El gobierno exige aislamiento obligatorio, pero no hay medidas para los que pierden su trabajo o viven del día a día. Reproducimos las voces de trabajadores independientes, en negro y en malas condiciones de trabajo que nos cuentan cómo les afecta las medidas tomadas frente a la pandemia.
Jueves 26 de marzo de 2020 09:10
Trabajadores independientes, en negro y en malas condiciones de trabajo nos cuentan cómo afecta las medidas tomadas frente a la pandemia. El Gobierno exige aislamiento obligatorio, pero no da medidas para quienes pierden sus trabajos.
Trabajadora independiente gastronómica y profesora particular de física.
“Yo vivo en Atocha, en el barrio 240 viviendas, alejado. Por la cuarentena personas independientes como yo no podemos salir a trabajar por eso no puedo salir a comprar por más que los negocios del barrio estén abiertos. Del barrio no podemos salir porque hay vallas en la ruta, entonces me decidí a hacer barbijos, pero se vende poco porque solo los puedo vender en el barrio. Para poder enfrentar esto con mi hijo estamos haciendo vaquita (NdR sumar las pocas monedas entre los de la casa) para hacer mazamorra para comer".
"Muchos somos independientes en el barrio, taxistas que no pueden trabajar, mecánicos, una vecina tiene un negocio pero a la vez todos son trabajadores independientes en su casa, y tiene un hijo con diabetes y tiene que ver cómo consigue las insulinas, es toda una familia afectada”.
Con una pobreza que trepa el 40%, la cuarentena obligatoria empuja a la miseria a miles de familias que su único ingreso era el trabajo diario para intentar palear una crisis que ya venía en ascenso antes del coronavirus y que ahora se profundiza.
Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UNSa, trabajadora independiente
“En mi familia no tenemos la posibilidad de quedarnos en casa o llevarnos el trabajo a casa como dicen, porque mi mamá tiene una sandwicheria que depende de ella y si no sale a trabajar todos los días no tiene plata para los gastos de la casa, para poder comer al igual que mi papá que es albañil y encima en estos momentos ya terminó un trabajo y está buscando otra construcción o alguna changa así que en estos momentos estaríamos dependiendo del trabajo de mi mamá. A mi hermana le dijeron que la iban a llamar porque no se está vendiendo en la fiambrería donde trabaja. Además mi hermana paga sus estudios y subieron las cuotas, no sabe cómo va a hacer para pagar”.
Vendedora de comida de Cerrillos
“Me afecta mucho esto porque no puedo salir a trabajar y mi marido que es albañil tampoco está trabajando porque esta todo parado, tampoco puede salir. Le afecta a mi mamá que es jubilada y cobra la mínima y claro que no le alcanza y vive sola, yo le ayudo con todos los cuidados, ella no sabe usar la tarjeta de débito, solo sabe ir al banco".
"En el barrio, acá en Cerrillos, se están perjudicando porque viven de la feria, estaba preocupada porque ya no tenía, literal, para darle de comer a mis hijos, somos doce en casa, y veía que todos salieron corriendo a comprar, justo mi marido cobro su último trabajo, y con eso compramos mercadería, por lo menos fideos y harina para comer, es feo lo que se ve, acá hay mucha pobreza”.
Joven trabajador de gastronomía
“Soy mozo y como la mayoría de los mozos acá estamos en negro, que además hacemos la diferencia con la propina, y el dueño decidió cerrar y no tenemos ni asegurado un básico para que podamos por lo menos tener para comer estos días de cuarentena”.
La provincia viene desplegando una serie de medidas punitivas y represivas, va aumentando el número de personas detenidas, en su mayoría jóvenes de los barrios más vulnerables, esos mismos pibes que viven de changas, cabe recordar que 8 de cada 10 jóvenes de entre 18 y 24 años trabaja en la precariedad. El trabajo en negro llego al 46,5 % superando la media nacional.
Trabajador de comercio
“El lugar donde yo trabajo cerro, estamos todos en blanco, supuestamente tenemos asegurado el sueldo, no vamos a cobrar comisiones, pero es una incertidumbre saber si nos van a pagar o no”.
Trabajadora del shopping Alto Noa
“Esto nos re afecta, porque nosotros trabajamos por hora. Para mí que no nos van a pagar estos días no trabajados, yo por ejemplo no recibí todavía ninguna noticia de mi jefe. Tiene que salir una resolución clara, Saenz debe salir a decir que va a hacer con nosotros. Porque no queres salir a trabajar por la salud de todos pero a la vez necesitas trabajar para comer, yo tengo un hijo, necesitamos que al menos nos garanticen que algo vamos a cobrar”.
El gobernador Saenz llama imbéciles a los cientos y cientos de jóvenes que han sido detenidos en sus barrios, destina presupuesto en seguridad y queda claro que la inversión en salud no es su prioridad.
Es necesario que se realicen tests masivos para aislar los casos donde haya infectados, se garantice contar con respiradores y camas suficientes en los hospitales, entre otras medidas de un plan sanitario integral.
Para que los y las trabajadores no sufran la crisis, las medidas sanitarias, además tienen que estar acompañadas de la prohibición de los despidos, licencias o suspensiones por cierre pagadas al 100%, subsidios de 30.000 a las personas que viven el día a día, financiada con impuestos a los grandes empresarios y con los recursos del no pago de la deuda pública. Para intervenir a favor del pueblo trabajador, la salida viene de abajo.