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Red Internacional
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FRANCIA. La lucha de los estudiantes franceses en defensa de las conquistas de Mayo del 68

Las luchas burbujean en Francia. Mientras el gobierno de Macron desea imponer una reforma cambiando las condiciones de acceso a la universidad, los estudiantes se han movilizado masivamente estos dos últimos meses. A pesar de la dura represión estatal que enfrentan, la movilización continúa codo con codo con los trabajadores ferroviarios que también están en huelga.

Miércoles 16 de mayo de 2018

Foto: Rèvolution Permanente

Una lucha para mantener la universidad nacida de mayo del 68

Se trata de una lucha por una universidad abierta a todos la que tiene lugar en estos momentos en las universidades francesas. Este otoño, el gobierno de Macron, que este mes festeja su primer año, ha decidido reformar las condiciones de ingreso a la enseñanza superior, instituyendo una selección. Anteriormente todos los bachilleres podían entrar en la facultad de su elección sin selectividad. De ahora en más los estudiantes secundarios (lycéens) deberán presentar sus notas obtenidas en sus liceos, una carta de motivación y un proyecto profesional que concuerde con las expectativas de la universidad para ser seleccionados. El proyecto del gobierno es reducir el número de estudiantes, sobre todo en las carreras juzgadas poco “rentables”, tal como las de ciencias humanas.

El otro punto importante de esta reforma es crear una competencia entre universidades y, a mediano plazo, aumentar el precio de la matrícula. Por el momento todas las universidades entregan diplomas equivalentes, pero mañana las universidades puestas a competir entregarán diplomas que no tendrán el mismo valor, instaurando así “facultades de élite” y “facultades basura”.

Finalmente, se trata también de una lucha por mantener una facultad accesible a todos. Actualmente si bien los costos de inscripción giran alrededor de 150 euros, hay un proyecto de aumentar los costos de inscripción a 1.000 euros rápidamente y hasta 8.000 euros para las facultades más apreciadas, con un sistema de préstamos garantizados por el estado, como en el sistema universitario inglés. Todo esto es lo que los estudiantes rechazan por medio de manifestaciones y ocupación de las universidades.

Manifestaciones, ocupaciones de universidades: dos meses de alta conflictividad en las universidades

El movimiento estudiantil francés ha retomado, en el quincuagésimo aniversario de mayo del 68, los métodos radicales que fueron los del movimiento estudiantil de entonces. Es así que los estudiantes de numerosas universidades, como en la Sorbona (en los sitios de Tolbiac y de Clignancourt), Toulouse-Le Mirail, Nanterre o Saint Denis, decidieron la ocupación de las universidades.

El origen de estas ocupaciones fue el ataque el 22 de marzo de estudiantes huelguistas por parte de una milicia de extrema derecha que armada de pistolas Táser y bates de baseball, golpearon a los estudiantes bajo la mirada cómplice de la dirección de la facultad de derecho. El movimiento rápidamente estalló con numerosas asambleas generales de estudiantes con una asistencia que alcanzó cifras récords. El 16 de abril cerca de 3500 estudiantes de la facultad de Rennes 2 (en Bretaña) votaron continuar con el movimiento. En Tolbiac (un emplazamiento de la célebre universidad de la Sorbona), los estudiantes lograron mantener la ocupación de una torre de 22 pisos durante un mes, con asambleas generales que congregaron hasta 1500 estudiantes (sobre 14.000 que tiene la sede universitaria en periodos normales).

Durante estas ocupaciones los estudiantes se organizaron de diversas formas, administrando ellos mismos la seguridad y la vida cotidiana, haciendo de las universidades un lugar al servicio de las luchas. Es así que en Tolbiac los estudiantes organizaron un concierto en apoyo a los huelguistas ferroviarios (quienes luchan por sus condiciones de trabajo y contra la privatización), los que recolectaron 6000 euros para la caja de huelga. También tuvieron lugar talleres sobre la historia del movimiento obrero, sobre el feminismo y también sobre las luchas antirracistas.

Frente a la revuelta estudiantil, la respuesta del gobierno: represión

El movimiento, ampliamente apoyado por los jóvenes (61% de los de 18 a 24 años están en contra de la reforma de la universidad), ha conocido rápidamente la única respuesta del gobierno a todos aquellos que osan criticar su política: la represión. Es así que mientras la tradición universitaria francesa quiere que las facultades sean lugares prohibidos para las fuerzas policiales, en numerosas oportunidades los escuadrones anti motines de la policía (CRS) han penetrado en las universidades para impedir a los estudiantes de movilizarse.

Desde hace tres semanas el gobierno Macron ha multiplicado los ataques evacuando las facultades ocupadas, comenzando por la de Tolbiac, cuyos estudiantes habían rebautizado “Comuna Libre de Tolbiac”, armados de fusiles de asalto y motosierras. Le siguió el desalojo de El Mirail, donde ningún curso pudo darse durante tres meses. Actualmente solo cuatro universidades están aún ocupadas: el sitio de Clignancourt (la Sorbona), dos facultades de los suburbios de Paris (Nanterre, de la cual surgió el movimiento de mayo del 68, y Saint Denis), así como Rennes-2 facultad históricamente de izquierdas.

Sin embargo, la represión no se limita solamente el garrote policial. Durante todo el movimiento los presidentes de las universidades francesas han buscado a mantener una “espada de Damocles” sobre los estudiantes con los parciales. Efectivamente es difícil movilizarse cuando se sabe que tenemos que rendir los exámenes dentro de un mes.

