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Red Internacional
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#TodasSomosMabel ¡Basta de trabajo esclavo!

Reproducimos una carta abierta de trabajadoras domésticas en respuesta al caso que se conoció de la trabajadora retenida por sus empleadores en Tigre

Miércoles 29 de abril de 2020 19:49

En las últimas horas pude ver cómo los grandes medios patronales sacaban una vez más una noticia relacionada con una compañera de trabajo doméstico, esta vez romantizaban sobre el caso de la empleada doméstica que pudo escapar del calvario de estar recluida en su lugar de trabajo en el barrio Santa María de Tigre. Contaron cómo pasó su encierro, detalles que dan muchísima bronca y cómo “se salvó” gracias a la ayuda de una amiga. Pero lo que los medios a veces olvidan es que no son casos aislados, en medio de la enorme crisis que estamos pasando, en la que a las trabajadoras se nos hace cada día más difícil poder llevar la comida a nuestras mesas, los casos como el de esta compañera se cuentan de a cientos.

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Mabel es una joven de 20 años misionera que vino a trabajar a Buenos Aires para poder ayudar a su familia, mandándole plata desde acá y así poder aliviar la necesidad de su madre y hermanos en Misiones.

La joven empleada fue traída engañada con la promesa de que le abonarían un sueldo de 30.000 pesos, nunca lo cobró. En cambio, su empleadora le pagaba lo que ella quería. Trabajó en terribles condiciones durante tres meses hasta que una amiga la ayudó a salir de la casa.

Bajo amenazas estuvo tres meses en ese infierno, donde comía las sobras, dormía en condiciones precarias, le pedían que siguiera trabajando durante la noche y era humillada sin piedad.

Su patrona era una abogada, Carolina Romero. Ella chantajeaba a Mabel diciéndole que si se quejaba por el hostigamiento que vivía nadie le creería, Romero utilizaba sus contactos como medio para asustar a la joven.

Como ya venimos denunciando desde hace tiempo en este medio, las condiciones laborales que vivimos las trabajadoras domésticas son terribles, somos las que vivimos en los barrios más pobres y limpiamos los barrios más privilegiados del país, pero no dejan de aparecer ejemplos de la barbarie de la que son capaces los patrones, la gente de poder, la alta sociedad, los ricos, los chetos.

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La explotación laboral se siente más en esta cuarentena. Los medios hablan de #QuedateEnCasa, de ayudar y solidarizarse con mujeres como Mabel. Pero no va a alcanzar la solidaridad del pueblo para ayudar a todas las mujeres que caen en trabajos esclavos para poder alimentar a sus familias, o a los miles de trabajadores que en este tiempo se quedaron sin el mínimo ingreso que tenían. No nos va a alcanzar la ayuda de amigas, como la que le dio una mano a Mabel, para reemplazar a un Estado ausente.

Porque esa es la consideración que recibimos del estado, para las empleadas domésticas hay un bono de $10.000 pero no es para todas, las inmigrantes no lo pueden cobrar por ejemplo, para las que sufren violencia de género hay un número de teléfono, pero no hay ni presupuesto ni refugios para salir del lugar donde te maltratan, para los trabajadores en general que están pasando suspensiones y despidos, para los pibes de las barriadas, para los que tienen que changuear con o sin cuarentena para vivir, lo único que hay es más cana, balas y palos.

Necesitamos tomar conciencia de que la salida de esta crisis es con la organización entre nosotras las trabajadoras, con otros trabajadores de todos los sectores, con los estudiantes, con los pibes que laburan es trabajos esclavos también, con las mujeres, para poder exigir cada uno de los derechos que nos están negando y que no haya ni un caso más como el de Mabel.

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