Ante el rechazo mayoritario de docentes y familias a la implementación de la 5° hora en primaria, una muestra más del repudio a las políticas del gobierno provincial, es necesario organizar un gran congreso pedagógico en la provincia que cuestione no solo las medidas antieducativas del gobierno provincial, sino que ponga a debate como acabar la herencia menemista en educación continuada hasta el día de hoy por todos los gobiernos.
Martes 27 de septiembre de 2022 18:25
La Asociación de los Trabajadores de la Educación del Chubut informó que solo 12 de las 33 escuelas seleccionadas por el Gobierno provincial aplicaron el programa de extensión horaria a partir del 12 de septiembre instrumentado por Nación. Es evidente el rechazo desde abajo a esta medida que no solo el gobierno aplicó de forma inconsulta, sino que también es poco efectiva en el terreno pedagógico.
Desde Atech solicitaron que esta semana se inicien las consultas a los planteles para que institucionalmente decidan si quieren ser parte de la prueba piloto, y quede establecido en un documento. Y agregó que “ATECh no está en contra de la transformación y modernización de la escuela primaria. Creemos que, para enriquecer la formación del alumnado, son necesarias mayorías de escuela de jornada completa -no un programa de 5 horas aplicado parcialmente- para poder impulsar un diseño curricular completo». Sin embargo, subrayó el sindicato docente, adoptar ese sistema «requiere un aumento del presupuesto educativo y de infraestructura”.
Ante esta medida, el impulso de la 5° hora, parte de la política antieducativa del gobierno nacional y provincial, que mantiene la herencia reaccionaria de la Ley Federal de Educación y de su continuadora la Ley de Educación Nacional, que provincializó la educación, impulsó la educación privada, que además precarizó y pauperizó el trabajo docente con las consecuencias en la crisis recurrente de la educación pública, expresada en los bajos presupuestos educativos tanto nacionales o provinciales en función de cumplir con el FMI y los acreedores externos, es necesario un debate a fondo.
Sobre este tema, el economista y docente uruguayo Pablo Messina, hace ya algunos años planteaba que “llamar “progresista” a la doble escolaridad o la inclusión es opinable. La idea de “aumentar el tiempo pedagógico” (como dicen los reformadores) no es a priori necesariamente mala o buena. La discusión, desde una perspectiva crítica, radica en qué es lo que vas a hacer en ese tiempo extra”.
Porque mientras se pagan miles de millones de dólares a los acreedores buitres, la educación recibe sólo migajas, y los resultados están a la vista: escuelas que se caen a pedazos, comedores sin alimentos, aumento de la pobreza, salarios que no cubren ni la mitad del valor de una canasta familiar, y la lista sigue.
Toda propuesta educativa es política
Ante el posicionamiento de la ATECh sobre la política educativa de los gobiernos, se hace necesario discutir a fondo la educación y las y los docentes queremos pasar a la ofensiva. Hay que discutir de pedagogía, hay que discutir qué educación queremos y desde allí nuestras condiciones de trabajo.
Desde todas las organizaciones a las que pertenecemos, agrupamientos de toda la provincia, sindicatos, junto con el movimiento estudiantil y las familias, tenemos que plantear estos debates y pelear por un Congreso pedagógico que pueda hacer un informe de qué educación tenemos hoy, al servicio de quién y de qué intereses y proponga una salida para los verdaderos intereses de las grandes mayorías. Un Congreso construido de abajo hacia arriba contra el Estado y que sea independiente del gobierno y los partidos patronales.
Por esto, los docentes y estudiantes terciarios del PTS proponemos la convocatoria a un Congreso Pedagógico Provincial de Educación, que sea impulsado por la ATECh y que se lleve a las escuelas para que empiece a debatirse y votarse en las asambleas de escuelas. Queremos poner en agenda los verdaderos intereses y necesidades de los docentes y los estudiantes que parta de una calidad educativa y cuestionar las condiciones en que docentes trabajan a diario.
Necesitamos un congreso que exprese el camino para una verdadera democratización al interior de las escuelas, con mecanismos que garanticen la participación real de todos: docentes y familias y la elección directa de las autoridades, entre otros temas.
Un Congreso pedagógico que pueda discutir el contexto en que educamos y aprendemos, pedagogía, didáctica y alfabetización escrita y digital de los millones de niños, niñas y adolescentes. En un país en el que el 65% de niños, niñas y jóvenes son pobres, que haya tanto espacio en los diarios asegurando que el gran fracaso del sistema educativo es un método o la extensión de una jornada es más que reduccionista: es negar la realidad.
Un Congreso que ponga como norte en que la plata que se está yendo al FMI de la deuda ilegal, ilegitima y fraudulenta tomada por Mauricio Macri, sea destinada a aumentar el presupuesto educativo en forma inmediata, junto con la nacionalización del sistema educativo hoy fragmentado en 24 diferentes sistemas que es la principal herencia de la dictadura y el Menemismo, donde se centralice lo económico y financiero. Pero que no solo se proponga analizar, sino organizarnos y movilizarnos para transformar. Con un plan de construcción y refacción de escuelas en toda la provincia, con más maestras y maestros para construir parejas pedagógicas y un aumento salarial urgente acorde para que las y los docentes puedan trabajar un solo cargo que les permita vivir, planificar, corregir y todas las tareas administrativas y pedagógicas.
En perspectiva, creemos que tenemos que pelear por la organización democrática de las escuelas en asambleas junto a las familias, estudiantes y auxiliares de la educación, donde podamos debatir otra perspectiva educativa, diferente a la que este Gobierno pretende imponer. Otro modo de trabajo que cuestione los contenidos y el carácter de clase de la educación, creativo, colectivo, liberador, coordinando tareas, trabajando en parejas pedagógicas, donde se pueda rotar la asignación de tareas entre los propios maestros y maestras y hasta también, por qué no, ejercer la elección directa, pública y democrática en asamblea de los equipos de conducción. Organizarnos para defender esta perspectiva es la clave para conquistarla.
Y esto, que pareciera bastante elemental para pensar la cuestión educativa, no está en el debate. Vociferan una y otra vez que la respuesta es: “cambiar la escuela”. En abstracto. Quizás retomando importantes y profundos debates pedagógicos contemporáneos, será cuestión, de una buena vez, de pensar en cambiar la realidad.