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Red Internacional
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Opinión. Escándalo cripto: ¿la Fiesta de Olivos de Milei?

El Gobierno quedó sumido en una crisis profunda este sábado. El presidente apareció ligado a una estafa financiera. Un golpe a la autoridad presidencial que puede abrir el camino de una mayor resistencia en las calles.

Sábado 15 de febrero 19:39

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Javier Milei, presidente y autodenominado “economista experto”, aportó su inmenso grano de arena a una estafa piramidal que, según analistas, afectó a unas 40.000 billeteras virtuales. Difícil saber si se trata o no de personas. El dato, sin embargo, es elocuente: el fraude tuvo alcance. Entre las y los damnificados se contaron simpatizantes y partidarios del actual oficialismo, dentro y fuera del territorio nacional. Según consignó el sitio El Canciller, Fran Fijap, youtuber y corredor, perdió poco más de USD 4.000 dólares con $LIBRA. No fue el único; sí, tal vez, uno de los más conocidos.

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La crisis golpeó duramente al oficialismo. Acostumbrado a tuitearse encima, el presidente demoró largas horas en bajar el tuit de la polémica este viernes por la noche. Su respuesta ofreció el argumento multiuso de “la casta”. Insólito guion, teniendo en cuenta que gracias a radicales, macristas y peronistas logró la suspensión de las PASO hace escasos días.

Los hechos implican un golpe a la autoridad presidencial que, haciendo gala permanente de un discurso moralista y moralizador, incurrió lisa y llanamente en una estafa. Como fue consignado, $LIBRA no hubiera alcanzado los valores que logró sin el gigantesco empujón que le dio la cuenta presidencial en X.

El escándalo implicó, asimismo, un golpe a ese sentido común -ampliamente publicitado por el oficialismo- que promete riqueza y esplendor con solo un celular y varias apps. El sueño del trader anida en la conciencia de multitud de jóvenes. Promesa de emancipación o complemento de salarios miserables, el mundo cripto está ahí, presente, ofreciendo un oasis en el medio del desierto.

¿Es este escándalo el OlivosGate de Javier Milei? Demasiado temprano para saberlo. Las encuestas ya están corriendo. Carga, sin embargo, parte importante de la fisonomía de aquel hecho que hundió la gestión del Frente de Todos: la impunidad presidencial, el intento de negar lo ocurrido, la distancia sideral entre el presidente y las mayorías, en particular, sus propios votantes. Cosas de casta, pero en lenguaje cripto.

Son horas de desconcierto para la “militancia” mileísta. El viernes por la noche X ofreció una extraña amalgama de puteadas, críticas y comentarios de incredulidad. Hubo, también, silencios notorios: el Gordo Dan, troll hiperactivo cuyo “sueldo” pagamos todos, desapareció durante horas de la red.

Carente de agenda, sumido en la desorientación, el oficialismo resulta temporalmente incapaz de una iniciativa política que le devuelva algo de eso que, a veces, pasa por consistencia. El mayor dilema parece residir en hallar un responsable, una cabeza que pase por la “guillotina” de Karina Milei. Algo verdaderamente problemático: un fuerte rumor sindica que la idea, en ese caso, habría sido de la secretaria general de la Presidencia. ¿Y ahora?

La oposición marcó agenda en las redes. El peronismo, atravesado por una profunda crisis histórica, encontró unidad temporal en este escándalo, proponiendo el juicio político. Un escenario de ese tipo implicaría, seguramente, una enorme crisis nacional, que abriría multiplicidad de debates acerca de los destinos del país. Que ofrecería, además, una oportunidad para hacer crecer la protesta y movilización, poniendo en cuestión el antidemocrático régimen nacional.

Sin embargo, limitada a los marcos puramente institucionales que establece esta democracia capitalista, equivaldría a cambiar peluca por boina militar. Victoria Villarruel comparte los fundamentos del plan de ajuste salvaje. Adiciona su fascinación por las FF.AA y su deseo constante de otorgar impunidad a los represores que secuestraron, torturaron y desaparecieron a miles de compañeros y compañeras. Cuenta, sin embargo, la simpatía de varios peronistas; desde Guillermo Moreno hasta José Mayans.

La escena de estas horas transmite otra sensación. El monstruoso error político del presidente desarma los discursos que, para no enfrentarlo, lo presentan como todopoderoso y omnipotente. Alienta, al mismo tiempo, a quienes quieren luchar contra él y su modelo de ajuste salvaje. Alimenta el deseo de buscar medios y caminos para sacarlo del poder político. Ese rumbo puede estar en las calles, de la mano de una resistencia que viene creciendo desde 2024 y seguirá haciéndolo.


Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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