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Red Internacional
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Negacionismo. Despidos y amenazas de cierre en la Secretaría de DDHH ¿cómo organizamos la resistencia?

Trabajadores de la Secretaría de DDHH y del conjunto del Ministerio de Justicia se encontraron este 2 de enero con la noticia de más de mil despidos en el organismo y el cierre o intento de cierre de lugares emblemáticos para la preservación de la memoria como son los Sitios de la Memoria y otras instituciones fundamentales como el Archivo Nacional de la Memoria. Las primeras acciones de respuesta abren el debate de cómo resistir, mientras la CGT continúa su tregua.

Viernes 3 de enero 19:31

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El ataque en curso en el Ministerio de Justicia enciende todas las alertas. El Gobierno busca avanzar en un desmantelamiento de lugares esenciales para la preservación de la memoria colectiva, atacando a sus trabajadores y yendo más allá, anunciando cierres de espacios enteros cómo es el Centro Cultural Haroldo Conti o dejando sin trabajadores al Espacio para la Memoria “Virrey Cevallos” (centro clandestino que fue base de operaciones de la Fuerza Aérea). Son ataques que se suman al cierre casi total de los CAJ (Centros de Acceso a la Justicia) que funcionaban en todo el país.

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Ante una ofensiva de tal magnitud, quienes defendemos las banderas de la memoria, la verdad y la justicia estamos llamados a poner cuerpo y cabeza, para que los negacionistas no se salgan con la suya. Tenemos el desafío de poner en pie una gran campaña que busque la unidad de les trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos y del Ministerio de Justicia con todo el sector de la sociedad que ha dicho NUNCA MÁS! a la dictadura y sus atrocidades. Con ese objetivo en mente se abren algunos debates sobre qué estrategia debemos darnos les trabajadores.

De métodos y fuerzas

Desde la Agrupación Marrón Clasista, creemos que esta lucha tiene que contar con todo el protagonismo de sus trabajadores, sin importar su afiliación, debatiendo en asambleas y decidiendo los pasos a dar, organizando comisiones desde donde se impulsen las distinas iniciativas votadas y un gran fondo de lucha para bancar a les compañeres despedidos y todo lo que demanda la pelea. Vemos en la lucha que dieron los/as trabajadores del Hospital Bonaparte un gran ejemplo de lo que puede dar una lucha con decisión contra los ataque del gobierno, en una combinación que incluyó medidas contundentes, como fue la ocupación del hospital así como la búsqueda de la mayor solidaridad de vecines, asambleas, pacientes y demás sectores. Esta acción fundamental mostró decisión y transformó el lugar de trabajo en un centro de organización. En el caso de los Sitios de la Memoria, su defensa también cuenta con un gran apoyo social que tenemos que aprovechar a nuestro favor en está pelea.

Tenemos claro el rol que viene cumpliendo UPCN es lisa y llanamente cómplice de la gestión. Su conducción no ha hecho más que guardar silencio frente a los despidos, los extorsivos retiros voluntarios y la rebaja salarial en el Ministerio. Fiel a su tradición de no llamar a asambleas, divide a trabajadores de un mismo organismo.

Contra todo tipo de divisiones, es esencial garantizar la unidad de les trabajadores en lucha y buscar la participación activa de quienes quieren enfrentar este ataque. Para eso es fundamental convocar a instancias donde concentrar las fuerzas, que no dispersen y desgasten el conflicto.

Si el 2 de enero, lo fundamental del ataque se concentraba en la Secretaría de Derechos Humanos por su impacto social y mediático, debería haberse concentrado la convocatoria ahí llamando al conjunto del Ministerio a acercarse a la ESMA y realizar allí una gran asamblea, para que cada trabajador pueda opinar, participar y votar las medidas democráticamente. Las agendas divididas o con múltiples acciones por día y decididas de forma inconsulta atentan contra la participación masiva y disipan fuerzas.

Combatir la división que se impone hacia adentro del propio ATE es fundamental. Como en tantas peleas que se dieron este año, hay que volver a insistir con que no hay lugar para las disputas internas entre dirigentes cuando están en juego los puestos de trabajo y la defensa de los Sitios de la Memoria. Esta división se expresa en la incapacidad de las conducciones de ATE Capital (Catalano) y ATE Nacional (Aguiar) para coordinar las más elementales acciones comunes de lucha. Una vez más, la organización por abajo y en asamblea tendrá que sobreponerse y ganar fuerza para imponer acciones de lucha comunes.

Ante los ataques ¿nos salvarán las urnas?

“Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes” es una de las expresiones que más se viene escuchando en estos últimos meses después de un año de despidos, ajuste y conflictos. El silencio y pasividad cómplice de las conducciones sindicales en este primer año de gobierno mileísta genera cada vez más rechazo y bronca. A esto se suma el reclamo de que dirigentes del peronismo también se pronuncien contra estos ataques y apoyen las acciones de les trabajadores, cuestión que hasta el momento no ocurrió. Sin embargo, con lo que está en juego en estos momentos, la respuesta de los que se dicen opositores al gobierno no está a la altura del ataque.

La renuncia a organizar la resistencia a este gobierno, teniendo a miles de trabajadores organizados en cientos de sindicatos y con un enorme sector de la sociedad que defiende las banderas de los Derechos Humanos y no votó ni el ajuste ni el avance del negacionismo, solo se explica porque la estrategia es otra. Los métodos y las acciones que proponen para enfrentar esta ofensiva revelan que todo está puesto en función de una salida electoral hacia el 2027 para volver al Gobierno, sobre la tierra arrasada que dejará el experimento libertario.

Del otro lado, quienes apostamos a organizar la resistencia hoy y no podemos esperar tres años para recuperar el trabajo o evitar el avance sobre banderas que tanto costaron cómo es la lucha por la memoria de los/as 30.000. Entendemos que hace falta que todo ese sector de la sociedad que está en contra del ajuste en curso pueda expresarse en un gran frente de lucha, en las calles, en sus lugares de trabajo y sus barrios, articulando y coordinando acciones entre trabajadores, asambleas barriales, centros estudiantes, el movimiento de mujeres y de los Derechos Humanos.

La exigencia al paro y de un plan de lucha no es solo una cuestión de palabras que se vociferan por micrófono y después se las lleva el viento. Un paro de estatales, de las organizaciones y sindicatos de la CTA, podrían ser el puntapié para que miles sean parte de estas luchas que hoy se están desarrollando, para involucrarse activamente en una gran campaña nacional e internacional en defensa de los Derechos Humanos, como proponen les trabajadores de Sitios de Memoria, con una gran asamblea en la Plaza de Mayo para defender las conquistas populares y las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.

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