Tras una semana de las inundaciones en el pueblo de Volcán, los habitantes permanecen en condiciones precarias y sin las medidas asistenciales correspondientes para la magnitud de la situación
Valentina Schatz @valen.schatz Estudiante de Comunicación Social - UNJu
Jueves 19 de enero de 2017 17:00
El alud ocurrido el pasado 10 de enero, cubrió a la localidad de Volcán bajo varios metros de barro. A su paso destrozó las viviendas de la zona dejando a miles de familias sin hogar. Más de 1.000 personas se encuentran evacuadas, hay dos muertos y al menos tres desaparecidos.
Ahora al pasar una semana concurrimos al lugar y las consecuencias siguen siendo muy notorias. El barro sigue cubriendo gran parte de las calles y las casas del pueblo. Los servicios de agua y luz no han sido restablecidos.
El barro es altamente tóxico porque contiene cal de la fábrica que se encontraba al frente de la ruta y bajo el mismo se pueden encontrar animales muertos e infinidad de cosas que atentan contra la salud y el bienestar de las personas.
Las insuficientes medidas de higiene tomadas son: brindar barbijos, guantes de látex y botas. Pero las mismas no llegan a todas las personas; dan un par de los mismos para familias de 3 o más integrantes, dejando expuestos a riesgos de salud al resto de los pobladores.
En cuanto a los recursos (agua, alimentos, ropa y elementos de higiene) se mantienen en condiciones negligentes, donde los afectados no tienen total acceso a las mismas; los pobladores denunciaron a nuestro medio el manejo clientelar de la entrega de los elementos donados.
“Las donaciones están llegando, solo que unos reciben mucho más que otros” decía un vecino entre bromas.
Mientras una vecina de la zona más afectada comentaba “acá ya no se puede vivir, es un peligro para mis hijos y mis nietos, el más chiquito no tiene ni dos años y ya se me están enfermando por tanta contaminación; aca hay cal y animales muertos, los primeros días que andábamos sin botas, sin guantes, se nos estaba lastimando los pies las manos”.
“A nosotros no nos estaban dando nada, yo conseguí un par de botas pero nosotros en la casa somos 5 y se la tuve que dar a mi hijo porque él saca el barro y eso”
En nuestra visita pudimos constatar que la enorme fuerza y solidaridad de los voluntarios, junto a los pobladores es el principal motivo por el cual las condiciones mejoran. El gobierno, la iglesia y las fuerzas policiales no participan activamente en las acciones de limpieza y asistencia.
“Más ayuda sí hay. Pero en el tema de limpieza y rescate...se sigue buscando a esas dos personas desaparecidas; a mi me gustaría es que esto (la limpieza) se haga con una máquina, no así a pulso. Para hacerlo así a pulso como lo hacen los chicos ahora no me parece” comentaban en referencia al trabajo de pobladores y voluntarios.
Además remarcaron las condiciones a una semana de los hechos, “no es un jugarreta esto es algo serio. Yo trabajo independiente porque soy madre soltera y se me rompieron las cosas para trabajar, mi fuente de trabajo; soy una persona sola y tengo cinco hijos. Se nos ha arruinado todo y la manutención viene de mí”.
“Necesitamos que nos den algo mejor, pero acá ya no, acá ya peligramos todos, con otra lluvia el otro cerro está a punto de derrumbarse. Lo esencial, para mí es un lugar seguro; antes de ayer volvió a llover y los chicos me querían salir corriendo. No nos importa donde estemos, mientras no nos inundemos.”
“No dormimos en los refugios porque las puertas de nuestras casas están todas rotas, dormimos aquí por seguridad, para cuidar nuestras cosas, lo que nos queda.”
En la zona sur, un joven nos comentaba cómo vivió el temporal “ese día estaba con mi mamá, tengo una casa Huajra, y ahí los corrales se taparon y nadie fue. Nadie se acerco ahi.”
“En Tumbaya no quieren repartir las cosas, se quedan con lo mejor y hacen desaparecer, se reparten entre ellos. Llegó alfalfa y maíz, nada nos dieron, ni una caja de fósforos nos ofrecieron”. Respecto a la situación de Volcán nos expresó “yo dudo que terminen que sacar el barro de la ciudad; van a dar viviendas nos han dicho, pero pasa el tiempo y no hacen nada. Es lo mismo, la primera vez que bajó el volcán tendrían que haber sacado toda esa montaña que había de barro y por eso se vino para acá adentro. No hicieron las defensas.
Cuando bajó el volcán hace un par de años juntaron todo y lo dejaron ahí nomás. La última vez dijeron que iban a tomar precauciones...nunca movieron un dedo” concluyó.
A contramano de las muchas promesas de infraestructura y de los anuncios de mejorar la matriz tecnológica de los gobiernos anteriores y actuales, los testimonios de los vecinos nos muestran que la catástrofe es el producto de muchas falencias que se cobraron vidas, familias y hogares.