El 2 de diciembre se conmemora la fecha en la que, en 1949, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Convenio para la represión de la trata de personas y la explotación ajena.
Viernes 2 de diciembre de 2022 08:58
Esta fecha fue establecida por la ONU en 1985. Su objetivo es reclamar por la erradicación de todas las formas actuales de esclavitud, entre las que se considera la trata de personas para la explotación laboral, sexual, el trabajo infantil, los matrimonios forzados o el reclutamiento de niñas y niños para que intervengan en conflictos armados.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), alrededor de 180 millones de menores de edad son explotados sexualmente o esclavizados para desempeñar trabajos peligrosos y precarios como, por ejemplo, la minería. Eso en el marco de que, según denuncia UNICEF, uno de cada seis niñes trabaja a nivel mundial. La misma entidad estima que aproximadamente 50 mil mujeres y niñes de África son enviados ilegalmente a Estados Unidos por traficantes de personas.
Las convenciones internacionales definen a la trata de personas como la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Y la explotación incluye, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.
Obviamente, las personas obligadas a migrar (por crisis económica, política, guerras, persecución, crisis climática, etc.) son uno de los grupos más vulnerables.
Recién en 2014, la OIT lanzó una campaña para que 50 países ratifiquen el Protocolo sobre Trabajo Forzoso para comprometerse a tomar medidas efectivas para erradicar la esclavitud moderna y, sin embargo, estos primeros apoyos oficiales no se alcanzaron hasta el 2021.
En el capitalismo, proliferan estas paradojas: marcas de consumo masivo que apelan a la libertad en sus anuncios publicitarios y cuyos productos se elaboran en condiciones de cuasi esclavitud o con la explotación del trabajo infantil; mayores libertades sexuales e incluso regulaciones de la industria del sexo que coexisten con el secuestro de jóvenes, sin dejar rastro, para ejercer la prostitución contra su voluntad, en destinos alejados de sus hogares.
Las convenciones y protocolos firmados por estados y organizaciones internacionales no pueden eliminar las más brutales y despiadadas formas de explotación que se desarrollan a la sombra de la explotación legal asalariada, que se rigen por la insaciable sed de lucro de los capitalistas. ¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!