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Red Internacional
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Clásico platense. Los pibes dijeron “¡Lobo está!”, se plantaron ante el Pincha y el bosque fue una fiesta

Pese a recibir un gol a los cinco minutos, Gimnasia fue superior a Estudiantes todo el partido. Los pibes de Romero vencieron 2 a 1 y rompieron una larga racha con un plantel que, según los cánones, era “menos favorito” que los experimentados de Domínguez. Delirio en las tribunas y una conferencia de prensa de película.

Lunes 20 de marzo de 2023 02:22

Foto Eva Cabrera | Télam

Foto Eva Cabrera | Télam

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Hasta último momento los pronósticos meteorológicos decían que iba a llover mucho justo durante el partido. Le pifiaron. Tanto como quienes pronosticaban una derrota del Lobo en su cancha contra su clásico rival. Todo porque los cánones del fútbol hipermercantilizado impiden apostar a la irreverencia. O a la dinámica de lo impensado, diría Dante Panzeri.

Lo único seguro era que, lloviera o no, la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata iba a estar al 99,99 por ciento de su capacidad. No era sólo un clásico contra Estudiantes (el 185 de la era profesional). Era también la necesidad de acompañar a los pibes dirigidos por Sebastián “Chirola” Romero que venían de cosechar una goleada de San Lorenzo.

Foto Eva Cabrera | Télam
Foto Eva Cabrera | Télam

Es cierto que la de este domingo era para Gimnasia una parada difícil. Al menos, por cuatro razones. Una, porque era un clásico de local en el bosque. Dos, porque hacía veinte clásicos seguidos (trece años) que no se le ganaba a Estudiantes . Tres, porque eran varios los que hablaban de un enorme desnivel entre los planteles. Y cuatro, porque además de venir de una derrota, los rivales venían de ganarle a Huracán.

Pero en la semana se fueron autogenerando una gran confianza. En un equipo con casi todos jugadores surgidos del club, muchos recordaron sus pasados clásicos en inferiores, donde abundaron buenas cosechas. Y esa confianza se transformó en seguridad cuando pisaron el césped del Juan Carmelo Zerillo y de los cuatro costados llegó el ensordecedor “¡vamo, vamo los pibes, vamo, vamo los pibes!”, todo con un vistoso despliegue de banderas azules y blancas.

Foto Eva Cabrera | Télam
Foto Eva Cabrera | Télam

Cachetazo precoz y remontada

El partido arrancó diez minutos después de lo planificado. Posiblemente AFA multe a Gimnasia por algunas desprolijidades que motivaron al árbitro Facundo Tello a demorar el pitazo inicial. Pero también hubo mucho de búsqueda de protagonismo del referí, como lo haría en otros momentos del partido.

El primer tiempo empezó tan frenético que los dos equipos ya habían tenido una jugada peligrosa cada uno. Pero a los 3:50 Mauro Boselli dejó boquiabierta a la concurrencia. Tras recibir la pelota de un lateral, Pablo Piatti pudo acomodarse sin que nadie lo molestara y meter un centro que el delantero no desaprovechó. El golpe para Gimnasia fue más duro por lo rápido que por los yerros defensivos. Era como si hubieran salido perdiendo desde los vestuarios.

Sin amilanarse, con el correr de los minutos el Lobo fue armando cada vez mejores jugadas ante un Pincha que prefirió esperar y, quizás, intentar ampliar la diferencia de contragolpe. Pero Ignacio Miramón y Alan Lescano no se la hicieron fácil. Menos cuando lograban articular bien con Benjamín Domínguez y Cristian Tarragona.

A los 14, “Tarra” pateó en el área chica pero la pelota rebotó en Zaíd Romero y se fue al córner. Y “Benja” disparó varias veces al arco en el primer tiempo. A los 16 probó dentro del área y la pelota se fue cerca del palo derecho de Mariano Andújar. A los 23 otra entrada al área derivó en un corner.

A los 28 Chirola tuvo un ataque jugadorístico y quiso disputarle la pelota a Leonardo Godoy cuando éste se estiró para evitar que se le fuera por la línea a la altura del banco tripero. El técnico actuó instintiva y descuidadamente. Como pasa con la mayoría de sus dirigidos, éste también es su primer campeonato en primera. Pero a Tello no se le puede pedir comprensión por eso. Lo expulsó. El equipo quedaba así a cargo de Nicolás Cabrera, exjugador del club y ladero de Chirola.

El León tuvo algunos tibios intentos, que fueron desviados o controlados por Tomás Durso. Mientras, Gimnasia recuperaba y avanzaba. A los 29 la pelota casi se le coló por arriba a Andújar. Hubiera sido gol en contra del defensor Romero. Un minuto después el arquero pincha volvió a salvar su arco, ahora por un buen cabezazo de Leonardo Morales. Para los 30 el Lobo ya había ejecutado ocho tiros de esquina. Estudiantes ganaba, pero su figura era Andújar. Y eso no le gustaba a Domínguez.

Después del corte del juego para que ambos equipos se refrescaran, a Gimnasia le costó retomar el ritmo. Recién sobre el final de la primera etapa hubo dos jugadas de peligro más, en los pies de Miramón y Domínguez.

Darlo vuelta

En el vestuario Chirola usó los quince minutos de descanso para recargar confianza en los pibes. No debían desviarse del rumbo que habían tomado. Si seguirán así, el empate y la victoria no estaban lejos. Y así fue.

