Trabajadores, delegados sindicales, periodistas, artistas y activistas contra la represión firman una carta en apoyo a la candidatura presidencial de Anasse Kazib, militante, trabajador ferroviario e hijo de inmigrantes que se presentará a las elecciones de 2022. En plena ofensiva securitaria y antiobrera, Anasse enfrenta el obstáculo antidemocrático que implica juntar 500 firmas de alcaldes para poder presentarse y evitar que ahoguen la voz se los sectores populares en la campaña. Esta amplia campaña democrática fue lanzada por Revolution Permanente, el grupo hermano del PTS en Francia.
Lunes 5 de julio de 2021 14:29
Publicamos a continuación una traducción de la tribuna publicada originalmente en Club Mediapart
El petitorio fue firmado por al menos 40 destacados artistas, periodistas, delegados sindicales, intelectuales, activistas contra la represión en apoyo de la candidatura de Kazib. Entre ellos figuran personalidades como Assa Traoré, cuyo hermano Adama Traoré fue asesinado hace cinco años por la policía. Se trata de uno de los casos más infames de violencia policial en la historia reciente de Francia, y el Comité Justicia para Adama ha desempeñado un papel destacado en las luchas antirracistas. Esta lucha tuvo tal importancia que Assa Traoré fue elegida por la revista Time para su tapa, como la figura de la lucha antirracista en Francia.
También sumó su apoyo la reconocida periodista Aude Lancelin, exeditora de las publicaciones Marianne y L’Obs, y actual directora del medio Quartier General. También se encuentran líderes de recientes luchas obreras, como Adrien Cornet, de la refinería de petróleo de Total en Grandpuits, Gaëtan Gracia de la industria aeronáutica o Florent Coste dirigente de una importante sección sindical en una de las empresas terciarizadas de Airbus, entre otros y otras.
¡Anasse Kazib debe poder presentarse a las elecciones presidenciales de 2022!
Desde hace un año, el clima político en Francia está marcado por la ofensiva securitaria, racista y liberticida impulsada por el gobierno. Desde la ley de Seguridad Global a la ley de Separatismo pasando por la instrumentalización del trágico asesinato del docente Samuel Paty, no paran de aumentar los ataques contra los derechos democráticos y a los activistas que los defienden. Esta política ha abierto la vía a otros fenómenos reaccionarios como la tribuna de los militares [una carta firmada por militares, incluyendo generales alertando sobre la "desintegración" de Francia, NdT] o las amenazas de muerte contra militantes de izquierda lanzadas por youtubers de extrema derecha.
La mayoría de las fuerzas políticas ya trabajan activamente en que la seguridad, inmigración y los déficits provocados por los regalos millonarios a los grandes capitalistas, el centro del debate. Temas alejados de las preocupaciones populares, después de un año de pandemia que ha sacado a la luz las consecuencias de las políticas de austeridad, especialmente en los hospitales.
Al final de un lustro marcado por movilizaciones históricas, desde el movimiento de los Chalecos Amarillos hasta la gran huelga contra la reforma de las pensiones, pasando por el movimiento estudiantil contra la selección en 2018, el movimiento ecologista de los jóvenes en 2019 o las movilizaciones antirracistas de junio de 2020, aquellos que han tomado las calles y han constituido la principal fuerza de oposición al gobierno y a la extrema derecha están amenazadas de desaparecer en el tablero electoral.
Esta grieta entre una elección que pretende elegir un monarca presidencial, encarnación suprema de los rasgos más bonapartistas de la V República, y la situación de la mayoría de la población, no es una sorpresa. No es más que una nueva expresión de un régimen destinado a impedir o limitar al máximo la representación de las trabajadoras, trabajadores y las clases populares, en toda su diversidad. Las famosas “500 firmas de alcaldes”, un poderoso filtro antidemocrático que busca limitar la posibilidad de que se escuche una voz alternativa en el enfrentamiento electoral central del país, son una encarnación de esta lógica.
