Después de haberse negado a participar de la foto junto a sus diez oponentes, el único candidato obrero en las elecciones presidenciales francesas atacó a Fillon y Le Pen por sus escándalos de corrupción.
Miércoles 5 de abril de 2017 13:07
Después de la farsa antidemocrática del primer debate, la cadena BFM TV invitó este martes a los 11 candidatos a las presidenciales francesas a debatir durante casi cuatro horas. Un debate cuya dirección fue alterada por Philippe Poutou, el único candidato obrero de las presidenciales, y militante del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).
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Poutou se negó a participar de la foto junto a los otros candidatos, entre ellos los neoliberales, Macron y Fillon, y la de la extrema derecha, Le Pen, y se destacó como el único candidato en atacar frontalmente a François Fillon y Marine Le Pen con respecto a los escándalos de corrupción. Luego se le unió Nathalie Arthaud, candidata del partido de extrema izquierda Lutte Ouvrière. Para ilustrar su posición, Poutou subrayó desde el principio su estatus de político no profesional. "Aparte de Nathalie Arthaud, entre todos los candidatos en esta tribuna, creo que soy el único que tiene un trabajo normal", explicó.
En el primer debate televisivo, en el que había participado entre otros Jean-Luc Mélenchon (candidato de Francia Insumisa), no se había hecho referencia a estos escándalos de corrupción de Fillon y Le Pen. Parecía haberse celebrado una especie de pacto implícito de no agresión por el cual los escándalos se dejaban atrás y sobre todo, se ocultaban al público. La excusa que se dio fue que los trabajadores y la juventud quieren oír hablar de plataformas políticas y de nada más. Dado que Fillon, Le Pen y Macron se encuentran envueltos en múltiples escándalos, ya sea por empleos ficticios en la Asamblea Nacional o el Parlamento Europeo, o por sospechas en cuanto a la financiación del partido o a sus declaraciones patrimoniales, a todos los "principales" candidatos les pareció oportuno no ventilar en público los escándalos.
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De hecho, en este segundo debate hizo falta la presencia del candidato obrero Philippe Poutou y sus comentarios punzantes, para abrir el debate candente sobre los escándalos, que ni siquiera aquellos que pretenden preparar la "revolución ciudadana" (Mélenchon) se atrevieron a abordar.
Poutou dijo del candidato de la derecha tradicional: "Incluso Fillon, quien dice estar preocupado por la deuda, piensa menos en el tema cuando se sirve directamente de las arcas públicas". Fue uno de los ataques más brutales, que provocó un cambio profundo en la dirección del debate. Mientras predominaba el frente anti-Fillon, el candidato de la derecha se expresó de manera casi visceral después de la diatriba de Poutou, en respuesta a los ataques: "Oh oh oh oh oh oh oh" (x7), reaccionó François Fillon, antes de decir en voz baja, "te voy a hacer juicio".
Más en general, Fillon fue repetidamente atacado por derecha por Dupont-Aignan, quien intentó capitalizar el debate. El candidato de la derecha soberanista de Debout La République tuvo un buen desempeño y parece haberse fortalecido al final del debate. A pesar de los comentarios punzantes de Philippe Poutou y de Nathalie Arthaud, el candidato de los republicanos, Fillon, tuvo un desempeño bastante sólido al intentar llevar el debate al terreno programático, con el objetivo de retomar la receta de las primarias de la derecha y del centro. Todo el debate estuvo permeado por el desprecio de clase, especialmente hacia Philippe Poutou, a quien estuvo dirigida la mayor parte de los ataques.
