Ayer el gobernador de Jujuy Gerardo Morales (Cambiemos) dio su discurso de apertura de las sesiones legislativas, con repetidos anuncios y un intento de justificar sus dos años de gestión. Con críticas a la izquierda defendió el cierre de escuelas, la venta y despidos en el Ingenio La Esperanza y el Plan Estratégico de Salud. Afuera de la Legislatura, sindicatos, organizaciones sociales y partidos de izquierda se manifestaron en el marco de un paro provincial, y fueron reprimidos por la policía.
Jueves 5 de abril de 2018 23:05
Gerardo Morales, uno de los “mejores alumnos” del presidente Macri, dio ayer su tercer discurso de apertura de sesiones legislativas desde que es gobernador de Jujuy. Durante dos horas habló de obras y proyectos ya anunciados en otras oportunidades, como las inversiones en litio, energía renovable, turismo, GirSu, o el tan anunciado tren a la quebrada, y obras de infraestructuras, sin generar el mismo entusiasmo y expectativas de hace dos años atrás, ya que con los mencionados anuncios y avances tampoco se come ni se educa, ni se percibe la "baja" en los índices de pobreza provinciales que igual que su par Macri, quiso mostrarlo como un importante logro, de una DIPEC intervenida. Por el contrario, el Indec informó una suba de la pobreza en la provincia. En un discurso que muchos medios calificaron de “defensivo” ya que tuvo que reconocer que “cometemos errores y no somos infalibles”. Si bien es cierto que, comparado con sus discursos anteriores, fue más cauto, igualmente se dedicó a defender sus políticas de ajuste contra los trabajadores, el cierre de escuelas, el llamado Plan Estratégico de Salud que recorta prestaciones en los hospitales públicos y los despidos en el Ingenio La Esperanza, además que se dedicó en varias partes de su discurso a criticarnos a los diputados, concejales y militantes del Frente de Izquierda.
La paz huele a gas lacrimógeno
Como todos los años, gobernadores peronistas y, ahora, uno radical en alianza con el peronismo massita del vicegobernador Haquim, montan su “show” caminando desde Casa de Gobierno hasta la Legislatura rodeados y aplaudidos por militantes y simpatizantes de sus partidos, los únicos a los que se les permitía atravesar las vallas. Todo cuidadosamente rodeado de policías, patrulleros y la infantería. Pero este año, como no se veía hace tiempo, la apertura de sesiones se dio en el marco de un paro y movilización provincial de casi todos los sindicatos estatales y docentes, Luz y Fuerza, municipales de algunas ciudades del interior (con la notoria ausencia del SEOM Jujuy del “Perro” Santillán), de la salud, estudiantes, organizaciones sociales y partidos de izquierda, entre ellos la destacada participación de nuestro partido, el PTS, y su juventud.
Si bien el paro tuvo el límite de las propias conducciones, que no convocaron a asambleas para garantizar la masividad ni vienen realizando medidas contra las paritarias a la baja y no plantearon ninguna continuidad, fue una acción importante de los trabajadores y trabajadoras, que expresaron la bronca contra las medidas del propio Gobierno. Un hecho que el gobierno y la mayoría de los medios prefieren ocultar o minimizar.
Mientras Morales daba su discurso, la policía y la infantería reprimían con gases lacrimógenos y balas de goma a los más de mil trabajadores, trabajadoras y estudiantes que se movilizaron hasta la Legislatura, con decenas de heridos y heridas, entre ellas Sara Velazquez, de Madres y Familiares de Detenidos - Desaparecidos. Mientras el gobernador decía que en Jujuy “se respira paz”, en la calle “la paz” olía a gas lacrimógeno y se sellaba en el cuerpo en forma de bala de goma. Después de dos años de ajustes, represión y persecuciones no pudo mostrar las calles “vacías” de protestas. Los trabajadores y la juventud seguimos enfrentando en las calles al régimen policíaco que montó Gerardo Morales junto con una Justicia adicta, a pedido de los dueños de la provincia, que exigen mano dura para hacer pasar el ajuste en las condiciones de vida de las mayorías populares.
El PJ, una “oposición” a la medida de Cambiemos
Más entre líneas que abiertamente, Morales dio algunas definiciones sobre las principales fuerzas políticas de la oposición. Sobre el peronismo, más allá de sus críticas a anteriores gobiernos del PJ, reivindicó su “responsabilidad”, que viene por partida doble. Por un lado, está el PJ massista que es parte del gobierno, por el otro, el PJ dirigido por el diputado-empresario Rivarola. Con este comportamiento del PJ, Morales uso como ejemplo el apoyo que le dieron, tanto desde los legisladores como desde los sindicatos, al proceso de venta del Ingenio La Esperanza. Morales no ocultó su alegría: “Agradezco a los Legisladores de esta Cámara la aprobación de leyes que sirven para profundizar el cambio y sentar las bases del desarrollo de la Provincia de Jujuy: se sancionaron 56 leyes, 34 en el Período Ordinario y 22 en el Período Extraordinario”, graficó.
