Hoy se cumplen 46 años de La Noche de los Lápices, un ejemplo de la brutalidad del régimen genocida contra la juventud que se rebelaba. Pensemos que, según la CONADEP, el 21% de los perseguidos y encarcelados por la dictadura militar provino de secundarios y universidades.
La noche del 16 de septiembre de 1976, la policía asesina y efectivos del Batallón 601 del Ejército realizaron un operativo conjunto para capturar a 9 jóvenes de La Plata, de entre 16 y 18 años: en su mayoría, aunque no todos, integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y militantes por el boleto estudiantil gratuito.
Claudio de Acha, Horacio Úngaro, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, María Clara Ciocchini y Daniel Alberto Racero aún continúan desaparecidos. Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler lograron sobrevivir, tras permanecer varios años "chupados" en distintas comisarías y centros clandestinos de detención.
Sí, estos jóvenes reclamaban el boleto, pero era su potencia revolucionaria, "subversiva", la amenaza que los milicos quisieron borrar. Gustavo Calotti, quien había sido secuestrado unos días antes y pasó por los Centros Clandestinos de Arana y el Pozo de Quilmes, la Comisaría 3 de Valentín Alsina y la Unidad 9 de La Plata, dijo que "se construyó una historia con el boleto estudiantil y se hizo de esta un símbolo que vació el contenido".
Recordemos que desde el Cordobazo, siete años antes, había en el país una insurgencia social y política que ponía en jaque el orden capitalista. En La Plata, esta rebelión obrera y estudiantil era muy marcada. Un año antes, en 1975, la ciudad había sido el escenario de una masacre, en la cual fueron torturados y fusilados 8 militantes trotskistas del PST, en manos de la Triple A.
El pensador marxista Walter Benjamin decía que “la imagen de los antepasados esclavizados” es para los explotados, “el nervio de nuestra mejor fuerza”: nuestro motor. Para él, la propia revolución podía ser entendida como un “salto de tigre al pasado”. El mejor homenajes, entonces, que podemos hacer a estos jóvenes es retomar sus banderas de lucha y mantener el filo de los lápices.