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El Frente Nacional (FN) de Le Pen también fue blanco de un ataque frontal. "También tenemos a Marine Le Pen, en un caso similar, quien desvía dinero de las arcas públicas. No aquí, sino en Europa. Y al FN, que es anti-sistema, no le molesta, porque está protegido por la inmunidad parlamentaria, así que están tranquilos". Al ser interpelado por la candidata del FN, le recordó "nosotros, cuando se nos convoca, no tenemos inmunidad obrera". Una respuesta que provocó aplausos entre el público, e incluso de Jean-Luc Mélenchon. A partir de ese momento, el debate dio un giro. Las arremetidas contra Marine Le Pen se multiplicaron, incluso por parte de los periodistas. La candidata del FN, quien en general había pisado terreno firme desde el inicio del debate, se desestabilizó. Le Pen tuvo dificultades para recuperarse en la última hora del debate. En cuanto a los demás candidatos que se pueden considerar parte de la extrema derecha, los debates pudieron parecer algo confusos por momentos.
En comparación con el primer debate, Emanuel Macron, el candidato que se dice ni de izquierda ni de derecha, tuvo un buen desempeño en general. El objetivo declarado fue aparecer como el mejor candidato para derrotar a Le Pen. El ex ministro de Economía intentó mejorar su imagen presidencial, que no logró transmitir durante el primer debate. El candidato también se esforzó por desentenderse del desempeño de Hollande y de su quinquenio en el poder, al tratar de delimitarse claramente en su conclusión. El objetivo era cuidar más bien su derecha. Como defensor de la "presunción de inocencia", el candidato de En Marche intentó en varias oportunidades quebrar una secuencia muy positiva para Philippe Poutou al rehabilitar tanto a Fillon como a Le Pen. El candidato que dice estar fuera del sistema, por lo tanto, apareció como el verdadero candidato del sistema, al preferir sostener a aquellos que malversan fondos públicos en lugar de denunciar sus acciones.
Aunque apareció mucho más apagado que en el primer debate, Mélenchon parece haber quedado una vez más, particularmente en vista de los sondeos, como el ganador del debate. Un debate que parecía haberse desarrollado con sólo 5 candidatos en vez de 11, como explicó en una publicación en su blog. Fue una dificultad que se expresó en varias ocasiones cuando fue desafiado por izquierda por los dos candidatos de la extrema izquierda. Nathalie Arthaud fue particularmente incisiva con respecto al candidato de France Insoumise. Fue en particular sobre la cuestión de la Unión Europea que Mélenchon respondió citando a Marx. "Creo que ella subestima el papel de las superestructuras legales, como diría Marx". Entonces Nathalie Arthaud le recordó con razón el papel del Estado francés en la explotación.
Después del ataque de Poutou, Mélenchon intentó recuperar terreno a la izquierda al enfrentar él también, de manera un poco forzada, a Marine Le Pen, ya desestabilizada por Poutou. Frente a las invectivas de esta última, también quiso responder sobre la supuesta inmunidad de los empleados protegidos. Ella lo había atacado al argumentar que los representantes sindicales en las empresas tampoco eran responsables ante la justicia. El candidato respondió que varios dirigentes sindicales han sido despedidos en Francia y enjuiciados, tomando como ejemplo los de Goodyear y dejando a Marine Le Pen sin reacción.
Fue un debate que caldeó los ánimos en Internet y en las redes sociales, mientras que el discurso de Poutou y sus comentarios punzantes llegaron a los titulares de toda la prensa dominante. La respuesta fue tal que muchos periodistas comenzaron a señalar como supuesta falta de respeto por parte del candidato el haberse negado a participar de la foto de familia con los neoliberales, reaccionarios y xenófobos. A modo de conclusión del debate, y como respuesta al nacionalismo tradicional que subyace a la expresión "dirigirse a los franceses", Philippe Poutou dijo no dirigirse a los franceses, sino "a la población", es decir, también a los extranjeros. "A aquellos que están indignados", insistió. Poutou también se refirió a Guayana Francesa, que ha visto surgir un "movimiento contra la pobreza y por servicios públicos", un movimiento "contra los restos del colonialismo francés". "Guayana Francesa muestra que podemos resistir contra la opresión, la acumulación de riqueza", añadió. "Votar al NPA es un voto útil: una perspectiva de revancha, una lucha social, hacer que paguen los ricos".
Traducción: Marisela Trevin