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Red Internacional
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Es posible ganar. El decreto de Macron abre una crisis política en Francia e incendia la batalla por las pensiones

La decisión de Macron de utilizar el antidemocrático artículo constitucional 49-3 para aprobar este último jueves su reforma de las pensiones, ha abierto una enorme crisis política. Mientras el ejecutivo está más débil que nunca y las movilizaciones se suceden en toda Francia a pesar de la tibieza de la intersindical, que se contentó con llamar a la huelga el 23 de marzo, debemos aprovechar la brecha para pasar a la ofensiva, y echar a Macron, su primera ministra y tirar todas sus reformas.

Viernes 17 de marzo de 2023 00:11

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Este jueves 16 de marzo, en medio de la presión del movimiento de masas, el gobierno se vio obligado a utilizar el artículo 49-3 de la constitución para imponer su reforma previsional. Una ofensiva antidemocrática, en la continuidad de un proceso parlamentario que acumuló varias reformas antipopulares y abre una profunda crisis política.

A menos de un año de haber sido reelecto en las elecciones presidenciales y tras 6 meses de negociaciones y compromisos con Los Republicanos, Emmanuel Macron ni siquiera consigue encontrar una mayoría para aprobar la "madre de todas sus reformas". Si el Gobierno intenta poner buena cara, el presidente demuestra que no solo es ultraminoritario socialmente, incapaz de convencer a la población, abrumadoramente opuesta a su reforma, sino también minoritario políticamente en el Parlamento.

Una bofetada y una demostración de debilidad a la que han respondido movilizaciones en toda Francia. En París, miles de personas acudieron a la manifestación convocada por las interfacs (interfábricas), de Île-de-France a partir de las 14.00 horas desde la plaza de la Sorbona hasta la Concordia, donde ya se habían congregado numerosos manifestantes. En Marsella, los manifestantes se concentraron ante la Prefectura antes de partir hacia una manifestación espontánea. Del mismo modo, en Grenoble, Lyon, Estrasburgo, Lorient, Clermont-Ferrand y muchas otras ciudades, las manifestaciones espontáneas reunieron a miles de personas.

Convocadas o no por sindicatos y organizaciones políticas, estas concentraciones estuvieron marcadas por fuertes elementos de espontaneidad, que expresaban un radicalismo y un rechazo a detener la movilización. "Tenemos que responder al llamado de la historia. Estar aquí esta noche es sólo el principio de lo que puede ocurrir. Podemos ser aún más duros. La huelga pacifista ya no es aceptable" , explicó Jordan Robichon, de la CGT Energie, en la plaza de la Concordia. Un estado de ánimo ampliamente compartido por los manifestantes tras dos meses de una movilización muy tutelada por la intersindical.

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Esto no podría estar más en desacuerdo con la situación y estas aspiraciones. Por la noche, los dirigentes sindicales propusieron como única perspectiva una próxima jornada de huelga y movilización nacional el 23 de marzo. Aunque este jueves se expresó ampliamente la bronca en toda Francia y el lunes se examinarán mociones de censura, con la posibilidad de plantear el derrocamiento del gobierno, la intersindical optó deliberadamente por no llamar a la movilización ni el sábado ni el lunes para evitar cualquier radicalización de la movilización.

Esta actitud mantiene una continuidad en su negativa a "politizar" la batalla de la reforma previsional, pero también a construir una verdadera relación de fuerzas a través de la huelga y la calle. Es exactamente lo contrario lo que necesitamos frente a un gobierno debilitado. La rabia y la fuerza de nuestra clase deben seguir expresándose para exigir la retirada inmediata de la reforma, la salida de Borne -Primera ministra- pero también la dimisión de Macron, del mismo modo que cantaban los Chalecos Amarillos y en muchas manifestaciones. Su debilidad es una oportunidad para pasar a la ofensiva, con perspectivas para construir la relación de fuerzas apoyándonos en los sectores en huelga que siguen bloqueando una parte de la economía: de los basureros a las refinerías pasando por los trabajadores de la energía y los ferroviarios.

No se puede esperar al próximo jueves para continuar la lucha: las organizaciones sindicales y políticas combativas y decididas a hacer retroceder al gobierno, las asambleas generales, las redes de huelguistas, deben reforzar los marcos de autoorganización y coordinación y convocar acciones a partir de este viernes y en los próximos días. Macron está en una gran dificultad: debemos aprovechar esta ventaja para que se retire la reforma, pero también empezar a plantear la cuestión para conseguir mucho más.

Desde el inicio del movimiento, las aspiraciones en la base son múltiples: sobre las pensiones, los salarios, las condiciones de trabajo, los servicios públicos. Son todas estas cuestiones las que tenemos que plantear ampliando las reivindicaciones del movimiento. Al final de una jornada marcada por un nuevo decreto, acudiendo al artículo 49-3, debemos plantear también la cuestión de poner fin a la figura presidencial, al Senado y a todo el régimen antidemocrático de la V República, que debe ser sustituido por una cámara única, que concentre los poderes legislativo y ejecutivo, cuyos representantes elegidos deben cobrar el salario medio y ser destituibles.

Todas estas son cuestiones que el movimiento de masas tiene fuerza para imponer, como han demostrado las manifestaciones de los dos últimos meses, siempre que adopte una estrategia que rompa radicalmente con la que ha dominado hasta ahora.

Este artículo fue originalmente publicado en Révolution Permanente, parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario.