Parte de la política xenófoba de Giorgia Meloni, los Centros de permanencia para la repatriación son auténticos campos de concentración para la identificación y deportación.
Miércoles 19 de julio de 2023 11:21
Foto: Cerca de 700 migrantes esperan en Lampedusa embarque a Messina y Calabria. EFE/EPA/Elio Desiderio.
La desesperada odisea por alcanzar territorio europeo por parte de miles de migrantes se acelera de la mano del deterioro de las condiciones de vida de la población más pobre de África.
Según datos del 18 de julio proporcionados por el Ministerio del Interior italiano, en lo que va del año han llegado a las costas del país 79.751 personas migrantes, respecto a los 33.548 del mismo periodo del año pasado.
El Centro de permanencia y repatriación de la isla de Lampedusa, en el sur de Italia, se encuentra desbordado con unos 3.000 migrantes llegados en las últimas horas tras cruzar el Mediterráneo central, aunque las instalaciones sólo tienen capacidad para 400 personas.
Tan sólo esta última noche llegaron a la isla nueve barcazas con más de 300 migrantes, mientras que durante el día arribaron más de 1.300 personas, un drama que se repite a diario y que se ha incrementado durante el verano: de media unos mil migrantes son socorridos cada jornada.
Según informó la prensa local, algunas de las embarcaciones que fueron atendidas portaban a más de cien pasajeros hacinados, entre ellos menores y mujeres, procedentes de Camerún, Costa de Marfil, Guinea, Mali y Sudán. Esta situación se ve agravada por la intensa ola de calor en la región, con temperaturas que superan los 42ºC.
La mayoría de las pateras parten de Túnez. La política del gobierno italiano está en línea con las políticas xenófobas de la Unión Europea, que hace unos días firmó un acuerdo millonario con el régimen autoritario del presidente tunecino Kais Saied que incluye el refuerzo de su papel como guardia de fronteras.
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Meloni viene endureciendo la política de fronteras con las limitaciones de los rescates humanitarios, el aumento de las deportaciones o el salto de este “Estado de Emergencia migratorio.
Ayer, las autoridades ordenaron el traslado de 180 personas en un avión chárter y otras 180 abandonaron la isla en un transbordador marítimo con destino a Porto Empedocle, en Sicilia. Otros 500 migrantes fueron trasladados en un buque a territorio peninsular, en la región sureña de Calabria, donde la mitad permanecerá en el gimnasio de una escuela de la localidad Reggio Calabria y el resto serán repartidos en otros centros.
La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) cuestionó las directrices que el Ejecutivo italiano ha dado a su buque humanitario, el Geo Barents, al asignarle desembarcar en tres puertos diferentes y lejanos a 462 migrantes que fueron rescatados el fin de semana cuando cruzaban el Mediterráneo en 12 barcos.
Entre los pasajeros hay al menos 74 mujeres, 77 menores no acompañados, 20 niños menores de 13 años y dos bebés, muchos de los cuales navegaban en barcas extremadamente precarias de madera y hierro.
"Entre ellos hay muchas personas que necesitan inmediatamente asistencia médica y psicológica que sólo es accesible en tierra", criticó la ONG en un comunicado.
De acuerdo con MSF, las autoridades italianas primero pidieron desembarcar a 116 de las 462 personas rescatadas en la isla de Lampedusa, dejando a 346 en el barco de salvamento.
Posteriormente, ordenaron repartir al resto de los migrantes en dos puertos diferentes, Livorno y Marina di Carrara, uno al sur y otro al norte de la región de la Toscana (centro de Italia), a varios días de navegación de la zona de socorro.
"No se ha dado ninguna explicación sobre la decisión de dejar a la gente en dos puertos diferentes", señaló Médicos Sin Fronteras.
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La asignación de puertos lejanos, en ocasiones a varios días de navegación, es una práctica habitual del Ejecutivo de Giorgia Meloni, que promulgó a principios de año un decreto migratorio que también impide que los navíos humanitarios completen más de un rescate en su travesía, motivo por el que varias ONG han sido sancionadas.