terreno en las ciudades, incluso en espacios mayoritariamente indígenas. Esto se debe, por un lado, a que los derechos laborales de los trabajadores y las trabajadoras son permanentemente vulnerados como una de las formas de garantizar la estabilidad y la paz empresarial. Como muestra de esto existen cientos de trabajadores y trabajadoras que son acosados políticamente y que están siendo judicializados. No olvidemos el caso de los doscientos ochenta campesinos cocaleros afiliados a Adepcoca (Asociación Departamental de Productores de Coca de los Yungas de La Paz ) que hoy están procesados penalmente por enfrentarse al plan de erradicación forzosa de este cultivo que el gobierno quiere imponer en esta zona de producción sin tocar la zona del Chapare, o el caso de los once dirigentes del sindicato del aeropuerto que enfrentan dos procesos penales cada uno por haber reclamado su derecho al incremento salarial así como su derecho a la organización sindical, entre otros. Por otro lado, también suma a este desgaste, el hecho de que ciertas franjas de trabajadores, campesinos y sectores populares, han visto ignoradas sus demandas y porque no están de acuerdo con la reelección de Evo Morales y García Linera, ya sea por razones antidemocráticas, autoritarias, burocráticas o de corrupción del aparato del Estado. Estos factores contribuyen a que sean los partidos de la oposición quienes capitalicen políticamente este rechazo aumentando la imprevisibilidad de los resultados electorales de este domingo que viene.
La oposición de derecha
Por su parte, la oposición ha ido creciendo electoralmente a lo largo de estos años debido a que ha sabido aprovechar el descontento que ha generado el desconocimiento por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) del referéndum vinculante del 21 de febrero del 2016 con el que se imposibilitaba la reforma del artículo 168 de la Constitución Política del Estado, y en el que se impide la reelección consecutiva de más de dos mandatos.
Este descontento de sectores medios ha sido instrumentalizado desde los marcos legales por la oposición para pelear contra el gobierno, el cual es muy importante para comprender por qué, pese a la importante polarización política entre oficialistas y opositores, ésta no se traduce en una escalada “golpista” como argumenta el oficialismo ante las amenazas de desconocimiento de los resultados electorales si el MAS vuelve a ganar las elecciones como se manifestó en los cabildos de Santa Cruz y La Paz realizados por la oposición las últimas semanas. Finalmente, señalar que en el candidato principal de la oposición burguesa, Carlos Mesa, pesa en su historia como vicepresidente durante el Gobierno de Sánchez de Lozada, la masacre de octubre del 2003, y en la que se dio la muerte de más de 80 personas producto de la represión policial y militar.
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La ausencia de una alternativa anticapitalista y de los trabajadores independiente
Al no existir una candidatura y un partido que exprese los intereses de los trabajadores, las trabajadoras, indígenas, campesinos y sectores oprimidos, se hace necesario sentar las bases de una nueva izquierda, anticapitalista, socialista y revolucionaria, que apueste a poner en pie una alternativa de clase. Esta es la pelea que desde la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) venimos impulsando desde una política independiente frente al MAS y a la oposición burguesa, y levantando un programa que incluya, entre otras reivindicaciones, el rechazo a los avances represivos y autoritarios del gobierno y la defensa de las libertades democráticas y de organización de las masas, la lucha por el salario, por la verdadera nacionalización del gas y los recursos naturales bajo control y administración de los trabajadores, la liquidación del latifundio, entre otras reivindicaciones. En este sentido este domingo 20 de octubre votaremos blanco o nulo.