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Red Internacional
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Historia. Marx y la intervención francesa en México

Un 5 de mayo de 1818 nacía Karl Marx. 44 años después, las huestes de Napoleón III eran derrotadas en Puebla. ¿Qué opinaba el autor de El Capital sobre la intervención francesa en México?

Óscar Fernández

Óscar Fernández @OscarFdz94

Sábado 5 de mayo de 2018 20:01

El período de la Guerra de Reforma (también conocida como Guerra de los Tres Años), Segundo Imperio Mexicano y Segunda Intervención Francesa (la primera fue la llamada “guerra de los pasteles” de 1836) generalmente se enseña en las escuelas como uno solo debido a la dinámica amalgamada que tuvo.

Las Leyes de Reforma impulsadas por el Partido Liberal Mexicano tenían como objetivo separar la Iglesia del Estado y poner en marcha las primeras políticas capitalistas en México. Sin embargo, el Partido Conservador tenía amplia base social en el panorama político mexicano; es así que las tensiones entre ambos llegan a un punto de quiebre y el presidente Ignacio Comonfort da un autogolpe de estado desconociendo la constitución de 1857 de carácter liberal e inicia la guerra.

La victoria liberal obliga a los conservadores, muchos con marcada tendencia monarquista e historial de haber estado entre quienes abogaban en su momento por una república centralista, a entrar en contacto con la monarquía europea y pedir ayuda política y material para llevar a cabo semejante empresa.

Mientras, el gobierno de Juárez, quien pasó de ser presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a ser presidente del país debido al autogolpe de Comonfort, se veía en una situación financiera difícil y declara la suspensión del pago de la deuda externa mientras adoptaba medidas que permitirían el crecimiento de las reservas para así reanudar dichos pagos.

Ante esta situación, España, Inglaterra y Francia envían tropas a exigir la reanudación inmediata de los pagos al gobierno mexicano. Si bien se llegó a una negociación y las tropas inglesas y españolas se retiraron, las francesas permanecieron en territorio mexicano. Comenzaba así la segunda intervención de Francia en México.

Napoleón III: de la tragedia a la farsa

Así describía Marx el golpe de estado llevado a cabo por Luis Bonaparte. El resultado de ello fue su famoso 18 Brumario donde realiza varios paralelismos entre la obra original de Napoleón contrastándola con la “farsa” de su sobrino, quien pretendía reconstruir el viejo imperio francés desmantelado por el Congreso de Viena.

Sobre ese eje es que Luis Bonaparte, renombrado Napoleón III, entra en contacto con los conservadores mexicanos y ve la oportunidad de tener un gobierno aliado contra el creciente dominio de EE.UU. sobre América. Es así que envía como gobierno títere a Maximiliano de Habsburgo, a quien dota de ayuda militar aprovechando la ocupación de los tres países.

Marx en aquel entonces era periodista y corresponsal del New York Tribune y desde ahí es que denuncia la invasión:

La intervención contemplada en México por Inglaterra, Francia y España es, en mi opinión, una de las empresas más monstruosas que se haya registrado en los anales de la historia internacional. [...] Pero, a pesar de todo, es cierto que el plan francés estaba lejos de madurar, y que tanto Francia como España se esforzaron mucho en contra de una expedición conjunta a México bajo el liderazgo inglés.

En todo el texto Marx hace una denuncia de la intervención conjunta, a la vez que parece distanciarse de las concepciones previas de 1848, ya que también menciona la guerra de independencia de Texas y el papel zigzagueante de los capitalistas ingleses.

La Batalla de Puebla y la retirada francesa

El 5 de mayo de 1862, las tropas mexicanas bajo el mando del Gral. Ignacio Zaragoza, defendieron la ciudad de Puebla de las tropas francesas. Junto a indígenas de la sierra de Puebla de los poblados de Xochiapulco, Tetela y Zacapoaxtla del 6to Batallón de la Guardia de Puebla, armados con machetes, vencieron a los zuavos al mando del Gral. Lorencez.

El último artículo de Marx en el New York Tribune es justamente referente a México. Titulado "El embrollo mexicano" y publicado el 15 de febrero de 1862, dos meses antes del ataque francés a la "Angelópolis", nuevamente denuncia la invasión tripartita y al gobierno inglés como uno que se aprovecha de naciones más débiles.