A los 9 Franco Soldano pateó a pocos metros del arco y Andújar la mandó al córner. De ese córner vino una jugada fenomenal de Benja Domínguez, que mareó a los defensores de Estudiantes entrando al área y metió un centro que Morales no logró meter en el arco. Segundos después Maximiliano Comba recibió un lateral y metió un centro exquisito que llovió en la puerta del área chica, donde lo esperaba Alan Lescano. Cabezazo certero al ángulo superior derecho de Andújar. Las cosas empezaban a acomodarse.

Miramón y Lescano se hacían dueños del mediocampo. El técnico pincha probó cambiando a Boselli y José Sosa por Guido Carrillo y Fernando Zuqui. Menos de diez minutos después sacó a Pablo Piatti y Benjamín Rollheiser y puso a Matías Godoy y Deian Verón. Pero la renovación no terminó de darle a Eduardo Domínguez lo que había pensado.

Enseguida Chirola habló con Nico Cabrera y decidieron refrescar el mediocampo. Salieron Lescano y Comba (aplaudidísimos) e ingresaron Tomás Muro y Alan Sosa. Y también darle descanso a Benja, que salió reemplazado por Eric Ramírez. Con aire fresco, Gimnasia volvió a ganar pelotas y crear llegadas al área.

El Lobo no dejaba de ir y buscar huecos por donde poder dañar a un León que cada vez veía más lejos el arco de Durso. Apenas un par de llegadas vía centros que encontraban cabezazos sin fuerza que le facilitaban la tarea al arquero albiazul.

A los 35, un centro de Bautista Barros Schelotto rebotó en una pierna pincha y cuando Eric Ramírez fue a buscarla dentro del área se le atravesó la pierna izquierda de Carrillo. Tello pitó el penal. Pese a ser muy claro, en el VAR se tomaron más de tres minutos para confirmarle al árbitro que estaba bien sancionado.

“Déjenme a mí”, les dijo Tarragona a sus compañeros. Además de las ganas de vengarse del penal bochornosamente anulado contra Barracas Central tres fechas atrás, el delantero sabía que esa responsabilidad en los pies de los más inexpertos podía ser contraproducente. Su frialdad frente a Andújar le dio la razón. Y la forma en la que la clavó en el ángulo superior izquierdo del arquero selló una obra de arte hecha con las tripas, coronada por el griterío de las 30 mil almas apostadas tras los alambrados.

Quedaban varios minutos por delante, pero en las tribunas cientos de rostros ya se mojaban de lágrimas que se mezclaban con el sudor de una tarde húmeda y calurosa.

Los exagerados ocho minutos adicionales que dio Tello (ni siquiera había dado tiempo para refrigerio en la segunda etapa) no pusieron nerviosos a los pibes de Gimnasia . Era cuestión de no perder la pelota e intentar llevarla lo más cerca del arco rival posible. Mientras tanto, la hinchada empezaba a recrear todo el repertorio del cancionero tripero.

Al final Tello dio dos más. Se jugó hasta los 55. Parecía a propósito que se le hiciera esperar tanto al triperío para saltar, gritar, cantar y llorar por este triunfo. Pero el final llegó y desató una fiesta de esas que hace tiempo necesita el Lobo .

Foto Eva Cabrera | Télam
Foto Eva Cabrera | Télam

Atrevidos

La gente tardó un largo rato para retirarse de la cancha. Una vez afuera, el festejo se extendió hasta 7 y 50, histórico punto de encuentro para los festejos populares en La Plata. Y mientras miles copaban las calles, en el estadio aún faltaba una anécdota de esas que quedarán en la historia.

Cuando Nico Cabrera (Chirola no podía por haber sido expulsado) empezaba a dar su conferencia de prensa ante los medios agolpados en la sala contigua al vestuario, se abrió la puerta y empezaron a salir en trencito los ganadores, cantando las mismas canciones que se estaban escuchando en el centro. La irreverencia al cuadrado. O la dinámica de lo impensado.

Los pibes, esos que según los cánones futbolísticos estaban destinados a sufrir y perder con sus experimentados rivales, dieron cátedra de buen juego y de pasión por la camiseta. Términos raros de conjugarse en este fútbol de hoy, parece. Así, ahora quedan en la historia por haber sido los que rompieron el maleficio de trece años sin ganar un clásico. ¿Cómo no van a querer festejarlo a los gritos?

Son pibes en comparación con otros planteles. Pero tenían bien claro qué significaba la responsabilidad asumida. Y dejaron todo. Con errores a corregir, obviamente, pero con mucho por seguir reproduciendo. Con este triunfo, además, llegaron a los 8 puntos en la tabla, saliendo del fondo que tanto angustia.

Foto Eva Cabrera | Télam
Foto Eva Cabrera | Télam

De lado de Estudiantes quedó la definición que dio su propio técnico: “Había mucho para perder en este clásico, pero en el segundo (tiempo) se salió a ver que pasara el tiempo y esta vez salió mal… No nos gusta estar donde estamos”, dijo Domínguez minutos después de la derrota. Suficiente ilustración.

Foto Gimnasia una Pasión
Foto Gimnasia una Pasión

Comentario final. Este domingo la cancha de Gimnasia se volvió a ver invadida por hinchas. Pero no estaban descompuestos ni llorando por gases lacrimógenos policiales, como aquel nefasto jueves 6 de octubre del año pasado. Esta vez invadieron el campo de juego para abrazar a sus jugadores, sacarse una selfie con ellos y acompañarlos hasta el túnel. Probablemente la AFA, en connivencia con Aprevide, también le aplique una multa al club por eso. Ridículos. No lo entenderían.

Como siempre repetimos en esta columna, ¡Lolo Regueiro Presente! ¡Juicio y castigo a los asesinos y sus cómplices!