El sábado 28 Página 12 publicó una nota alrededor de cómo en estos tiempos de crisis pandémica, es posible “imaginar una policía por fuera de un paradigma securitario punitivo”. Como parte del Observatorio de Seguridad de la Facultad de Ciencias Sociales y docentes de la UBA e investigadores del CONICET, nos llama la atención cómo los autores intentan legitimar lo que ellos llaman el "nuevo" rol de cuidado y protección de las Fuerzas Armadas. A continuación, les respondemos con una dosis de realidad.
Jueves 2 de abril de 2020 09:44
Fantasia vs Realidad
Como si fuera parte de un nuevo paradigma “pandémico”, en el artículo se propone que a partir de esta situación excepcional que se está viviendo a nivel mundial, en la Argentina las fuerzas represivas estarían llevando adelante “tareas de cuidado”, tales como “la atención de mujeres víctimas de violencia”. Sin embargo, es importante recordar que son esos mismos miembros de las fuerzas armadas, los asociados -por múltiples casos demostrados- a las redes de trata de mujeres. Este negocio ilegal funciona y se sostiene gracias a la complicidad de las fuerzas represivas, el Poder judicial y el Estado.
El número de femicidios aumenta día a día y son las fuerzas armadas quienes lo perpetúan mediante su accionar. Entre los cientos de ejemplos, uno es el caso de Fátima Acevedo, asesinada a principios de marzo, quien había denunciado a su pareja por violencia de género en veinticinco oportunidades. Por si fuera poco, tomando solo el año 2018, de cada 10 femicidios, 5 de ellos fueron realizados con el arma reglamentaria.
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Paralelamente, se habla de una policía que está poniendo límites a las transgresiones de los “privilegiados”. Ya vimos, hace poco, el ejemplo de Vicentin paseando en su yate, o el empresario que viola 14 veces la cuarentena y amenaza con despedir a 400 trabajadores, que muestran la impunidad con la que se manejan, creyendo que nunca les va a pasar nada, y que están libre de toda causa... y es que en cierta medida, lo están. A lo sumo, quedan detenidos algunas horas, o pagan millonarias fianzas y vuelven a sus mansiones, con jardines.
En relación con esto, también se menciona que estos policías son de sectores populares, y sufren un maltrato racista y clasista por parte de aquellos privilegiados. Sin embargo, los autores omiten que es esta misma policía la que reprime, humilla, maltrata, y mata a los pibes de las villas y barrios más pobres; donde se registra un asesinato por “gatillo fácil” cada 21 horas. Elles no tienen ni mansiones, ni jardines. Muches viven hacinades donde el distanciamiento social y las medidas sanitarias recomendadas por el Ministerio de Salud son inconcebibles. La calle se torna así en un lugar donde tomar aire puro.
Circulan de a decenas los vídeos que muestran represión policial, como el que salió en la villa 1-11-14, humillando a dos pibes. Entonces, si existe una policía del cuidado, ¿a quiénes están cuidando realmente?
Ratis... ¿para qué?
Los Estados en todo el mundo aprovechan esta situación para ejercer un mayor control social a la par que utilizan nuevas tecnologías y recursos para manejarlo. En estos momentos de crisis, hay políticas que tienen una mayor aceptación por parte de la sociedad, que en otros momentos no hubiera sido posible aplicarlas. En China, por ejemplo, teniendo en cuenta que es un régimen político y social diferente al occidental, más “autoritario” y antidemocrático, y con un aparato de disciplinamiento y control social incluso previo al coronavirus, es evidente cómo se fortalecieron los sistemas de vigilancia con una aplicación móvil creada para indicar si alguna persona tiene coronavirus, si es sospechoso o posible portador, a medida que se va acercando. Es así como vemos que las fuerzas armadas en los distintos Estados, adquieren un mayor poder no sólo de control, sino también de acción y de “castigo”.
Mientras prefieren elogiar a la policía y a sus supuestas “tareas de cuidado”, los autores están también omitiendo la existencia de otros sectores sociales: trabajadores sociales, docentes, entre otros, quienes son les que verdaderamente pueden organizarse con los barrios, junto a les vecines y otres laburantes para realizar estas tareas de “asistencia social”. En las escuelas, por ejemplo, no se están garantizando las viandas de comida, muchos colegios incluso cerraron. Les docentes, son les que sostienen las escuelas, les que conocen a cada niñe y garantizan su comida, saben qué es lo que hace falta y qué no.
