Este 1° de enero de 2021 se cumplen 217 años de la revolución haitiana. Compartimos el primer capítulo de Insurrectxs, una serie animada de La Izquierda Diario sobre algunos de los principales procesos revolucionarios del mundo moderno. Nos remontamos entonces a 1791 en la próspera isla de Saint Domingue, más conocida como Haití tras declarar su independencia como colonia francesa en 1804.
A lo largo de estas entregas intentaremos recuperar el lugar que merecen las masas en la historia. Es decir, el rol de los pueblos oprimidos de todo el mundo, los verdaderos protagonistas de todos y cada uno de estos procesos revolucionarios.
Si bien cada historia es rica en sí misma por su pasado, su geografía y su cultura; hay un eje que cruza a todas estas revoluciones y es que estallan cuando los “de arriba” ya no pueden gobernar como antes y “los de abajo” ya no quieren vivir como lo hacían.
También nos adentraremos en las dudas, trabas y traiciones en las que muchas veces incurren sus dirigentes y direcciones y veremos cómo los propios regímenes y gobiernos empujan a los oprimidos a radicalizarse, muchas veces yendo mucho más lejos de lo que estos dirigentes quieren. Claro que los poderosos no se quedarán de brazos cruzados Porque a diferencia del Dios del popular refrán, los opresores aprietan y ahorcan. Pero como suele ocurrir en las revoluciones: hay poco que perder y mucho por ganar.
Pero volvamos a esta primer entrega. Una de las historias políticas, sociales, militares y humanas más increíble de todos los tiempos, y también más silenciada y desconocida. ¿O acaso te acordás de alguna clase de historia, o alguna película de Hollywood que la narre?
Una colonia sometida a la esclavitud, con un régimen brutal e inhumano contra los negros arrancados de su continente, se ve conmocionada por el estallido de la Revolución Francesa.
Un pueblo sometido por el imperialismo y durante largas décadas condenado a una vida casi animal, al genocidio, a las vejaciones y torturas más aberrantes que se puedan imaginar. Formado por mujeres y hombres que no compartían la misma lengua e incluso habían sido secuestrados de distintos puntos de su África natal.
Un pueblo que al calor de estos acontecimientos se reveló, forma su propia dirección, sus milicias, su ejército, sus oficiales, y terminó derrotando a la mismísima Grande Armeé, el ejército imperial de Napoleón, uno de los más imbatibles de la historia de la humanidad.
Los esclavos insurrectos de Haití consiguieron la primera independencia de toda América Latina, además de ser la primer revolución esclava negra triunfante. En una historia plagada de sacrificios, actos de una heroicidad enorme y una entrega total a la lucha por su libertad, las mujeres y hombres de la vieja Saint Domingue unen sus corazones a los de sus pares ultramarinos en Francia quienes derribaron a su rey tirano, se alzaron en armas y se lanzaron a la batalla.
Mención aparte se merece uno de los protagonistas de esta entrega. J. Ernst quien interpreta al esclavo “James”, un compañero estudiante de Buenos Aires, haitiano de nacimiento, que conoce en carne propia las penurias de su pueblo y la presión de la bota imperialista en su vida y la de los suyos. No dudó en ponerse la piel de uno de sus antepasados para darle vida a este relato.
Él nos dice: “Primero quiero agradecer a Dani, un gran amigo que apareció como un rayo para invitarme a este proyecto tan lindo. Cuando me mandó la invitación, me quedé pensando antes de responder, y en este pensamiento me di cuenta me están enseñando la importancia que representa la Historia haitiana y cuan haitiano soy. Con todo lo que está pasando en muchos países actualmente. Que podemos dar vuelta a este sufrimiento provocado por el imperio capitalista; si ayer lo hicimos lo podemos volver a hacer, y no olviden que nada que valga la pena es fácil. Gracias a todos en este proyecto, gracias a todos mis amigos de La Izquierda. Y no olviden que " La Libertad " es una frase que se escribe con sangre. Gracias”.
En nombre de todo el equipo de Insurrectxs queremos expresar nuestra gratitud a él y a todas y todos los que de forma militante, sostienen esta producción.
Esperamos que acercarnos y apropiarnos de nuestra historia, oprimida e insurrecta, sirva para desterrar el escepticismo que durante décadas nos inculcaron, frente a la época que nos atraviesa actualmente.