El "Libro Azul" sobre la intervención en México, recientemente editado, contiene la más condenatoria exposición de la diplomacia inglesa moderna con todo su sesgo hipócrita, ferocidad en contra del débil, arrastre frente a los fuertes, y una total despreocupación por el derecho internacional. [...] [Lord John Russel] le hace saber [al Conde Flahault] las malas noticias acerca de que su patrón considera necesario "enviar una fuerza adicional a México"; que España, por su precipitada iniciativa, había echado a perder el asunto; que "los aliados ahora debían avanzar hacia el interior de México, y que no sólo las fuerzas acordadas ahora probarían ser insuficientes para la operación, sino que la propia operación asumiría una perspectiva con relación a la cual Luís Bonaparte no permitiría que las fuerzas francesas estuvieran en una posición de inferioridad con respecto a las de España, o correr el riesgo de comprometerse". [...] Las fuerzas aliadas no deben despojar a los mexicanos de su derecho "de escoger su propio gobierno", insinuando que no existe gobierno en México; y que por lo tanto los mexicanos deben escoger no sólo nuevos gobernantes, sino "una nueva forma de gobierno", bajo los auspicios de los invasores aliados. [...] La segunda parte de la farsa que Russell tuvo que jugar, fue poner en el tapete al Archiduque Maximiliano de Austria como rey mexicano, sostenido "in petto" por Inglaterra y Francia.

Finalmente, el 28 de abril de 1862, en Die Presse, una semana antes de que el Gral. Latrille enviara a sus zuavos a Puebla, Marx explica la farsa de la deuda mexicana:

Un tema principal en los círculos diplomáticos locales es la irrupción de Francia en México. Se tiene por un enigma el hecho de que Luís Bonaparte haya aumentado el número de las tropas expedicionarias en el instante en que prometía reducirlas, y que quisiera seguir adelante cuando Inglaterra se retiraba. Es bien sabido que el ímpetu de la expedición mexicana provino del gobierno de Sr. James y no de Tuilleries. Se sabe igualmente, que a Luís Bonaparte le agrada llevar a cabo todas sus empresas, pero particularmente las aventuras transoceánicas, bajo el escudo inglés. [...] Bajo la administración católica de Zuloaga y Miramón, una emisión de bonos estatales mexicanos por la cantidad de 11,000.000.00 de dólares se contrató por medio de la empresa bancaria Suiza de J. B. Jecker & Co. La suma total obtenida por la primera emisión de estos bonos llegó sólo al 5% del valor nominal, o sea, 700,000.00 dólares. [...] Miramón contrajo esta deuda en el momento en que se hallaba en posesión de la capital. Más tarde, cuando había descendido al simple papel de jefe de guerrillas, emitió nuevamente, a través del así llamado ministro de finanzas, el señor Peza y Peza, títulos de deuda pública por un valor nominal de 38,000,000.00 de dólares. [...] Por lo cual sobre esta deuda de 52,000.000.00 de dólares, de la cual ni siquiera se habían adelantado 4.200,000.00, la administración del Presidente Juárez se niega en reconocer: por un lado, porque él no sabe nada acerca de ella y por otro, porque los señores Miramón, Zuloaga y Peza y Peza, no poseían autoridad constitucional para la contratación de tal deuda pública. Los mencionados franceses "prominentes", sin embargo, sabían cómo dar a conocer la opinión opuesta en el lugar y momento decisivo.

Si bien la guerra franco-mexicana no terminó sino hasta 1867, el heroísmo de los mexicanos, que recurrieron incluso a la guerra de guerrillas, terminó por derrotar al gobierno de Maximiliano. Asimismo, la creciente presencia de Alemania en el mapa europeo presionaba a Napoleón III a repatriar a sus soldados y prepararlos ante la eventual guerra con ese país.

El resultado de ese conflicto fue el primer gobierno obrero de la historia, la Comuna de París, que no se podría comprender sin la antesala que significó la aventura infructuosa de Napoleón III en América gracias al heroísmo del pueblo mexicano y que no escapó del ojo del comunista de Tréveris.


Óscar Fernández

Politólogo - Universidad Iberoamericana

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