Este jueves se vio a las y los principales referentes de la reciente electa conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires reunidos con Cristina Fernández de Kirchner. Abierta campaña a favor de una salida peronista en 2019.
Viernes 21 de diciembre de 2018 19:18
Como anticipamos en La Izquierda Diario, la elección de autoridades de la FUBA significó el lanzamiento de un gran búnker de campaña electoral para el kirchnerismo en 2019, de la mano de La Mella/Patria Grande y La Cámpora como los principales impulsores.
Si en los últimos años la FUBA estaba totalmente vaciada y su incidencia en la política nacional era nula, en el día de ayer volvió al centro de la escena. Pero no fue ni por una gran acción del movimiento estudiantil, ni por solidarizarse con alguna de las principales luchas obreras en curso como la de Siam, o por impulsar la coordinación en una pelea clave en la Ciudad de Buenos Aires contra el cierre de las escuelas nocturnas, un ataque brutal a la juventud y a los docentes. Fue porque sus principales referentes fueron a darle apoyo a CFK.
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La nueva conducción de la que es parte el Partido Obrero y que se presentó como "alternativa a Franja Morada" ya muestra que impulsa una política clara: utilizar toda la energía que expresó este año el movimiento estudiantil para sumar votos a alguna lista peronista opositora a Macri el año que viene. Excelente política para continuar la sumisión al FMI en un momento de ascenso de la pobreza, desocupación, precarización laboral y ataques a la salud y educación.
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¿Usurpación o falsa indignación?
Ante los hechos, la UJS-PO tuvo una reacción que oscila entre la falsa indignación y la abierta hipocresía. Fernando Ramal, presidente de la FUBA por la UJS-PO, planteo que se trataba de una "usurpación" de la FUBA, de hechos "lamentables" y recordó que CFK había mandado a reprimir a la FUBA cuando se opuso a las elecciones de rector en 2011 y 2013.
Lo que no dice en sus twits es que el PO fue el principal impulsor de formar una lista común con La Cámpora, Nuevo Encuentro, La Mella y La Dignidad en la FUBA.
¿Recién ahora se dió cuenta que le entregaron la federación al kirchnerismo? ¿Que su actividad política va a consistir en hacer campaña abierta por CFK en 2019? ¿Que el kirchnerismo fue el principal obstáculo para que se desarrolle la lucha educativa de este año, cuando la conducción de los gremios docentes traicionó al movimiento aceptando una paritaria de miseria para levantar la lucha? Imposible que así sea, porque pese a las advertencias, la UJS-PO defendió esa postura hasta el último momento.
El problema es que la independencia política no se puede negociar. No puede ser parte de la rosca y que la FUBA tenga 1/2 de independencia política. O se está con los trabajadores o se está con los que cada vez que salieron a luchar y se organizaron contra las patronales y la burocracia sindical amiga, les mandaron al facho de Berni y la gendarmería para reprimirlos. O se está por la vida de las mujeres y el aborto legal, o se está con los que “aceptan” alianzas con los impulsores de los pañuelos celestes, como dijo orgullosa CFK en CLACSO. Frente a la enorme tarea de pelear por unir la fuerza estudiantil y de la marea verde junto a los laburantes para enfrentar los ataques de Macri, la UJS-PO prioriza hacer política junto a los que esperan sentados de brazos el año electoral.
Oscilación permanente
El PO osciló todo este tiempo, cayendo en una confusión total sobre la política hacia kirchnerismo. Cuando desde la juventud del PTS apoyamos la campaña por la libertad de Milagro Sala contra su encarcelamiento arbitrario y con argumentos reaccionarios que atacaban el derecho a huelga, o apoyamos conflictos obreros donde tenía predominancia el kirchnerismo, nos atacaron diciendo que hacíamos “seguidismo”. La realidad es que se trataba de una posición principista en defensa de derechos democráticos o sindicales elementales, ya que todo avance en ese terreno fortalece a este y cualquier otro gobierno burgués que quiera atacar a los trabajadores.
Ahora el PO no tiene problema en hacer acuerdos con el kirchnerismo. Pero lejos de tratarse de apoyos principistas a alguna demanda democrática o alguna acción conjunta contra un ataque del Estado, se trata de un acuerdo político que solo beneficia al kirchnerismo.
Lejos de significar un verdadero punto de apoyo para enfrentar a Franja Morada y al Gobierno (excepto que el PO reconozca que esto se hace votando a CFK) se trata de un acuerdo oportunista por sostenerse en la conducción de la federación, incluso al costo de perder todo tipo de incidencia política en su rumbo. Lo demuestra el hecho de que la Junta Ejecutiva, en donde se tomarán las decisiones de "mesa chica" de la Federación (y por ahora la única instancia ya que no se convocó a una sola asamblea estudiantil), el kirchnerismo tiene poder de veto sobre cualquier iniciativa desde la izquierda, teniendo 6 miembros, contra 5 del PO y 1 del PTS, y una secretaría de SUR/Centeno.
¿Qué hará la Federación el año que viene ante los principales hechos de la lucha de clases? ¿Qué hará para jugar algún rol en frenar los ajustes de Macri y el FMI sobre la educación pública? Por ahora, con solo una semana de vida, la nueva conducción habló: hará campaña por CFK, evitando el surgimiento de cualquier vanguardia de lucha que cambie sus planes electorales.
La política de la izquierda debe ser 180 grados opuesta. Ninguna confianza en un armado “opositor” al macrismo que no se proponga medidas elementales cómo dejar de pagar la deuda externa. Alentar con fuerza el surgimiento de vanguardias de lucha, apostando a que los centros y federaciones sean espacios de organización para las mismas. El actual ataque a las escuelas nocturnas de la Capital Federal, que afecta a docentes pero también a los jóvenes más precarizados que trabajan de día y estudian de noche, es una primera lucha para intervenir con fuerza.
En la propia UBA hay peleas concretas en lo inmediato: el recorte de la oferta horaria en CBC requiere de una respuesta contundente para que no se imponga un filtro mayor a los que trabajan y estudian y tienen menos disponibilidad horaria. Lograr que el movimiento estudiantil pueda actuar en esas peleas no lo garantiza una “chapa” de una federación vacía, sino una preparación previa, que incluye sacar conclusiones de los conflictos previos (para lo cual es clave el balance sobre el rol del kirchnerismo) y tender puentes entre el movimiento estudiantil y el movimiento obrero, desde los colegios, las facultades y los lugares de trabajo, como base para crear una alianza que pueda enfrentar de verdad el ajuste que nos afecta a todos. Ese es el desafío que debería plantearse la izquierda en las organizaciones del movimiento estudiantil donde dirige y lo que desde la Juventud del PTS hemos impulsado y queremos seguir desarrollando en el CEFYL.
Gabi Phyro
Historiador. Miembro del Comité Editorial de Armas de la Crítica