Tras el colapso del Silicon Valley Bank hace pocos días, otro dato profundiza la preocupación porque la crisis de confianza en el sistema bancario estadounidense contagie a otras regiones. La semana había comenzado con malas noticias en Inglaterra y ahora cae otra institución de renombre en el circuito financiero: el Credit Suisse. Sus acciones se desploman 27% en Wall Street y temen un default.
Miércoles 15 de marzo de 2023 11:52
Los temblores financieros no aflojan. Este miércoles, las acciones de Credit Suisse se desploman 27% y toca mínimos históricos. La caída arrastra a bancos europeos. El hecho que habría “detonado” la caída fue la declaración de sus principales accionistas (Saudi National Bank) que dijeron no podía aumentar su participación del 10%, citando cuestiones regulatorias.
Pero en realidad la caída está enmarcada en una incertidumbre financiera que se viene profundizando en los últimos días, y que tuvo como principal dato el colapso de los bancos Silicon Valley Bank y Signature Bank. Se trata de la caída bancaria más importante desde 2008, cuando tuvo lugar la crisis desatada a partir de la quiebra de Lehman Brothers.
Tras el revés para Credit Suisse, el índice de acciones bancarias europeas cayó 5%. Ese índice ha perdido un 13% desde el miércoles pasado, mostrando la mayor pérdida intersemanal desde la invasión rusa de Ucrania en febrero pasado.
El cimbronazo ya tiene un efecto contagio. El First Republic Bank se hunde un 13,1% y sus pares Western Alliance Bancorp y PacWest Bancorp un 7,1% y un 18,4%, respectivamente.
Pero también grandes bancos estadounidenses, como JPMorgan Chase & Co , Citigroup y Bank of America Corp, perdían entre un 5% y un 1%.
Te puede interesar: Tribuna Abierta. La caída del Silicon Valley Bank: el análisis de Michael Roberts
Te puede interesar: Tribuna Abierta. La caída del Silicon Valley Bank: el análisis de Michael Roberts
Los hechos son muy vertiginosos. El Silicon Valley Bank (SVB) se había convertido en uno de los veinte bancos más importantes de EE.UU. En la última década, ese crecimiento estuvo ligado al sector de las empresas tecnológicas. Según reseña el economista Michael Roberts, Silicon Valley Bank llegó a ofrecer servicios a casi la mitad de las empresas de tecnología y atención médica del país.
La crisis se desató abiertamente a finales de la semana. Fue cuando la misma gerencia de SVB debió admitir que había vendido activos a pérdida. Esto la obligaba a intentar vender USD 2.250 millones de parte de sus acciones para compensar balances. Esa situación generó una fuerte desconfianza, que se convirtió en corrida bancaria contra la institución.
En una nota de esta semana repasamos los análisis sobre la caída. Según se señala en el Washington Post, “SVB se vio particularmente afectada por la caída del valor de sus tenencias de bonos del Tesoro de EE. UU., a medida que aumentaban las tasas de interés”.
Los bonos del Tesoros suelen ser considerado una “inversión segura”. Sin embargo, el valor de los mismos empezó a caer abruptamente cuando la misma Reserva Federal (FED) empezó un camino de progresivo aumento de las tasas de interés. Esto golpeó sobre los activos de SVB y podría impactar también sobre otros bancos o entidades financieras.
La suba de las tasas de interés viene siendo implementada como una política antiinflacionaria por parte de la Reserva Federal (FED). El objetivo es intentar un cierto “enfriamiento” de la economía que garantice menos niveles de suba de precios. Sin embargo, como lo señala también Roberts, esa suba permanente golpea sobre diversos sectores económicos, entre los cuáles hay que incluir tanto a los bancos como al área de las tecnológicas.
Pero además ha abierto una discusión: ¿otra vez el Estado capitalista hará un salvataje de los grandes pulpos financieros?
El presidente Biden dijo que ni el Estado ni los contribuyentes “se harán cargo de las pérdidas” de los bancos, pero lo cierto es que el fondo de rescate está garantizado, en última instancia, por la FED. La crisis de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, implicó una intervención masiva del Estado capitalista para evitar una quiebra mayor del sistema bancario. Eso operó como un verdadero salvataje a las ganancias del gran capital financiero. Al mismo tiempo, implicó una carga enorme sobre las finanzas públicas y, lógicamente, sobre la vida de millones y millones de pequeños contribuyentes.