Puesto a la defensiva por la determinación ferroviaria y un deterioro del clima social que no vio venir, el presidente francés Enmanuel Macron, decidió pasar a la contraofensiva esta semana.
Martes 10 de abril de 2018 16:25
Puesto a la defensiva por la determinación ferroviaria y un deterioro del clima social que no vio venir, el presidente francés Enmanuel Macron, decidió pasar a la contraofensiva esta semana. La salida a la palestra del primer ministro y varios ministros este domingo diciendo que no iban a ceder – incluido el silencioso Nicolás Hulot que actuó como el "policía bueno"- fue la señal de lanzamiento.
El segundo paso se dio este lunes, con el despliegue de centenares de gendarmes en unos terrenos agrícolas cerca de la ciudad Nantes para expulsar a unas decenas de activistas que los ocupan desde hace años y desmantelar los campamentos donde viven. El “gran objetivo”: tomar el control de la D-281, también conocida como la carretera de las chicanes, que cruza los campos y bosques de Notre-Dame-des-Landes (donde se iba a construir un aeropuerto hasta el retroceso del gobierno en enero de este año después de una lucha histórica).
La carretera, obstaculizada por coches abandonados, cabañas de madera y bloques de piedra, se convirtió en un símbolo de los zadistas, neologismo derivado de la ZAD acrónimo de zona a defender. Con una fuerza enormemente desproporcionada y de forma ultra mediática (con imágenes a la usanza de las FFAA americanas dispuestas por los propios cuerpos represivos y sin la presencia de periodistas) con el objetivo de afirmar (o al menos dar la imagen de) su autoridad.
Punto culminante, el fin del retiro jupiteriano de Macron y su presentación en el telediario de las 13 horas de TF1, visto por cinco millones de telespectadores en especial empleados y obreros, jubilados y la población que vive en los territorios rurales, todos sectores donde el neoliberalismo senil del macronismo no logra entrar. Acompañado de una emisión especial el domingo 15 de abril retransmitida a las 20:35 hs tanto en la principal cadena de cable BFM-TV, la radio más escuchada RMC y el sitio Mediapart, una extraña opción esta última para un jefe de estado pero que utiliza este medio alternativo a fin seguramente de dirigirse a los intelectuales y los distintos estamentos universitarios donde su selección encubierta empieza a ser rechazada de forma cada vez más abierta.
Esto mientras continúa la movilización estudiantil y nuevas universidades no habituadas a las protestas, como La Sorbona/Paris 3, entran en la danza con una asamblea histórica de 2000 estudiantes. Docentes en algunos casos, estudiantes en otros, impiden los exámenes a la vez que en las Universidades de Nanterre como en Lille 2 los CRS (cuerpos especiales de la policía francesa) eran llamados para reprimir la creciente bronca estudiantil, incluso en la primera entrando escandalosamente a los ámbitos de la facultad y evacuando una asamblea que se realizaba pacíficamente en un anfiteatro.
Y lo más significativo e importante: la huelga ferroviaria pasó con éxito su segunda tanda de paros, con un porcentaje de huelguistas de los conductores de trenes altísimo y los sectores más avanzados como la asamblea de más de 200 ferroviarios de Paris Norte (la estación de tren más grande de Europa) llamando a una huelga ilimitada reconducible desde el viernes que viene.
Una apuesta arriesgada
¿Logrará Macron su objetivo? La realidad es que su exposición es una apuesta muy arriesgada. Es que subido al caballo por la victoria sin combate de sus primeras reformas y lleno de arrogancia, pensaba que las tenía todas consigo. Pero el clima político social comparado con el semestre anterior ha cambiado radicalmente y, como da cuenta Françoise Fressoz, editorialista de Le Monde, Macron “…se encuentra a la defensiva, incapaz de explicar cómo la apertura a la competencia mejorará la calidad del servicio público, o cómo el fin del estatuto ferroviario para los nuevos entrantes aliviaría la deuda de la empresa nacional de ferrocarril” .
En este marco, la apuesta televisa macroniana puede ser un tiro que le salga por la culata: es que más allá de toda dificultad de explicación Macron, que se había presentado como ni de derecha ni de izquierda, es hoy en día considerado por la mayoría de la población como claramente de derecha. Un contexto en el cual la intervención del presidente podría echar más leña al fuego.
Es que, como dan cuenta las últimas encuestas, empieza a percibirse un desafío más general a la política del gobierno. Así el encuestador Bernard Sananès analiza en base los nuevos resultados: “Además de la reforma de SNCF, existe un desafío más amplio a la política del ejecutivo, particularmente a la política social. Sí, el presidente reforma, dicen estos franceses, pero, añaden, es un presidente cuyas reformas benefician a los más favorecidos”. El mismo analista sostiene que “También ve en aquellos que apoyan el movimiento en la SNCF, una forma de decir ’los ferroviarios envían en nuestro lugar una señal a Emmanuel Macron’”.
Los macronianos comienzan a dividirse
Si lo anterior ya no fuera poco, la fuerza presidencial, La Republica en Marcha, comienza a dividirse… a derecha y a izquierda. Como dice Cecile Cornudet, en el diario de claro perfil patronal Les Echos, “Un año después, hay alarma en sus tropas de tener una menor ambición sobre las reformas o, por el contrario, de tener una política demasiado dirigida a la derecha. Como si la crisis de la SNCF transformara el ‘al mismo tiempo’ (la frase central de Macron y el macronismo, nota del traductor) en mandatos contradictorios”. Y agrega “Con su agudo sentido del momento cuando duele, François Bayrou (político de centro que se unió a Macron en un momento clave de su campaña electoral) también elige este. En BFM el domingo, criticó la reforma de las instituciones, pero también este ‘proyecto social’ que Macron ‘aún no ha enunciado’. ‘El gobierno debería tener la obsesión sobre la justicia’. En los plató y aún más entre bastidores, las lenguas se liberan”.
Prosigue Cecile Cornudet diciendo “¿Macron va finalmente a decir lo que va a hacer por los perdedores del sistema? se pregunta otro actor de la campaña electoral. Pero hasta ahora, es otro tono el que escuchábamos. El de un ejecutivo que ‘irá hasta el final’ y no duda en organizar su desalojo de Notre-Dame-des-Landes. Como si hubiera que tranquilizar a quienes temen, muchos, que los próximos meses serán más prudentes”.
Es fundamental que los trabajadores, estudiantes y sectores populares tomen cuenta la situación del macronismo para fortalecer la confianza en sus fuerzas: el gobierno que pensó que tenía la ventaja ideológica contra los ferroviarios, se encuentra a la defensiva y sus fuerzas comienzan a dividirse. Como dijeron los ferroviarios de París Norte en su asamblea de este lunes: es ahora o nunca. Sí es posible derrotar a Macron.
Juan Chingo
Integrante del Comité de Redacción de Révolution Permanente (Francia) y de la Revista Estrategia Internacional. Autor de múltiples artículos y ensayos sobre problemas de economía internacional, geopolítica y luchas sociales desde la teoría marxista. Es coautor junto con Emmanuel Barot del ensayo La clase obrera en Francia: mitos y realidades. Por una cartografía objetiva y subjetiva de las fuerzas proletarias contemporáneas (2014) y autor del libro Gilets jaunes. Le soulèvement (Communard e.s, (...)