El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou intentó aprovechar el aniversario por su primer año de mandato para hacer una defensa de su gestión, mostrarse preocupado por la situación socioeconómica, justificar recortes y confirmar que profundizará su política neoliberal.
Domingo 7 de marzo de 2021 19:26
El aniversario del primer año de Gobierno fue aprovechado por el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou para intentar generar un acontecimiento político. El líder del Partido Nacional transformó la ceremonia ante la Asamblea General en un evento para la defensa de su gestión con un discurso demagógico y “para la tribuna”.
Tal como viene sucediendo a lo largo de su mandato, el presidente y su entorno apelan a las herramientas de marketing político buscando mejorar su imagen y aumentar la popularidad. Cuenta para ello también con el apoyo de los medios masivos de comunicación, que en lugar de informar, están claramente alineados con el gobierno y se han transformado en simples difusores de las iniciativas de la coalición.
Defensa del ajuste y la represión
En su discurso, Lacalle destacó que el gobierno pudo cumplir con las metas económicas y resaltó la regla fiscal.
Llevado a la realidad esto significa defender los recortes y ajustes que se llevaron adelante en distintos sectores del Estado, y que afectan directamente las condiciones de vida de la población, los incrementos en las tarifas y los aumentos encubiertos de impuestos.
Cabe aclarar que esta política, de profundización del modelo neoliberal se llevó adelante en el contexto de la pandemia del coronavirus, con todo el agravamiento de la situación socioeconómica que implicó.
El gobierno busca poner en la pandemia las causas del aumento de la pobreza y la marginación para esconder que por detrás están las medidas que ha tomado la propia coalición multicolor.
Lacalle también defendió su gestión en “seguridad”; una gestión basada en la represión, el aumento de penas y el respaldo al accionar policial dando más facultades y prerrogativas para reprimir.
La aprobación de la LUC, de la que el presidente se enorgullece, implica en lo referente a la temática de la seguridad un salto en el abordaje punitivo para problemáticas sociales. Vale recordar que hace poco menos de un mes el ministro Larrañaga se jactó que hay 1400 personas más privadas de libertad.
La demagogia de la ayuda social
En su presentación ante la Asamblea General Lacalle pretendió mostrarse sensible a la dura realidad que enfrentan grandes sectores de la población; cuestión que es imposible de esconder porque se ve en las calles, pero que se refleja también en los propios datos estadísticos.
Sostener los puestos de trabajo y mitigar los efectos sociales de la pandemia fueron los objetivos del gobierno según el presidente; pero en la realidad se han perdido más de 60000 puestos de trabajo y la ayuda social que reciben los sectores más vulnerables es totalmente insuficiente y no cubre las mínimas necesidades.
Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de mediados del año pasado, Uruguay invirtió el 0,7% del PBI en medidas que atiendan a las poblaciones más vulnerables; cifra que se ubica muy por debajo de países como El Salvador que invirtió un 11,5% en medidas económicas o Brasil que destinó un 7,5% de su PBI anual.
La educación en el discurso del presidente
En su presentación Lacalle tuvo palabras de elogio hacia los docentes y destacó la presencialidad en la educación en el contexto de la pandemia.
Sin embargo, sus palabras no se condicen con la realidad: se está forzando una presencialidad sin condiciones sanitarias, de higiene y de infraestructura que pone en riesgo a la población; todo como consecuencia del bajo presupuesto que se destina a esta área.
Lacalle tiene este discurso días después de que una decisión política de la administración lleva a un sumario con separación de cargo a docentes que ejercían el legítimo derecho de tener actividad sindical; una clara muestra de persecución que además se contradice abiertamente con la supuesta defensa de la libertad que pregona el presidente en cada presentación.
Por otra parte, y mientras elogia a los docentes el gobierno ha llevado adelante recortes escandalosos: solo en secundaria se han perdido 200 grupos y más de 20000 horas docentes, se han recortado fuentes de trabajo para los profesores, faltan horarios para estudiar y existen grupos superpoblados.
Negocios para los empresarios
El presidente anunció que se llevaran adelante distintas obras de infraestructura e inversiones.
Se destinarán 1200 millones de dólares para obras (alrededor de un 2% del PBI), se entregarán en concesión aeropuertos (Rivera, Salto, Carmelo, Durazno y Cerro Largo) y se construirá una nueva planta potabilizadora por privados con una erogación de más de 200 millones de dólares. Se mantendrán además distintas exoneraciones y facilidades para empresarios.
En estos anuncios se observa el “núcleo duro” de la política del gobierno; más allá de mínimas ayudas para la población, hay toda una política de apoyo a los empresarios (que también por supuesto se refleja en la LUC), avanzando en la privatización y desregulación en distintas áreas del Estado.
Un discurso para avanzar con políticas neoliberales
El discurso a un año de la asunción también ha sido una oportunidad para “relanzar” su programa de gobierno.
Si bien los distintos integrantes de la coalición insisten con la “pesada herencia” del periodo frenteamplista; ha sido el propio Lacalle quien se encargó de señalar que “ya no hay tiempos para excusas”.
La coalición asumió con un programa de profundización del modelo neoliberal, incluyendo ajustes y recortes de gastos sociales, en la salud y en la enseñanza, así como también apuntando a avanzar en privatizaciones y promover una desregulación laboral.
Para implementar este programa antipopular también necesitó blindarse ante la protesta social y por eso se hace ley el decreto antipiquetes y se le da más facultades a las fuerzas represivas, aumentando el autoritarismo y el control social.
Uno de los puntos centrales en los que el gobierno quiere avanzar, con el apoyo y complicidad de todos los partidos del régimen, es la reforma de la seguridad social. En este sentido Lacalle ya anunció que enviará un proyecto al parlamento en la segunda mitad del año, y aunque no se conoce aún su contenido, el rumbo es el de bajar las jubilaciones, subir la edad de retiro, y dar mayor participación al sector privado.
Enfrentar el programa de la derecha
Los trabajadores, discutiendo democráticamente desde las bases un plan de lucha basado en la movilización, son los que pueden enfrentar y frenar la ofensiva derechista. En este camino no cuentan ni con los dirigentes de la central obrera ni con el Frente Amplio.
La dirección oficial del PIT-CNT ha perdido la independencia política para subordinarse a la estrategia del Frente Amplio; en tanto que esta fuerza política se coloca como una oposición “responsable”, que deja pasar la mayor parte del ajuste y pone expectativas únicamente en las próximas elecciones.
Los docentes que se movilizaron en San José para expresar su solidaridad con los sumariados o los trabajadores que realizan acciones para derogar la LUC son ejemplos de que el camino para enfrentar a la derecha es la organización y la movilización popular.