Una de las barriadas populares de Leeds, en el norte de Inglaterra, se vio sacudida durante tres noches por revueltas contra la policía que separó a un grupo de niños romaníes de sus familias a la fuerza. La extrema derecha británica se ha apresurado a derramar su odio antigitano e islamófobo, mientras que el partido laborista apoyó la represión policial.
Lunes 22 de julio 10:09
El popular distrito de Harehills, uno de los más desfavorecidos de Leeds, al norte de Inglaterra, fue escenario de revueltas y manifestaciones durante tres noches entre el jueves y el sábado. El descontento surgió tras la brutal retención de cinco niños romaníes por parte de la policía, en el marco de que el pueblo romaní se encuentra entre los más discriminados en el Reino Unido.
Los niños fueron separados de sus padres contra su voluntad, mientras algunos vecinos filmaban la escena y eran ellos mismos testigos de la violencia policial racista que ya es cotidiana contra la comunidad romaní de Leeds.
Pour mettre les choses en perspective :
Voici ce qui a déclenché les émeutes d'hier à Leeds, en Angleterre.La police s'est rendue hier dans une maison du quartier de Harehills, à Leeds, où elle a retiré cinq enfants à une famille tsigane rom.
Les gitans roms sont originaires… pic.twitter.com/WwExsWpvbn
— Beau Gosse Prétentieux (@BeauGossePreten) July 19, 2024
Muchos jóvenes salieron esa misma tarde y se manifestaron con bronca en las calles del barrio contra una nueva muestra de violencia policial y para exigir la liberación de los niños. La manifestación espontánea, rápidamente reprimida por la policía, dio lugar a escenas de revuelta popular. La manifestación, de la que han circulado numerosas imágenes impresionantes en las redes sociales, parece haberse centrado en Compton Road, una calle del barrio, y no causó heridos.
Harehills es una de las zonas más pobres de Leeds y de toda Inglaterra, y se ve particularmente afectada por una de las tasas de desempleo más altas del país, mientras que un gran número de trabajadores racializados viven en guetos allí, incluidos 5.000 romaníes. El barrio ya había sido objeto de una importante revuelta popular en 2001, tras la brutal detención policial de un hombre asiático.
Mientras los niños siguen retenidos por la policía en un lugar desconocido, muchos vecinos del barrio volvieron a salir a la calle el viernes y sábado gritando “¡por favor, traigan a los niños de vuelta!”. Manifestación durante la cual los padres de los niños declararon que estaban en huelga de hambre hasta que sus hijos les fueran devueltos.
En los medios de comunicación, el alcalde de West Yorkshire (donde se encuentra Leeds) y el nuevo gobierno británico, ambos del Partido Laborista, se apresuraron a asegurar su apoyo incondicional a la policía de Harehills, negar cualquier carácter político a las revueltas y multiplicar promesas de seguridad. Tracy Brabin, alcaldesa de West Yorkshire, declaró en X: "Estoy absolutamente consternada por las acciones violentas que presenciamos anoche. Este comportamiento criminal no será tolerado". Ni una palabra sobre la violencia policial que dieron origen a las revueltas.
Lo mismo se pudo escuchar de parte del nuevo gobierno británico: la flamante ministra del Interior laborista, Yvette Cooper, se apresuró a afirmar: "Mucha gente habrá visto en las redes sociales algunas escenas realmente impactantes por su criminalidad y por eso es muy importante que estos individuos se enfrenten a toda la fuerza de la ley y la justicia, y ese es uno de los temas sobre los que la policía me ha hablado esta noche".
Por su parte, el nuevo primer ministro Keir Starmer aseguró su "pleno apoyo" a la policía.
La extrema derecha británica también se aprovechó de las protestas para expresar su racismo contra la comunidad rom y gitana, así como una muy violenta islamofobia. El líder de extrema derecha Tommy Robinson, muy seguido en las redes sociales, aprovechó el tema para acusar repetidamente en Twitter a los musulmanes del barrio de mezclarse masivamente con los romaníes durante las revueltas. Esta información fue inventada, pero rápidamente recogida por Nigel Farage, el principal líder de la extrema derecha británica y jefe del partido Reform UK, que tuiteó la misma noche de los primeros levantamientos que "la política de subcontinente se está jugando en las calles de Leeds". Se refería de manera totalmente racista a lo que denomina el "subcontinente indio", en relación a las grandes comunidades de origen pakistaní, bangladeshí e indio en el Reino Unido y Leeds, que constituyen la mayoría de la población musulmana británica, y son por tanto blanco recurrente de la islamofobia en el país.
Estas declaraciones, que pretenden asimilar a los extranjeros con criminales, se basan en la posición defendida entre otros por el gobierno laborista cuando niega todo carácter político a las revueltas y las presenta como una serie de actos criminales apolíticos e injustificables. Presentando a quienes protestan como criminales que salieron a las calles con el único objetivo de destruirlo todo. Así, el gobierno da vía libre para las fake news de la extrema derecha racista que busca asimilar las movilizaciones a todos aquellos que odian, como lo acaban de hacer con la comunidad musulmana.
El combustible de estas revueltas, como las que vemos recurrentemente en otros países, como la periferia pobre e inmigrante de París en Francia, se encuentra en la opresión y explotación constante que sufren los residentes de estos barrios, inflamada por otra violencia policial racista.