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Red Internacional
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Efecto Trump. El primer ministro británico Keir Starmer en la mira de Elon Musk y los mercados financieros

A medida que las tasas de interés del Reino Unido alcanzan niveles récord y la economía británica se desinfla, el cada vez más impopular gobierno laborista de Keir Starmer está siendo atacado por Elon Musk y la extrema derecha. Un síntoma de inestabilidad global, alimentada por el regreso de Trump al poder.

Lunes 13 de enero 12:26

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El gobierno laborista de Keir Starmer está en crisis. Mientras Elon Musk aumenta los ataques contra él y galvaniza a la extrema derecha británica, que ya cuenta con un 24% de aprobación en las encuestas, el gobierno se prepara para afrontar un posible ataque de los mercados financieros sobre su deuda soberana.

Un presupuesto militarista y neokeynesiano financiado con deuda y aumentos de impuestos está en la mira de los mercados y despierta la ira de los empresarios, lo que hace surgir el espectro de una crisis social, y de los inversores que consideran que la economía británica es demasiado frágil para endeudarse más, mientras que su deuda ya ronda el 102% del PIB.

Los mercados de bonos llevan unos diez días tensos y el precio de los bonos británicos ha alcanzado máximos históricos. El viernes 10 de enero, el bono a 10 años superó el 5,5%, su nivel más alto desde 1998. Los bonos anuales también están subiendo. Niveles superiores a los rendimientos alcanzados durante la crisis de los minipresupuestos presentados por Liz Truss en 2022.

Después de presentar un plan de recuperación de 100 mil millones de euros en cinco años, financiado con 28 mil millones en nuevos préstamos y 40 mil millones en aumentos de impuestos, y una ronda de inversiones de 5,8 mil millones para la industria militar y el sector energético, Starmer esperaba rearmar a las clases dominantes británicas. ¿En contra de su voluntad?

Mientras los empresarios amenazan con desencadenar una crisis social como represalia y trasladar aumentos de impuestos aumentando los precios o reduciendo los salarios, los mercados financieros están preocupados por un escenario de estanflación: mientras los empresarios quieren preservar sus márgenes incluso si eso significa alimentar la inflación, el Banco de Inglaterra probablemente tendrá que mantener tasas clave altas, a riesgo de desencadenar una recesión. Por otro lado, los mercados juzgan que el capitalismo británico no es capaz de endeudarse aún más debido a la baja productividad del capital, el lento crecimiento y las muy bajas tasas de inversión en el país.

La crisis social que se avecina ya ha privado al gobierno del impulso de las últimas elecciones, tras las cuales Starmer obtuvo una supermayoría en el parlamento. Aunque no tiene que temer a una oposición interna, su popularidad se ha derrumbado: a los conservadores, aunque deslegitimados después de 10 años de austeridad, les está yendo mejor. Con un 26% en las encuestas, están por delante del partido de extrema derecha Reform UK, con un 24%, y del Partido Laborista en caída libre, con un 23%. Un síntoma de la fragilidad del bipartidismo en el Reino Unido y de las tendencias a la recomposición política, ya perceptibles durante las elecciones legislativas de 2024.

Elon Musk difícilmente podría haber elegido un mejor momento para atacar a Starmer. En una operación de desestabilización selectiva (el hombre más rico del mundo no oculta su deseo de precipitar la caída de Starmer antes de las próximas elecciones), el multimillonario ha seguido atacando al gobierno, explotando casos de abusos infantiles y violaciones que se remontan a quince años atrás, acusando al Primer Ministro de ser cómplice de estos crímenes.

Después de mostrar sus vínculos con Nigel Farage, líder del partido de extrema derecha Reform UK, Musk le soltó la mano y pidió un cambio de dirección en la cúpula del partido. Padrino de la extrema derecha internacional, Musk prefirió apoyar a Tommy Robinson, un activista considerado "demasiado extremista" por Farage, encarcelado por "desacato al tribunal", y que milita en el partido radical de extrema derecha UKIP. Queda por ver qué fracción de la extrema derecha británica, Reform UK o UKIP, acabará obteniendo los favores del líder de Space X y Tesla. En el futuro inmediato, la ofensiva de Musk pone en grandes dificultades a Starmer, que ya lucha con los mercados financieros.

Los repetidos ataques de Musk señalan un claro cambio de atmósfera en las relaciones británico-estadounidenses, a pocos días de la toma de posesión de Donald Trump, cuyas amenazas proteccionistas y cuya diplomacia agresiva no son ajenas a la inestabilidad crónica que se ha apoderado de los mercados financieros. Si bien la imposición de barreras aduaneras en Estados Unidos podría desencadenar un shock inflacionario, con repercusiones globales, Trump también indicó que quería reducir masivamente los impuestos al capital estadounidense, hasta el punto de sustituir los impuestos por medidas aduaneras.

Un riesgo importante a los ojos de los mercados financieros, que temen que la deuda de la primera potencia mundial explote. La tensión en Estados Unidos ha tenido repercusiones en todos los mercados de bonos en un momento en que las tendencias de rearme militarista están empujando a los gobiernos a endeudarse masivamente. Por tanto, la presión sobre las deudas soberanas está aumentando en toda Europa. Como señala el Financial Times, "aunque las tensiones aún no son tan fuertes como en los años 1990, los gestores de fondos dicen que efectivamente hay una ruptura decisiva entre los inversores con la era de las tasas de interes bajas y la flexibilización cuantitativa, cuando las compras de los bancos centrales eran el principal vector de movimiento de bonos".

La inestabilidad del Reino Unido y la tensión en los mercados de bonos también podrían empeorar la situación económica de Francia, cuyos bonos soberanos también están en el punto de mira de los mercados. Un testimonio más de que en un contexto de crisis económica generalizada y creciente inestabilidad global, los inversores actúan ahora como policía económica del capital financiero.

En el Reino Unido no se puede descartar el escenario de un ataque a la deuda británica. Podría allanar el camino para la caída del gobierno de Starmer y abrir un camino hacia la extrema derecha que está al acecho, después de décadas de austeridad y políticas antiobreras llevadas a cabo en conjunto por el Nuevo Laborismo y los conservadores. Ante el impasse de la izquierda burguesa británica, alineada con las políticas más xenófobas de la Comisión Europea y defensora de una agenda militarista, urge que surja en el Reino Unido una izquierda revolucionaria que pueda ofrecer a los británicos, a los sectores populares y a las clases trabajadoras una solución a sus necesidades y demandas ante una situación de crisis generalizada empujada por los mercados, los empresarios y megamillonarios como Musk.