Un nuevo caso de abuso policial se conoció como consecuencia de la denuncia de un joven que fue detenido ilegalmente en la comisaría 4° de Cipolletti, no se le explicaron los motivos, se les privaron sus derechos y sufrió golpes parte de los efectivos.
Miércoles 9 de septiembre de 2020 18:42
Un nuevo caso de abuso policial se dio a conocer con la denuncia realizada por Ernesto, un joven estudiante, de Cipolletti quién declaró que policías de la comisaría 4° lo detuvieron sin mediar explicación alguna, cuando se encontraba dialogando con un amigo en una plaza de la ciudad. La denuncia incrimina a cuatro agentes que realizaron la detención sin informar las causas de la misma y agrediéndolo físicamente.
La denuncia especifica que “estábamos en la vía pública (en una plaza), con barbijo. Estaba con persona hablando de un presupuesto sobre mi auto (estábamos en un banco de plaza sentados). Aparecen dos policías (…) Nos piden la documentación y los dos se las damos, nos preguntaron que hacíamos en el lugar (se lo contestamos), nos pidieron revisar las pertenencias (les dimos permiso de revisar) también nos revisaron a nosotros (nuestros cuerpos).
En el escrito el joven explica que cuando vió que demoraban en entregarle su documentación solicitó que se le hiciera reposición de la misma y allí comenzaron los ataques por parte de uno de los dos efectivos que los abordaron, “me respondió “que no hable y que iba a tardar lo que él quisiera”, (…) “a mí los atreviditos no me van” agarró su teléfono y llama un patrullero”. Luego de la situación descripta, en la denuncia Ernesto narró que uno de los efectivos “se me pego a mi lado, y me dijo “date vuelta y no hagas fuerza” le respondí “que me estás haciendo, no tenés ningún motivo para llevarme” me respondió “cállate y date vuelta”.
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El accionar ilegitimo de la Policía se profundizó al no mediar explicación por la detención y demora y que se agrava cuando el joven solicitó poder hacer una llamada a sus familiares alegando el uso de los derechos que contamos todos ante una acción como la que se estaba llevando adelante, llegando a arrebatarle el teléfono personal por la fuerza. La denuncia explica que los policías se negaron a otorgarle el derecho a una llamada en todo momento incluso dentro de la comisaria donde fue detenido ilegalmente.
Las agresiones fueron escalando en el uso de la fuerza para esposarlo y meterlo en el patrullero “Ya esposado seguían apretándome los 2 Llega el patrullero (yo ya estaba esposado) me intentan subir y lo único que intente fue frenarme mientras me llevaban ya que tenía miedo, obviamente cada interrupción que hacia ellos utilizaban más fuerza. Llegando al patrullero, se bajaron dos policías, una señora (…) Policía abrió la puerta de atrás, y cuando los otros dos me estaban metiendo, el Policía el que no tenía pelo, me dijo “metete al auto pelotudo” y lo siguiente que hizo fue utilizar su fuerza y con su mano derecha me pego una piña en la cara”.
“metete al auto pelotudo” y lo siguiente que hizo fue utilizar su fuerza y con su mano derecha me pego una piña en la cara”
“Venían tocando sirena y corriendo autos como si fuese un asesino que llevaban, metieron el auto marcha atrás y, la señora me abre la puerta del lado derecho me voy a bajar y me dice que “no por el otro lado”, y cuando voy hacia el otro lado me agarra fuerte, me tironea y me dice “no, por acá”. (…) Entró el Policía que me pegó la piña y me hace abrir las piernas, (cuando yo ya las tenía abiertas) y me pega una patada en cada pierna con fuerza y me dice que abra las piernas.
Una vez en la comisaria el relato afirma que “me metieron a un calabozo” la situación fue observada por varias personas en la comisaría y agregó que” Abusaron de su poder maltratándome física y psicológicamente. Sin motivos me hostigaron, insultaron, amenazaron y pegaron. Cuando me liberaron no me dieron ninguna constancia de mi detención. Cuando Salí del calabozo estaba mi mamá y mi papá y les pude contar todo lo que me había pasado, enseguida pidieron información y nombres de los responsables pero la negaron”.
La denuncia de Ernesto se suma a los casos de abusos que se repiten cada vez más en este contexto de pandemia en donde la respuesta para combatir la crisis sanitaria es mayor represión y criminalización de la juventud. Desde La Izquierda Diario venimos denunciando las acciones de la Policía que son las que desatan en nuestra juventud una cacería sistemática en la que son víctimas de gatillo fácil y todo tipo de abuso de autoridad. Y en particular el accionar de los efectivos de la comisaría 4° que dejaron en coma irreversible a Franco Cabrera, joven oriundo de Misiones, quién fue víctima de un disparo en su cabeza en el Barrio Costa Norte.
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La comisaria 4° además es la misma donde se ha comprobado que son los responsables de desapariciones y torturas en el circuito represivo de la norpatagonia durante la última dictadura militar y que fueron denunciados en los casos de lesa humanidad que se abordaron en los juicios “La Escuelita” y que dieron parte de los abusos en los que la Policía fue un eslabón elemental dentro del aparato represivo estatal, donde esta comisaria fue un centro clandestino de detención. Por esta razón la acción que sufrió Ernesto es más profunda ya que sus padres son dos referentes de la agrupación HIJOS y de la lucha contra los genocidas en la región.