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Provincia de Buenos Aires. Macri en la UNLaM: "Hay equipo" para una universidad al servicio de las empresas

Este lunes el presidente junto a las autoridades de la casa de estudios y la intendenta Magario, inaguraron un polo tecnológico en el predio de la Universidad que implica una asociación con decenas de empresas privadas.

Martes 14 de noviembre de 2017 11:35

Este lunes Mauricio Macri, junto con Alejandro Finocchiaro, actual ministro de Educación, la presencia de la intendenta Verónica Magario y las autoridades de la Universidad Nacional de la Matanza inauguró el “Polo Tecnológico” dentro del predio universitario. Provocadoramente, el presidente llegó custodiado por dos camionetas de Gendarmería Nacional que ingresaron a la universidad.

Martínez, rector de la universidad hace más de una década, fue el encargado de presentar el proyecto: “Hoy inauguramos 2.200 metros cuadrados de este Polo Tecnológico, donde van a poder estar 20 empresas por turno, mañana, tarde y noche, con 250 alumnos en cada horario. Estamos realmente muy satisfechos y conformes”.

El diario de la universidad, el1digital, hace una descripción muy gráfica “gracias a una asociación entre el Departamento de Ingeniería de esta Casa de Altos Estudios y empresas de software, le dará la posibilidad a los alumnos de trabajar en el mismo lugar en que estudian y buscar soluciones a problemáticas del ámbito tecnológico y académico actual”.

Esta inauguración se da en un contexto en donde el Gobierno de Cambiemos quiere atacar los derechos de los trabajadores con su contrarreforma laboral y en el cual Alejandro Finocchiaro, ministro de Educación, aprovechó el triunfo electoral de Cambiemos para volver a culpar a los sindicatos docentes por la situación actual de la Educación. Anuncian con bombos y platillos que quieren poner la educación al servicio de las empresas y que los estudiantes secundarios hagan pasantías en el último año.

La propia reforma laboral que proponen establece en sus artículos 75 a 91 un sistema de “prácticas formativas” para “estudiantes y noveles graduados”. El régimen de pasantías, que el gobierno presenta bajo el eufemismo de “prácticas formativas”, es sinónimo de precarización para la juventud.

En el polo tecnológico ya quieren implementar en nuestra universidad la posibilidad de que, como parte de nuestra formación, los estudiantes trabajen “desarrollando soluciones” y “nuevos productos” para empresas tecnológicas y de software donde “el estudiante va a cobrar una remuneración por lo que haga y, en el caso de que este diseño de software sea nuevo en el mercado, cobrará además un adicional”.

Según señala el diario local Infotep: "En un edificio de 4.200 metros cuadrados con laboratorios de informática, el Centro de Desarrollo e Investigaciones Tecnológicas de la UNLaM (Polo tecnológico) cuenta con veinte laboratorios distribuidos en dos plantas con una capacidad total de 300 posiciones laborales en simultáneo, y la posibilidad de generación de más de 600 puestos de trabajo". Un premio para las empresas que podrán instalarse dentro de la universidad, algo totalmente novedoso, mientras que cientos de estudiantes trabajarán en pasantías precarias en su propio lugar de estudio, en función de que ellos puedan acrecentar sus ganancias. Dicho en términos sencillos, se reemplaza la educación por el trabajo precario en beneficio de los CEO.

Quieren instalar una ideología meritocrática, donde el esfuerzo individual debería ser nuestro valor central y el “emprendedurismo” nos permitirá “progresar socialmente”, mientras la juventud hoy mayoritariamente tiene trabajos precarios y hace malabares para trabajar y estudiar.

