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Red Internacional
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CRISIS DEL BREXIT. Elecciones con final abierto en Reino Unido: Johnson y Corbyn pelean distrito a distrito

Se trata de las elecciones más importante en décadas. El Brexit, el sistema de salud público y el futuro modelo económico han dominado la campaña.

Jueves 12 de diciembre de 2019 11:30

Unos 46 millones de ciudadanos están llamados a votar hoy jueves 12 de diciembre en las elecciones generales adelantadas en el Reino Unido —las próximas estaban programadas para 2022— que tienen lugar en diciembre por primera vez desde 1923.

El primer ministro conservador Boris Johnson convocó elecciones adelantadas el 29 de octubre cuando no logró que el Parlamento aprobara la salida de la Unión Europea (UE) en sus términos. Al no contar con mayoría única, y ante la perspectiva de que su propuesta de retirada fuera enmendada, Johnson optó por ir a las urnas para lanzar una campaña electoral que le permitiera desplegar abiertamente su bandera euroescéptica.

A pesar de su famosa promesa de “brexit o muerte”, el mandatario no sacó al país de la UE el 31 de octubre, tal como había prometido al asumir el 24 de julio como primer ministro tras la renuncia de su predecesora en el cargo, Theresa May. May, justamente, había dimitido debido a la imposibilidad de que el Parlamento aprobara su propuesta de salida de la UE. Afectado por el mismo impasse parlamentario y la falta de una mayoría, Johnson fue forzado por los partidos opositores a pedir una prórroga a la UE hasta el 31 de enero de 2020, y ahora se juega a conquistar una mayoría para tener el apoyo necesario para negociar el Brexit en sus términos. Además, promete en tiempo récord un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos de Donald Trump, con quien Johnson es generalmente comparado, dada su retórica anti-inmigrante y nacionalista.

Según varias encuestas, Johnson es el favorito, aunque su ventaja se ha reducido en las semanas de campaña electoral. La última encuesta de opinión, divulgada la víspera electoral, plantea dudas sobre la mayoría parlamentaria que precisa Johnson para poder ultimar sus planes para concretar el "brexit", según el calendario fijado del 31 de enero.

Los datos dejan entrever la posibilidad de que el desenlace electoral arroje finalmente otro Parlamento fragmentado —asignando un 43 % del apoyo a su partido, seguido del Laborismo con el 34 %— algo que sumiría, de nuevo, al país "en la parálisis, en retrasos y más referendos divisorios", según advirtió hoy Johnson. En tercer lugar, le seguirían los demócratas liberales, liderados por Jo Swinson —que se oponen al "brexit"— con un 12 %, seguidos del Partido del Brexit, los Verdes y el Partido Nacionalista Escocés (SNP), con el 3 % cada uno, estas cifras según la YouGov.

El hecho de que la firma otorgue a los conservadores una variable de escaños de entre 311 y 367 dificulta hacer proyecciones, en virtud del sistema electoral de mayoría simple a una sola vuelta.

Al Brexit rápido que promete Boris Johnson se le opone la propuesta del laborista Jeremy Corbyn, que ofrece negociar un acuerdo alternativo con la UE que mantenga al Reino Unido más alineado con el bloque europeo. El acuerdo sería sometido a un referendo donde la alternativa sería permanecer en la UE. El futuro del líder del laborismo también está en juego: es el manifiesto electoral más a la izquierda en toda la historia del partido y busca conquistar los votos perdidos tras décadas de austeridad y políticas neoliberales. Algunas de sus propuestas son: nacionalizar los servicios (incluyendo agua, energía, ferrocarriles, internet), incrementar substancialmente el gasto público, reducir las emisiones de carbono a cero para 2030, abolir los aranceles universitarios (que actualmente superan las 9000 libras por año), recortar la semana laboral a 32 horas, ampliar las licencias de maternidad pagas de nueve a 12 meses, y subir el salario mínimo.

El Manifiesto del Laborismo logró conquistar a nuevas generaciones de jóvenes que se sumaron en miles a hacer campaña en las zonas consideradas “marginales” (con poca diferencia de votos entre conservadores y laboristas). Organizados en grupos de chat en redes sociales y afilando los discursos de la campaña mediante foros de formación a través de internet, desde que se anunciara el Manifiesto un verdadero ejército de jóvenes salió a conquistar el voto. Los jóvenes se apuntan en internet en la zona marginal más cerca de la propia y a partir de ahí se centralizan los equipos de campaña que en buses o en coches se van a pelear el voto. En las elecciones de 2017, el 66 % de los votantes de 18 y 19 años y el 55 % de los treintañeros se inclinaron por el laborismo, si esta tendencia se repite podría significar un traspié para Johnson.

El laborismo espera que su formidable base de decenas de miles de voluntarios pueda contrarrestar el peso de los medios de comunicación, en su mayoría favorables al oficialismo, y el impacto de una campaña electoral conservadora que, en ciertos sentidos, ha seguido las mismas estrategias de la “pos-verdad” usadas con éxito por políticos como Trump o Bolsonaro. De hecho, un estudio ha demostrado que el 88% de los avisos en línea de los conservadores contenían información engañosa, contra 0% de los laboristas.

Un Servicio Nacional de Salud (NHS) desmantelado por años de desfinanciamiento, aranceles universitarios exorbitantes, el incremento del empleo casual, y la preocupación por el desastre climático viene moldeando la ideología de los jóvenes que no se identifican con la tendencia encarnada por el giro a la derecha de los conservadores. Sin embargo, en distritos obreros del norte del país, donde la desinversión ha golpeado fuerte, el discurso laborista cala con menos facilidad. Por eso, la clave de su campaña ha sido llegar a los distritos marginales, en aquellas circunscripciones laboristas —medio centenar— donde la diferencia entre candidatos en 2017 fue de apenas 1.000 votos, o donde el Brexit triunfó en 2016.

El resultado de las elecciones dependerá de cómo se vote en cada uno de los 650 distritos electorales. En virtud del sistema de mayoría simple prevalece el voto útil, es decir, votantes laboristas que se decanten por darle su voto a los demócratas liberales para evitar que los conservadores ganen y votantes demócratas liberales, que se inclinarán a favor del laborismo para evitar que los conservadores ganen.

Para ser gobierno con mayoría propia se necesitan 326 diputados. Por ello, si Johnson solo obtiene una primera minoría, o si Corbyn recupera su base votante tradicional, el laborismo podría formar un gobierno de coalición o lograr un acuerdo alternativo con los principales partidos de oposición.

Se trata de una elección clave también porque lo que está en juego es el futuro de la unión de las tres naciones: Inglaterra, Escocia y Gales y de la provincia, Irlanda del Norte, todas componentes del Reino Unido. Si Boris logra una mayoría absoluta y lleva adelante su salida a secas el 31 de enero, se podrían acelerar las tendencias centrifugas en Escocia (que favorece abrumadoramente la pertenencia a la UE).

También podría eventualmente llevar a una unidad entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, dado que el acuerdo que Johnson quiere firmar con la UE implica que ambas partes de la isla estarían sujetas a un mismo sistema regulatorio. Esto ha llevado a los irlandeses pro-británicos organizados alrededor del partido Partido Unionista Democrático ha denunciar que Johnson ha roto su promesa de que no negociaría una salida de la UE que implicara una frontera entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido. En suma, la integridad política del Reino Unido también se decide en estas elecciones.