A pesar de estos obstáculos, Anasse Kazib ha anunciado su intención de presentarse a las próximas elecciones de 2022. No porque piense que estas elecciones cambiarán las cosas, sino porque una voz radicalmente diferente debe poder expresarse. Trabajador ferroviario, proveniente del ciclo de luchas que se iniciaron en 2016, hijo de inmigrantes y nieto de un fusilero marroquí que ha crecido en el barrio rosa de Sarcelles, es uno de los rostros de una nueva generación de activistas que unen la lucha contra un sistema capitalista profundamente injusto y la lucha contra el racismo, el sexismo y la destrucción del planeta. También fue uno de los primeros, dentro del movimiento obrero organizado, en apoyar el movimiento de los Chalecos Amarillos.
En plena ofensiva securitaria y ahora que el rol central de las trabajadoras y trabajadores se ha visto claramente durante la crisis sanitaria, su presencia en las elecciones permitiría contrarrestar los intentos de ahogar las expresiones populares. Su voz permitiría ofrecer un poco de esperanza a todas aquellas y aquellos quienes, en los hospitales, empresas, estaciones, barrios populares, escuelas, territorios, rechazan los discursos de políticos profesionales. En la estela del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) que recorrió el mundo hace un año, sería un pequeño acontecimiento, como la primera candidatura de un activista obrero de las comunidades de inmigrantes magrebíes y africanas para las elecciones presidenciales francesas.
Más allá de las propuestas políticas concretas que serán defendidas por Anasse, nos pronunciamos porque pueda ser candidato a las elecciones presidenciales e invitamos a todas aquellas y aquellos que puedan a contribuir para que sea posible. Ayudando a hacer conocida su campaña, sosteniéndola financieramente, y sobre todo, ayudándole a obtener las 500 firmas [de alcáldes] necesarias.
Primeros firmantes:
Frédéric Albert, delegado de CGT Total en la plataforma petroquímica de Carling
Fernande Bagou, ex-huelguista de Onet-SNCF
Allan Barte, dibujante
Savine Bernard, abogado laboralista
Ahmed Berrahal, delegado de CGT RATP
Taha Bouhafs, periodista
Sidi Boussetta, militante de CGT
Youcef Brakni, militante antiracista
Adrien Cornet, delegado de CGT Total Grandpuits
Florent Coste, delegado de CGT Latécoère
Karim Dabaj, sindicalista y ferroviario
Quentin Dauphiné, sindicalista y profesor
Thierry Defresne, delegado sindical de central CGT Total
Vikash Dhorasoo, antiguo futbolista internacional
Serge D’Ignazio, fotográfo
Gaëtan Gracia, delegado de CGT Ateliers de Haute-Garonne
Sylvain Grandserre, escritor y maestro de escuela.
Kamel Guémari, antiguo sindicalista en McDonald’s, miembro fundador de l’Après-M
Oumou Gueye, ex-huelguista d’Onet-SNCF
Simon Hallet, delegado de CGT Thiolat Packaging
Kaoutar Harchi, escritora y socióloga
Xavier Hatterer, militante de CGT en Leroy Merlin Mulhouse
Almamy Kanouté, activista política
Mara Kanté, militante antiracista
Rozenn Kevel, estudiante, ex-trabajadora de Chronodrive y militante CGT Chronodrive
Reynald Kubecki, militante sindicalista de CGT en Havre
Aude Lancelin, periodista
Olivier Long, pintora, profesor en ’Université Paris 1
Matthieu Longatte, escritor y actor
LouizArt, fotografo
Léa Michaelis, fotografo
Mélanie N’Goye Gaham, militante de los Chalecos Amarillos y miembro de Les Mutilés pour l’Exemple
Jean-Joseph Omrcen, conductor en opéra de Paris et militante sindicalista.
Christian Porta, delegado de CGT Neuhauser y chaleco amarillo
Lissell Quiroz, historiadora, profesora en la Universidad de Cergy
Jean-Marc Rouillan, militante, antiguo miembro de Action Directe, escritora.
Alaixys Romao, futbolista internacional.
Mouloud Sahraoui, delegado de CGT Geodis
Christophe Schirch, delegado de CGT en subcontrata del sector automovilístico.
Soumeya, rapera.
Fred Sochard, dibujante
Assa Traoré, comité La vérité pour Adama
Audrey Vernon, actriz