La jornada del sábado 28 de febrero en Italia fue de intensa actividad callejera y demostración de fuerzas.
Miércoles 4 de marzo de 2015
Por un lado, en la Piazza del Popolo, con el lema " Renzi a casa " y con estandartes de Mussolini con el slogan " Salvini, te estaba esperando ", en alusión al líder de La Liga del Norte, Matteo Salvini, se congregaron unos 6 mil manifestantes. Convocados por La Liga del Norte y Casa Pound, organización esta última que viene de perpetrar un ataque fascista en la ciudad de Cremona dejando en estado de coma a un militante social, y con la presencia de militantes griegos de Aurora Dorada, el acto consumó la intención de la Liga del Norte de consolidarse a nivel nacional como alternativa de ultraderecha al gobierno de Matteo Renzi, en vistas a las próximas elecciones regionales de Mayo, intentando emular al FN de Marie Le Pen de Francia. El nudo del programa de La Liga del Norte, está en la salida de Italia del Euro, con el retorno a una moneda soberana, y que se aprueben las leyes antiinmigrantes, planteando que hay que poner al "Italiano" en el centro de la política del Estado. Entre otras cosas, su líder Salvini, planteó la formación de un grupo dentro del Europarlamento con el Frente Nacional de Marie Le Pen, a quien invitó a arribar en la próxima primavera europea a la capital italiana, para realizar un acto común. En declaraciones a la prensa, el presidente de Casa Pound, Gianluca Iannone, manifestó que ellos tenían como líder histórico a Benito Mussolini: " Salvini es el único lider de oposicón a Matteo Renzi. Nosotros somos mussolinianos y queremos gobernar el país con él ".
Por otra parte, partiendo desde Piazza Vittorio, recorriendo todo el centro de Roma hasta arribar frente al Coliseo, más de 30 mil manifestantes marcharon bajo el lema de la campaña " Mai con Salvini " ("Nunca con Salvini").
Convocados por organizaciones de la izquierda, movimientos sociales, de inmigrantes, Sindicatos de Base, y estudiantes, una multitudinaria protesta le dió una contundente respuesta a la congregación fascista, con cantos como : "La Roma que reacciona y no baja la cabeza, que odia al fascista y al rascista, la de los explotados y de los estudiantes que estudian en una ciudad destruída de años de malgobierno, para recuperar las calles de la ciudad de las manos de quienes nos están arruinando nuestra vida ". La cabecera de la marcha a su vez, fue contra Renzi y su política de austeridad: " No a la política de austeridad, No al gobierno de Renzi" Nunca con Salvini " Roma no los quiere ".
La amplia presencia de la juventud en las calles romanas, también expresa un proceso juvenil que se viene desarrollando al calor de la crisis económica, con un despertar activo y militante por causas antimperialistas y antifascistas.
Esta clara superación de fuerzas en la capital italiana, que barrió todo el cerco que hicieron los medios de comunicación que tuvieron que reconocer la multitud en la convocatoria, a su vez hizo que líderes de la coalición de la derecha Forza Italia, entre ellos Berlusconi, que tiempo atrás saludaba el ascenso de Salvini, tengan que salir a diferenciarse por su "extremismo y falta de realidad ".
Por otra parte, en Milán, sindicatos de base como USB, encabezados por un nutrido contingente de inmigrantes, se movilizó en contra de las leyes antiobreras Jobs Act, cuyos dos primeros decretos fueron aprobados por el consejo de ministros de Matteo Renzi el 20 de febrero, y que cuentan con la complicidad de las burocracias sindicales de la Cgil-Cisl-Uil. Estas leyes son parte de la política de la Troika, de mayor ajuste y ataques a los derechos de los trabajadores.
Esta movilización, por demás progresiva de trabajadores en contra de las leyes de flexibilización y las multinacionales, tiene el límite que los sindicatos de base han adoptado una política alternativa frente al rol traidor de la burocracia sindical. Por ejemplo ante la gran huelga de diciembre pasado, los sindicatos de base no participaron, habiendo desaprovechado utilizar esa manifestaciòn de fuerza de la clase trabajadora como tribuna mediante una política de denuncia y exigencia a las conducciones de los grandes sindicatos, retomando la tradición del frente único: golpear juntos, marchar separados. Frente a la aprobación de las primeros decretos de Jobs Act, carecen de un diálogo dirigido a la base obrera de las principales ramas industriales, para que sus conducciones rompan el acuerdo con el gobierno, con la exigencia a un plan de lucha y paro nacional hasta derrotar estas leyes.