Como plantea el mismo Martínez y Mauricio Macri este nuevo modelo educativo implica una intromisión cada vez mayor del sector privado y los empresarios en nuestra educación, digitando los planes de estudio y en el caso de las carreras tecnológicas e ingenieria, digitando hacia donde dirigir las investigaciones. Algo así como un “hay equipo” entre el sector público y privado como programa para el desarrollo de la educación superior. Mientras se empieza a discutir nuevamente el presupuesto para 2019 y ya hay fuegos cruzados luego de que Macri se haya referido al presupuesto universitario como un “gasto”, planteando que las universidades tienen que hacer esfuerzos para administrar mejor los recursos, quieren que cada vez más el financiamiento estatal no sea la base de los recursos presupuestarios, sino que las instituciones educativas generen recursos propios incorporando al sector privado, que luego tiene poder de decidir sobre nuestras carreras y planes de estudio. Acorde a toda su política en beneficio de los grandes empresarios, su proyecto de universidad es al servicio de la ganancia de los capitalistas, y no del desarrollo de la ciencia y la tecnología en función de resolver los problemas estructurales de las mayorías populares. El actual y y enorme desarrollo de la tecnología y la ciencia, que alcanza incluso la robotización a nivel mundial, podría utilizarse en vez de para precarizar cada vez más a la juventud y poner en riesgo puestos de trabajo, para reducir la jornada laboral con un salario igual a la canasta familiar y poder repartir las horas de trabajo entre todas las manos disponibles. Si quieren bajar la pobreza, hay que empezar por atacar la ganancia de unos pocos en detrimento de las grandes mayorías.

El proyecto que proponen implica una intromisión que pone en cuestión la autonomía política, académica y económica de las universidades.

Ya la Ley de Educación Superior, sancionada durante el menemismo y sostenida sin tocar un ápice durante la década de gobierno kirchnerista, si bien no pudo cumplir en estos 20 años su objetivo de máxima que era avanzar en el arancelamiento total y privatización, liquidando la conquista de la universidad pública y masiva -gracias a la resistencia de docentes y estudiantes- sí logró cumplir el objetivo de avanzar en la elitización y mercantilización: a través de las acreditaciones de carreras a la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria), las modificaciones de los planes de estudios con una orientación hacia las necesidades empresariales, con la degradación del título de grado en beneficio de un gigantesco florecimiento de posgrados pagos, la generalización de convenios con grandes empresas, el establecimiento de cupos y restricciones en el ingreso a la educación superior. En la implementación de esta Ley, la Universidad de la Matanza está lamentablemente entre los primeros puestos, manteniendo actualmente convenios con más de 269 empresas privadas.

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Como planteó la diputada por el PTS en el Frente de Izquierda y dirigente de Suteba Matanza Nathalia Gonzalez Seligra “Mauricio Macri y Alejandro Finnochiaro en la UNLaM, en sintonía con la reforma laboral, acuerdan con Martínez la formación universitaria al servicio de las empresas. Desde el Frente de Izquierda rechazamos la injerencia empresarial en la educación pública. Aumento del presupuesto educativo ya!”.

Como dijo el propio Martínez "el porcentaje general indica que en las universidades públicas, de cada cien estudiantes se reciben 22, y en las privadas, se gradúan 37 de cada cien. En esta Universidad, se reciben 55 de cada cien chicos", y eso sin contar los miles que se quedan fuera por las restricciones en el ingreso, como hacia 2018, donde son 24000 los estudiantes anotados y ya la propia intendenta Magario plantea “no sé donde vamos a dar clases pero se anotaron 24.000”.

Porque no puede ser que muchos nos tengan ni el derecho a estudiar, desde el PTS en el Frente de Izquierda proponemos, como planteó nuestro compañero Nicolás del Caño, diputado electo en provincia de Buenos Aires, durante la campaña del Frente de Izquierda, un plan de becas integrales sobre la base de impuestos al 1 % más rico de la sociedad por un monto igual a la canasta familiar y jornada laboral de 6 horas, 5 días, para que nadie deje de estudiar. La educación no puede ser un negocio para beneficio de las empresas, necesitamos debatir que nuestro conocimiento y el desarrollo de la ciencia y la tecnología sean en beneficio de la humanidad y no de las ganancias empresarias a costa de nuestras vidas. Una vez más decimos: ¡Nuestra educación vale más que sus ganancias! Es urgente organizarnos y prepararnos para enfrentar la reforma laboral.