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Red Internacional
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Cataluña. Golpe al independentismo: tribunal español inhabilita al presidente catalán

El Supremo español ha condenado por desobediencia al presidente catalán, Quim Torra, a un año y medio de inhabilitación. La cruzada del Régimen de la constitución españolista de 1978 contra el independentismo sigue en marcha con el poder judicial al frente ¿Cuál es la salida?

Martes 29 de septiembre de 2020 10:27

El Tribunal Supremo español condenó al presidente catalán Quim Torra a un año y medio de inhabilitación por delito de desobediencia. La Sala II del Tribunal Supremo ha ratificado la condena al presidente de la Generalitat que ya había sentenciado con anterioridad el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

La causa de la sentencia es tan sencilla como increible: no haber retirado una pancarta del balcón de la Generalitat en solidaridad con los líderes soberanistas durante el proceso electoral de las elecciones generales convocadas para el 28 de abril de 2019.

Sin duda, el Régimen político surgido de la constitución españolista de 1978 tras la muerte de Franco, pero ahora con el poder judicial al frente, sigue con su cruzada contra los dirigentes independentistas, dirigiéndose nuevamente contra la figura de Torra. Pero no solo eso, ya que el objetivo de la deriva reaccionaria comenzada con el 155 (artículo de la constitución que permitió a Madrid intervenir Cataluña por considerarla en rebeldía) y el discurso de Felipe VI del "A por ellos”, sigue siendo acabar de raíz con el movimiento independentista y las aspiraciones democráticas por el derecho a decidir del pueblo catalán.

El Gobierno “progresista” del PSOE y Podemos dio su apoyo a la sentencia diciendo que hay que acatar y apoyar a la justicia y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, no tardó en decir, incluso antes de que se haya anunciado el fallo, que unas elecciones ahora serían "útiles para afrontar el principio de una legislatura, delante de unos Presupuestos Generales, de los fondos europeos, con una relación de encuentro y cooperación con Catalunya lo más fructífera posible”. La presidenta del PSOE, Cristina Narbona celebró la sentencia diciendo que "El señor Torra tampoco puede sentirse extrañado de esa sentencia, pues él mismo se declaró culpable de desobediencia”.

Claramente es la sentencia que el gobierno del PSOE-UP esperaba como parte de su estrategia de desactivación y el desvío definitivo del enorme movimiento democrático en Catalunya a favor de ejercer el derecho de autodeterminación. Una desactivación que no hubiera sido posible sin el peso de la represión, de la aplicación del 155 y de la persecución judicial de la que el PSOE fue parte activa junto al PP y el bunker del 78; sobre lo cual Podemos ha sido cómplice tanto por su “equidistancia” como por ser flanco izquierdo del gobierno de Sánchez. Y por más que hoy hablen de supuestos indultos, el derecho a la autodeterminación es aún negado a cal y canto incluso por los “progresistas”, en defensa de un régimen carcelario de pueblos que encumbra a una monarquía corrupta e impune, todo al servicio de una elite económica parasitaria.

Por su parte, en su declaración institucional Quim Torra ha denunciado el poder de la judicatura y la represión contra Catalunya. Pero a pesar de que dijo que no iba a respetar la sentencia, ha acabado aceptando la inhabilitación y retirándose.

La inhabilitación de Torra, por otro lado, lleva a un escenario de elecciones anticipadas que se prevén para comienzos de 2021. En este sentido, Torra ha declarado en su discurso que "las elecciones tienen que ser un nuevo plebiscito", volviendo a la idea de elecciones plebiscitarias de Artur Mas. Además, ha reiterado que "no nos dan miedo las urnas" y que "hay que escoger entre democracia y libertad o represión e imposición”.

El President ha hablado de "ruptura democrática pacífica y desobediente" y ha hecho un llamamiento a los ciudadanos a "empujar". Pero la hoja de ruta concreta que seguirá el nuevo gobierno son nuevas elecciones autonómicas. Dice que "Somos una autonomía propiedad del Estado español" y que se tiene que defender el 1O. Aunque esto no tiene concreción en su discurso y mucho menos en sus actos.

La sentencia no se puede enfrentar sin la movilización en las calles, como las de centenares de miles que hicieron huelga y se movilizaron el 3 de octubre de 2017 contra la represión de la 1ro de octubre de ese año. Una represión llevada a cabo por la judicatura, el rey, los partidos del 155 con Pedro Sánchez a la cabeza. Es decir, todo el Régimen del 78 que no quiere aceptar el derecho de autodeterminación del pueblo catalán.

Pero Torra, Aragonés y Puigdemont no quieren enfrentar al Régimen del 78 y mucho menos quieren repetir las jornadas de lucha de la 1O, el 3O o el octubre del 2019 con la clase trabajadora y el pueblo en las calles. Al fin y al cabo, en Catalunya fueron también las fuerzas policiales autonómicas, los Mossos d’Esquadra (Policía catalana), quienes reprimieron a la juventud catalana que protestaba contra la sentencia del proceso.

Este lunes la plaza San Jaime se ha llenado en una concentración convocada por la ANC y Òmnium Cultural (movimientos que han venido representando la canalización institucional del independentismo) ante el Palau de la Generalitat, repudiando la sentencia del Supremo y para defender al President Quim Torra. También ha habido movilizaciones en Girona, Tarragona y Lleida, entre otras ciudades. Los CDRs, (Comités de Defensa de la República, surgidos para defender el referéndum independentista de 2017) por su parte, han convocado una concentración alternativa para ir hasta el Parlament donde los Mossos han vallado el paso.

No obstante, las movilizaciones de esta jornada de protesta no han pasado de ser simbólicas, muy débiles frente al ataque durísimo del Régimen del 78 que ha impuesto la inhabilitación de Torra. Y muy alejado de las jornadas de huelgas generales u otros otoños calientes en los que han actuado las fuerzas represivas centrales y autonómicas.

¿Y la izquierda independentista también obedecerá cómo ha hecho Torra? la CUP (Candidatura de Unidad Popular) y los CDRs están en un cruce: o continúan con la política de sumisión de Junts per Catalunya y ERC (la vía institucional del independentismo que ha venido cediendo a los ataques de régimen del 78), o rompen con los representantes de la burguesía y pequeña burguesía catalana para dejar de obedecer al Régimen del 78 y luchar por el derecho de autodeterminación bajo la perspectiva de independencia clase.

Ni para revertir esta deriva autoritaria, ni menos todavía para resolver los grandes problemas sociales agraviados con la pandemia, se puede contar con los partidos de la burguesía y pequeño burguesía catalana, por más que hoy sean objeto del ataque, ni con el nuevo reformismo hoy convertidos en ministros de Su Majestad. La lucha independiente para imponer procesos constituyentes por medio de una movilización social con la clase trabajadora, continúa siendo hoy una tarea urgente para acabar con el régimen del 78, acabar con los gobiernos al servicio de los capitalistas y abrir el camino a poder conquistar repúblicas de las y los trabajadores que puedan decidir libre y soberanamente sus relaciones entre ellas.