Es que, como volvió a dejar en claro Rubén Rivarola luego del discurso del gobernador, el PJ no es más que una “oposición” a la medida de Cambiemos. "El Peronismo no va a poner trabas, vamos a apoyar todo lo que sea bueno para Jujuy" sentenció el legislador peronista. Léase: vamos a tranzar y votar todas las leyes que necesite Morales para gobernar. Como hicieron con el presupuesto de ajuste todos estos años. “Hay que apoyarlo a que cumpla ese sueño que tiene" remató Rivarola.
Si alguien todavía esperaba que el peronismo iba a enfrentar las políticas de ajuste de Morales, el propio presidente del partido se encargó de terminar con “ese sueño”. Por el contrario, su estrategia es la de ser una “oposición moderada”, casi indistinguible del propio oficialismo, que los lleve sin mayores sobresaltos hacia el 2019. Un camino marcado nacionalmente por el senador Pichetto que busca un acuerdo con Sergio Massa y la “liga de gobernadores” peronistas, por cierto con un destino de dudosa efectividad.
Una izquierda que se planta junto a la clase trabajadora
A casi cuatro meses de que desde la izquierda llegamos por primera vez en la provincia a ocupar un lugar en la Legislatura, Gerardo Morales se encargó de criticarnos por no ser esa “oposición responsable” y a la medida del oficialismo. El gobernador dijo “no entender que hacía una concejal de la izquierda”, en referencia a nuestra compañera Andrea Gutiérrez, en una protesta de estudiantes del CEIJA contra el cierre de escuelas, o “politizando” el reclamo de estudiantes, padres y madres de la escuela Helen Keller. También cuestionó a quienes no apoyamos su plan de venta y despidos en el Ingenio La Esperanza, o criticamos el Plan Estratégico de Salud por cerrar servicios en distintos hospitales o por las medidas xenófobas y discriminatorias hacia los hermanos extranjeros. Un reconocimiento de que vamos por buen camino.
Desde el PTS-Frente de Izquierda estuvimos ayer dentro de la Legislatura plantando las banderas de la defensa de la educación y salud públicas, contra los despidos en La Esperanza, contra las paritarias a la baja, repudiando la represión y la impunidad del gobierno. Pero también estuvimos afuera, en la calle, acompañando el paro y movilización de los sindicatos, exigiendo a sus conducciones asambleas y un plan de lucha provincial, “bancando” cada vez que la policía y la infantería reprimían con gases y balas de goma. Como siempre decimos, nuestras bancas están para eso, para defender adentro y afuera los derechos de los trabajadores, de las mujeres y de la juventud.
No somos una “oposición” como la que acostumbran tener la UCR o el PJ. Nosotros confiamos en que la fuerza de la clase trabajadora, junto a los estudiantes, el movimiento de mujeres y los sectores populares, es la que puede no sólo frenar las políticas de ajuste de Macri y Morales, apoyadas por el PJ, sino dar una salida a las crisis que generan los propios capitalistas. Los partidos tradicionales, como el PJ y la UCR, son los partidos de los terratenientes, las grandes tabacaleras, los empresarios del azúcar como Blaquier y sus principales referentes son grandes empresarios también. Desde el PTS damos todas nuestras peleas con el objetivo de que la clase trabajadora rompa con esos partidos y construya uno propio. Un gran partido de la clase trabajadora que pelee no sólo por defender los derechos conquistados sino que se proponga organizar la fuerza de miles para derrotar los planes de ajuste y avanzar en una salida anticapitalista. Que organice agrupaciones clasistas en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, que peleen por recuperar los sindicatos para los trabajadores, enfrentando a los dirigentes burocráticos. Que intervenga en el movimiento estudiantil para que los centros de estudiantes sean herramientas de organización y lucha en defensa de la educación pública, peleando por la unidad obrero-estudiantil. Que en el movimiento de mujeres pelee, como lo hacemos hoy desde Pan y Rosas, por un feminismo socialista, porque para derrotar definitivamente el patriarcado hay que terminar también con el capitalismo.
Ese gran partido de la clase trabajadora es el que tenemos que poner en pie.