Entonces, ¿cuál es el fin de darle más poder a las fuerzas armadas? ¿Por qué es necesario que cumplan el rol que ya está garantizado por trabajadores sociales, docentes y enfermeras? Creemos que su objetivo final no es otro que el de asegurar un mayor control en los barrios y lugares donde es más posible que haya un estallido social, porque son estos los sectores los que más están sufriendo la crisis económica agravada por la pandemia.
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Cómo estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, exigimos que hayan capacitaciones para les estudiantes de Trabajo Social, Relaciones del Trabajo y Sociología y así poder intervenir en esta situación junto a otres trabajadores de la salud, psicólogxs, docentes, etc. Muches de nosotres, elegimos estas carreras por su enfoque social y para poner nuestros conocimientos al servicio de cambiar la realidad, no solo analizarla. ¿Cómo podríamos intervenir? Una de las propuestas que lanzamos desde la juventud del PTS y En Clave Roja, es crear un Observatorio Anti Represivo que haga un relevamiento de las denuncias al abuso policial, de la cantidad de detenidxs, mostrando la realidad de millones contra toda lavada de cara a la policía.
[¿Qué podríamos hacer desde la facultad de Sociales UBA frente al COVID-19?]
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Son las mismas Fuerzas Armadas de ayer y de hoy
Hace unos días vivimos un 24 de marzo distópico. A 44 años del último golpe cívico-militar-eclesiástico, las mayorías trabajadoras estuvimos confinadas, mientras la policía rondaba las calles hostigando laburantes.
Los defensores de la “policía del cuidado” omiten que hay 282 policías de la Metropolitana que habiendo cumplido tareas durante la dictadura genocida, hoy siguen en sus cargos.
Desde el PTS levantamos la consigna “ES LA MISMA POLICIA Y EJERCITO AYER Y HOY” porque no olvidamos ni nos reconciliamos con las fuerzas que desaparecieron, torturaron y mataron a 30.000 compañeres en la dictadura y desaparecieron a Julio López, Luciano Arruga, Santiago Maldonado y mataron a Rafael Nahuel en plena democracia.
En este sentido, solo nos hace falta recurrir a los momentos donde les laburantes se organizaron en contra de las leyes de ajuste de los distintos gobiernos en Argentina, para ver el accionar de las fuerzas armadas. Porque es la gendarmería, la que reprimió brutalmente a los jubilados y jubiladas cuando se votaba la reforma previsional, la misma que hoy forman la unidad nacional. Es esa fuerza la que guiada por el actual ministro de seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni, la que reprimió y persiguió en el año 2014 a los trabajadores de la autopartista Lear, cuando luchaban por sus puestos de trabajo.
¿Cómo es entonces? Si salen a reprimir cuando se vota una ley que perjudica a les laburantes y jubilades y defienden a las patronales cuando despiden a les trabajadores... ¿qué va a pasar cuando se desate la bronca por los despidos y las suspensiones? ¿Qué va a pasar con les trabajadores que quieran salir a pelear por sus puestos de trabajo? A esto le temen, y para esto se preparan, para una respuesta con mayor represión, control y coerción social.
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La pandemia en Argentina está en pleno “ojo de la tormenta”, y con ella se está profundizando una crisis económica, que como pasó en todo gobierno, quienes más la sufren son les laburantes. Es una realidad que está ocurriendo y que cada vez se acrecienta más: despidos, suspensiones, rebajas salariales, etc. Además, en muchos trabajos, sobretodo los más precarizados, no se están garantizando las condiciones de seguridad e higiene para estar protegides de la pandemia.
Desde el Frente de Izquierda Unidad proponemos una salida para frenar esta crisis. Hay que invertir en todo lo necesario para salud y se tienen que poner a disposición todos los recursos públicos y privados en función de un plan nacional mientras dure la pandemia. No necesitamos más control policial, necesitamos que no se pierda un puesto de trabajo más, hay que prohibir los despidos. Que todes les trabajadores precarizades tengamos un sueldo de cuarentena. Es necesario que se contraten trabajadores y se capaciten estudiantes avanzados de salud y otras áreas que se pongan a disposición.