A casi 100 años de la Reforma Universitaria, los lugares y edificios que fueron testigos de esta historia en Alberdi, Centro y Barrio Clínicas se encuentran en el abandono.
Lunes 24 de abril de 2017 00:30
Estamos pronto a conmemorar los cien años de aquel suceso histórico que marco un punto de inflexión en la enseñanza universitaria y sirvió de referencia para el resto del mundo: La Reforma Universitaria, hecho imposible de entender sin el Barrio Clínicas y sus estudiantes.
Días pasados, se publicaban en La Voz del Interior, proyectos arquitectónicos a construirse en el marco del centenario de aquel hecho histórico. Estos edificios de carácter cultural, eran anunciados con bombos y platillos por el Iplam, Instituto de Planeamiento Municipal, organismo con muy buena prensa, aunque con obras y funciones prácticamente desconocidas. Millones de pesos destinados a la máquina de propaganda. A la maquina lavadora de pésimas gestiones.
Hace algunos años atrás, precisamente un equipo del Iplam, se juntó con vecinos y agrupaciones de Alberdi en el Club Belgrano. Coloridos dibujitos arquitectónicos, mostraban una vez más, un proyecto de renovación/recuperación del pasaje Aguaducho, espacio que desde hace décadas es mantenido a duras penas por los vecinos, a pesar del abandono de la municipalidad. Por supuesto, esta maravillosa propuesta nunca se concretó.
Durante el “momento participativo” de aquella reunión, los funcionarios-la mayoría de ellos docentes de la facultad- escucharon de manera unánime el pedido de los vecinos:” No queremos más edificios para Alberdi…, basta de pérdida de identidad, basta de destrucción del patrimonio, basta de cloacas colapsadas…, tenemos derecho a decidir en qué barrio queremos vivir…”
Maqueta electrónica del proyecto de la esquina de Chubut y Santa Rosa.
Los asesinos de chimeneas otra vez se salen con la suya
Paso el tiempo y nada cambio: hoy en la esquina de Chubut y Santa Rosa, frente al hospital Nacional de Clínicas, corazón del Barrio y Monumento Histórico Nacional, se construye un olvidable edificio aprobado, como tantos otros, por decreto. Este adefesio de siete pisos, ridiculiza el patrimonio identitario del barrio, apoyándose sobre uno de los últimos grandes conjuntos de arquitectura italianizante popular de principios del Siglo XX, existente en la zona. Por supuesto, tapa y compite con la valiosa chimenea de la antigua lavandería, detalle a destacar de tan interesante con junto.
Mesa de concertación público/privada
Una ciudad construida a partir de decretos. ¿Qué tiene que ver esto con la democracia? Alberdi es el único barrio que cuenta con una ordenanza, la 11889, que establece un espacio de diálogo y acuerdo entre actores privados, vecinos y el estado. Su principio es que los ciudadanos tengan un mínimo de participación en la gestión de la ciudad, poniendo sobre la mesa los intereses de cada uno de los actores urbanos, para finalmente, establecer pautas de planificación barrial por consenso. Esta mesa jamás fue convocada por el Ejecutivo, a pesar de los numerosos pedidos por escrito de los vecinos. Numerosas fueron las oportunidades para poner en funcionamiento esta ordenanza, la intervención en la Ex Cervecería y la esquina de Chubut y Santa Rosa, podrían haber sido oportunidades para ponerla en práctica, entendiendo que el patrimonio identitario es muy importante para los vecinos de Alberdi y de la ciudad toda.
De izquierda a derecha: Imagen sobre Santa Rosa, se alcanza a divisar la antigua chimenea. Fachada de la casona donde funciono el comedor de la FUC en el Pasaje Verna. Biblioteca Arturo Orgaz sobre calle Sucre.
Ex-comedor de la Federación Universitaria de Córdoba
Precisamente, a pocos metros del Aguaducho, existe otro pasaje prácticamente desconocido para la mayoría de los cordobeses y los funcionarios: el Pasaje Dr. Francisco Verna, ex Sol de Mayo.
Antes hable de “últimos grandes conjuntos de arquitectura italianizante”, precisamente porque en Alberdi quedaban dos, en este lugar está el otro, y probablemente el más importante, porque no solo conserva la arquitectura popular de principios de siglo XX limitando la calle, sino también cordones, empedrados y estructura urbana. Como si fuera poco, las parcelas sobre un lado, tienen salida también al querido Pasaje Aguaducho.
No termina allí el valor de este sitio: una de estas casa chorizo, de las cuales solo sobrevivió la rica fachada, a pesar de estar “protegida “por el estado municipal, albergo el primer comedor universitario de la F.U.C.. Hoy, un caño de agua, abierto de manera intencional, gotea permanentemente hacia sus cimientos, para arruinar lo poco que queda.
En la esquina de Colon y el mismo pasaje, el último almacén de barrio de aquellas épocas, luce un número de celular sobre su frente, expresando la voluntad de sus dueños por venderlo y convertirlo en una anodina torre. Los grandes homenajes y discursos ni siquiera mencionan estos lugares, tampoco existe en la cabeza de los funcionarios la construcción colectiva del patrimonio y la identidad. Los vecinos y la arquitectura popular no entran en consideración para los eruditos “reconocidos”.
Pasaje Verna es un lugar de conflictos y contradicciones: La ordenanza de ocupación del suelo permite planta baja y tres pisos, pero la de patrimonio reconoce inmuebles de valor patrimonial y un Área de Protección Histórica.
Biblioteca Arturo Orgaz
En pleno centro, ubicada en un área de peligrosa renovación y con abundantes edificios de valor patrimonial, existe otra joya histórica, de la cual pocos saben: Allá más o menos por los años 20, el partido Socialista compró, con el aporte de sus obreros asociados, una casona de estilo neo renacentista, para ubicar allí la biblioteca del pueblo según sus principios sociales. Décadas más tarde, este espacio recibiría en donación, los libros y el mobiliario del estudio del Dr. Arturo Orgaz, protagonista de la reforma universitaria y uno de los fundadores del club Belgrano, actualmente resguardados allí.
El espacio sobrevive hasta la actualidad, inclusive con otros valores, ya que, numerosos talleres aportan cultura y esparcimiento a la comunidad de la zona, sobre todo aquellos destinados a los adultos mayores, con pocas opciones de esparcimiento.
Calle Sucre llegando a Humberto Primo, terreno de gran superficie en una zona muy codiciada, para construir o para playa de estacionamiento. El edificio de la esquina de Humberto Primo es evidencia de ello, por lo que en los últimos tiempos esta biblioteca viene recibiendo las amenazas de los especuladores.
Se han venido sucediendo expresiones de cultura y pedidos a las autoridades para salvar esta institución y la casa histórica que la alberga, y que además habría sido hogar de las primeras maestras del Colegio Carbo antes de conformar allí la biblioteca. Todavía sin respuestas, el edificio sigue esperando la atención y la protección correspondiente.
¿No tienen estos espacios valor para los funcionarios? ¿Qué relación tienen ellos con la historia cordobesa, la universidad y la reforma? ¿Cuándo van a tomar la decisión política de recuperarlos?
Hay fondos, esto queda claro en la pauta publicitaria gastada por los estados, entre otras cosas, para difundir sus grandes obras, lo que no hay es decisión política, pareciera ser que la lógica son las grandes licitaciones para obra pública nueva. Las palabras “restauración” y “recuperación” no figuran en el léxico de las autoridades.
No es coherente festejar los 100 años de la reforma con estos lugares en estado de abandono.