Si bien los estudiantes han pedido su anulación estos han sido mantenidos aun en hangares de los suburbios parisinos. Por ejemplo, para mantener los exámenes, la Sorbona ha debido gastar 400.000 euros para alquilar hangares a una hora de tren de Paris para rendir los exámenes. Frente a esto, los estudiantes han logrado anular un cierto número de parciales, exigiendo una votación al comienzo de los exámenes.

El pasado viernes por la mañana asistimos incluso a una escena surrealista en los corredores de la Sorbona: después de haber votado que no querían rendir los parciales bajo vigilancia policial, los estudiantes desfilaron por esos mismos corredores de la histórica universidad de Paris cantando “Bella Ciao”.

La convergencia con los ferroviarios en huelga: una cuestión central para los estudiantes movilizados

En paralelo con los ataques contra las universidades, el gobierno francés, que pretende mostrarse como el que puede resolver todos los problemas de la burguesía, atacó también al sector más combativo de la clase obrera francesa: los ferroviarios. Efectivamente, desde 1995 cuando los ferroviarios paralizaron el país durante tres semanas de huelga general, la patronal francesa tiene miedo a la movilización de este sector muy sindicalizado y organizado. Sin embargo, Macron ha querido terminar con este miedo atacando las condiciones de trabajo de los ferroviarios, lanzando la privatización de la empresa con el objetivo de abrir el sector a la libre concurrencia a partir de 2020.

Desde el principio la convergencia entre ferroviarios y estudiantes ha estado en el espíritu de todos. En las manifestaciones el eslogan “Ferroviarios, estudiantes, mismo Macron, mismo combate” es muy popular. Señal que muchos tienen conciencia, 50 años después de la más grande huelga general de la historia de “Occidente”, de que la alianza entre obreros y estudiantes será la única que estará en condiciones de vencer al gobierno, en el momento justo en que este acelera las reformas propatronales.

Esta alianza ha tomado primeramente la forma de debates en asambleas generales de ferroviarios y estudiantes, en las cuales cada sector se invitaba mutuamente. Luego fue por la acción conjunta entre el movimiento estudiantil y ferroviario que la convergencia tomó forma: manifestaciones en común, invasión de estaciones, pero también defensa de las universidades ocupadas por los ferroviarios.

¿Qué perspectivas para el movimiento universitario?

Hoy en día, aun si la reforma es ampliamente rechazada por la juventud, parece que el gobierno ganará sobre la movilización estudiantil. Las vacaciones de verano y los parciales han reducido el número de estudiantes en las asambleas generales y el movimiento comienza a diluirse. Aunque la lucha continúa en algunas universidades, la hora de las lecciones y el balance ha llegado.

La UNEF (el sindicato de estudiantes más importante, ligado a la izquierda del Partido Socialista) se desplomó luego de la presidencia Hollande, y fueron los militantes autónomos quienes lograron obtener la mayor influencia en esta movilización. Sin embargo, su política no ha sido convincente para ganar contra la reforma de la universidad. En las ocupaciones estos promovieron la idea que había que hacer de las ocupaciones “espacios de vida alternativa”, en lugar de bastiones de la lucha contra el gobierno destinados a proyectarse hacia el exterior. Esta política llevó al movimiento a que las ocupaciones se replegasen sobre si mismas, rechazando poco a poco al conjunto de los estudiantes. Al mismo tiempo, estos “espacios de vida alternativa” concebidos como un fin en sí mismo, imposibilitaron a la movilización de dotarse de objetivos políticos concretos y de un programa de acción para conquistarlos. En lugar de reflexionar sobre cómo vencer a Macron, la cuestión se redujo poco a poco a cómo defender las ocupaciones contra los policías y la extrema derecha.

Esta lógica ha debilitado lo que era una de las grandes tradiciones del movimiento estudiantil francés: la autoorganización del movimiento, incluso a escala nacional. En 2006 durante la lucha contra el CPE (Contrato de primer empleo, una reforma que proponía contratos precarios para los jóvenes) los estudiantes lograron obtener que se retirase la ley creando una dirección autoorganizada para el movimiento. Esto se logró por medio de la Coordinación Nacional Estudiantil, compuesta por estudiantes mandatados por cada una de las Asambleas Generales, las que habían establecido un plan de batalla para obtener el retiro de la ley. Sin embargo, esta dinámica no se desarrolló este año por la política antidemocrática de las corrientes autónomas que impidieron el nacimiento de una coordinadora nacional, dejando al movimiento sin dirección y sin coordinación.

Actualmente el movimiento estudiantil contra la selección se está cerrando, pero la situación podría cambiar rápidamente por parte de los “lycéens”. Estos sabrán el 22 de mayo si han obtenido un lugar en las universidades que han solicitado para el año próximo. En este marco, el proceso de selección deseado por el gobierno no está aún a punto y es muy posible que numerosos alumnos no obtengan la universidad que habían solicitado o directamente que no obtengan ninguna. Así es que el movimiento podría retomar fuerzas y comenzar un nuevo momento de la lucha. En caso contrario, habrá que esperar el inicio de clases en septiembre para saber si los estudiantes franceses perderán definitivamente las conquistas de mayo del 68 o continuarán la lucha para defenderlas.