Fernández cerró con su discurso la edición n° 58 del Coloquio de IDEA. Al final de su exposición celebró su rol en la firma del acuerdo con el FMI, a pesar del brutal ajuste que implica para las mayorías trabajadoras.
Viernes 14 de octubre de 2022 23:03
Foto: Télam
Luego de tres días en que se desarrolló la nueva edición del Coloquio de IDEA, con el lema "Ceder para crecer", que reunió a empresarios, Ceos, dirigentes y políticos de los partidos tradicionales, este viernes se realizó el cierre, a cargo de Alberto Fernández.
Con el tono conciliador común a estos eventos, buscó transmitir a los empresarios que lo escuchaban, una idea optimista de futuro, llamándolos a invertir y prometiéndoles “calidad institucional” para sus negocios. A pesar de la profunda crisis por la que transita el país y los sombríos pronósticos para la economía mundial, los llamó a mirar la realidad actual como un “vaso medio lleno”.
Con énfasis, sobre el final de su discurso celebró el acuerdo firmado con el FMI, el cual viene implicando un ajuste que hoy golpea fuertemente sobre las condiciones de vida de las mayorías populares y trabajadoras. Acuerdo firmado con el organismo de crédito, al que se llegó con el aval de Juntos por el Cambio y gran parte de los sectores que integran el Frente de Todos.
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En un tramo de la exposición mostró algunas filminas con indicadores económicos. Señaló entre otras cosas, el alza del empleo formal, pero sin referirse al alto índice de empleo no registrado o por cuenta propia, consecuencia de los bajos salarios. Destacó también tres años consecutivos de crecimiento del PBI (2021 y pronosticando 2022 y 2023), pero sin mencionar que el crecimiento de 2021, de 10,4% se dio en comparación con el 2020, año de la pandemia. Además de que según el pronóstico presentado, para 2022 y 2023, a pesar de seguir creciendo, la tasa desciende de forma abrupra a un 4% y 2%, respectivamente.
Se refirió en otro momento al récord de exportaciones con el que se cerraría este año: alrededor de 100.000 millones de dólares incluyendo a la llamada economía del conocimiento. Pero no habló de que a pesar de ese enorme volumen de exportaciones, el Gobierno transita una fuerte crisis de falta de divisas, en el marco del pago de la deuda fraudulenta.
Con esos indicadores, invitó a los empresarios que lo escuchaban a mirar “el vaso medio lleno” y destacar las “oportunidades” que se le abren al país como productor de alimentos y energía, en el actual contexto internacional. Es decir, la continuidad en la primarización de la economía que mantiene al país en el atraso y la dependencia, junto al extractivismo y explotación de los recursos naturales como el gas de Vaca Muerta, el litio y el llamado hidrógeno verde.
Lanzó algunos mensajes hacia la oposición de derecha, recordando el manejo indiscreto del poder judicial, entre otras cosas. Pero a la vez, pareció también apuntar contra sus socios en el Frente de Todos, cuándo preguntó a los empresarios “¿En este gobierno se les pidió alguna vez un peso para poder realizar obra pública?”.
Se llamó a sí mismo dialoguista, e invitó a “superar la grieta” y dejar de lado los discursos “altisonantes”. En lo que fue la parte más sobresaliente de su intervención, sobre el final de su discurso, Fernández pareció aludir a sus críticos, tanto de la oposición como de sus socios del Gobierno. “Muchas veces me dicen: ‘Vos sos un débil’, y señaló: “Debo ser re débil, pero el que afrontó la deuda con el FMI se llama Alberto Fernández, el que afrontó la pandemia se llama Alberto Fernández y el que fue a buscar las vacunas se llama Alberto Fernández”.
Un autobombo en medio de una crisis social en la que los empresarios no dejaron de aumentar sus márgenes de ganancias, a costa de la reducción de los salarios e ingresos de las mayorías trabajadoras. Situación que se originó durante el gobierno de Mauricio Macri pero que continuó y se profundizó con la administración del Frente de Todos.
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Con una inflación y crisis cambiaria que el Gobierno no logra controlar, en el marco del programa de ajuste dictado por el Fondo, se vienen tiempos de "conflictividad" entre el capital y el trabajo por ver quien termina de pagar el desastre al que llevaron los distintos gobiernos durante los últimos años. Los empresarios no van a querer "ceder" en su afán de quedarse con la mayor porción de torta posible. Habrá que oponerles la pelea por una salida independiente de las y los trabajadores ocupados y desocupados.