El presidente presentó un panorama muy distinto de aquel que viven millones de personas. Los legisladores oficialistas aplaudieron un discurso que justifica el ajuste y los despidos.
Nicolás del Caño @NicolasdelCano
Sábado 2 de marzo de 2019 01:05
Imagen: Martín Cossarini/Enfoque Rojo
Macri inauguró sesiones ordinarias en el Congreso y una vez más tuvimos que escuchar una larga arenga con tono electoral. Nos vimos obligados a soportar los aplausos entusiastas de los legisladores oficialistas ante prácticamente cada palabra del presidente. Debimos aguantar los relatos de fantasía sobre el país que está "cambiando", sobre la "revolución de los aviones", la conectividad de internet y muchas cuestiones más.
Pero ni el presidente ni sus aplaudidores viven en el país real. No viajan en transporte público, no se atienden en los hospitales estatales ni mandan a sus hijos o hijas a la escuela pública.
El colmo de irrealidad es que Macri se haya ufanado de defender un supuesto avance en las conquistas democráticas de las mujeres y la apertura de la discusión por el derecho al aborto, cuando en estas últimas semanas tanto Morales en Jujuy como Manzur en Tucumán negaron derechos elementales como la Interrupción Legal del Embarazo, torturando niñas de 11 y 12 años al obligarlas a parir.
En el país que Macri pintó este viernes tampoco existen los despidos. En el país real, donde no viven ni el presidente ni sus legisladores, hace pocas horas se anunció el cierre de la fábrica de carrocerías Metalpar. Son 600 las familias que quedan sin su sustento diario. Apenas un día antes, la plataforma PedidosYa sumó 450 despidos. En el último año superaron los 190.000 en el sector privado.
A esa situación se suman los mazazos que sufren los ingresos de la población trabajadora. En 2018 el salario perdió casi un 18 % en comparación con la suba de los precios. Este año, solo en el mes de enero, los precios escalaron un 2.9 %, y en febrero todo será peor, tras los aumentos en el transporte, la energía y otros servicios.
El presidente defendió la política económica pactada con el FMI. Es decir, defendió los tarifazos que sufre la mayoría de la población y los recortes presupuestarios en salud y educación para garantizar los pagos de la deuda externa.
En su discurso, Macri volvió a pedir paciencia. Habló de "fe" y "esperanza". Pidió mirar al futuro, pero solo para no hablar del presente.
Este viernes, lanzando la campaña electoral de Cambiemos, Macri hizo lo posible por diferenciarse del Gobierno anterior. La famosa "grieta" fue parte central del discurso que tuvimos que escuchar.
En el Congreso Nacional también hubo silbidos y gritos. Entre quienes silbaron están muchos de los que han sido garantes de las leyes macristas. El mismo presidente se los agradeció, insistiendo en que la bancada oficialista es minoría en ambas cámaras.
Entre quienes más silbaron estuvieron legisladores y legisladoras del kirchnerismo. Son quienes hoy vienen a proponer un frente de unidad con todos aquellos que le dieron gobernabilidad a Cambiemos. Por ejemplo, acaban de acordar un frente común con el gobernador entrerriano Gustavo Bordet. El mismo que defendió la mal llamada reforma jubilatoria y mandó a sus diputados a votarla a favor.
En su discurso, Macri ratificó la subordinación a los mandatos del FMI. Más allá de los discursos, el peronismo y el kirchnerismo comparten esa política que, de continuarse, llevará a mayor pobreza, desocupación y hundimiento de las condiciones de vida de la población trabajadora.
Pero esa situación no es inevitable. Esas políticas de ajuste se pueden derrotar con la movilización masiva de la clase trabajadora, la juventud y el movimiento de mujeres. Una movilización que apunte en dirección a una salida anticapitalista, para que la crisis la pague el gran empresariado y no las mayorías populares. El Frente de Izquierda y el PTS apuestan a desarrollar esa perspectiva.
* Nota publicada originalmente en Infobae
Nicolás del Caño
Es diputado nacional por el Frente de Izquierda y dirigente del PTS. Es autor del libro Rebelde o precarizada. Vida y futuro de la juventud en tiempos de FMI.