Una masiva marcha descendió desde El Alto a La Paz para exigir justicia por los ocho muertos la represión en la planta de Senkata y la renuncia de la autoproclamada presidente Áñez.
Jueves 21 de noviembre de 2019 20:21
“¡Asesinos!”, “¡asesinos!” gritaba una multitud que marchó por horas desde Senkata, en El Alto, al quedar frente a frente con un fuerte contingente policial-militar en el centro de La Paz. “No somos masistas, no somos “terroristas”... somos El Alto y El Alto se respeta” fue otro de los cantos, acompañado por un “Áñez asesina... el pueblo no te quiere”.
Pedían justicia y llevaban en hombros los ataúdes de sus muertos, como un símbolo de su dolor y de la rebeldía que es parte de esa ciudad. La bandera boliviana y la wiphala cubrían dos de los féretros que eran llevados en hombros, otro estaba sobre un minibús. Uno era de color blanco y el resto café, todos estaban al frente de la multitudinaria marcha. En un momento uno fue puesto sobre un vehículo militar de asalto que era la punta de lanza de un intimidarte operativo policial-militar que estaba en el lugar.
Brutalidad del golpismo boliviano: reprimen a familiares que cargaban féretros de asesinados en la #MasacreEnSenkata cuando ingresaron a La Paz. #GolpeEnBolivia https://t.co/AzXnTwi4Dy pic.twitter.com/N8gY6h8ILE
— La Izquierda Diario (@izquierdadiario) 21 de noviembre de 2019
La masiva manifestación no pudo ser contenida por el primer cordón de las fuerzas de seguridad. Segundos después comenzó la represión con el lanzamiento de agentes químicos para dispersar a los movilizados por diferentes calles aledañas.
Una imagen mostró la brutalidad de la represión desatada. En su huida los manifestantes no pudieron levantar dos de los ataúdes, que quedaron cerca de un vehículo militar. Solo uno, quizá un familiar, se quedó agachado en medio de la neblina de los gases al pie de uno. No los iban a dejar ahí, volvieron minutos después y se los llevaron metros más arriba, cerca de la plaza San Francisco.
Desde muy temprano comenzaron su larga caminata desde Senkata, lugar de luto por los ocho muertos del miércoles, acompañados de campesinos de Potosí. Caminaron por varias horas hasta la Ceja, límite entre ambas ciudades, y descendieron a la ciudad por la avenida Naciones Unidas. Pedían justicia a su paso y enarbolaban wiphalas, un símbolo patria que había sido agraviado por la derecha golpista.
La manifestación fue una de las resoluciones del cabildo realizado en Senkata. También definió reclamar la libertad de todos los detenidos por los golpistas que intentan imponer una dictadura civico-militar. Además realizaron un llamado a unir a todo el país en la lucha contra el golpe de Estado.
“Nos quieren matar, no lo vamos a permitir”, decía en voz alta, junto a los dos ataúdes, un hombre mirando hacia los militares y policías.
“Que nos maten”, “vamos a seguir el bloqueo, que vengan”, arengaba una mujer, en medio de llanto y rabia que le provocaba los efectos de los gases lacrimógenos. Otros trataban de reagrupar a los que escapaban, gritando: “¡Vuelvan!” “!vuelvan¡”.
Mientras la represión se desataba en La Paz, topadoras avanzaban contra los bloqueos en la zona de Senkata para liberar el camino que lleva a la planta de combustibles. Durante le día otros distritos se fueron sumaron a los bloqueos y radicalizaron las medidas. El bloqueo ahora no solo es en el Distrito 8, ayer las calles y avenidas del 1, 2 y 3 también estaban incomunicadas.
Esta radicalización de las manifestaciones en El Alto, y las demandas contra el golpe y por la renuncia de Jeanine Áñez, contrastan con la política de los parlamentarios del MAS de Evo Morales, y de la Central Obrera Boliviana (COB), que se plegaron al reconocimiento de la autoproclamada presidenta, convalidando el golpe de Estado al negociar la vía hacia elecciones con Áñez y los golpistas.
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