Un grupo de 75 galardonados con premios Nobel de química, de medicina, fisiología y de economía firmaron una carta contra la designación de Kennedy Jr., quien ha dicho que las vacunas producen autismo, algo que hasta el presente no ha tenido confirmación científica. Eso lo ha ubicado como paladín del movimiento anti vacunas.
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Pablo Minini @MininiPablo
Viernes 31 de enero 22:10
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Los hechos del mundo son complejos. No siempre es fácil entender lo que sucede alrededor, porque la realidad muchas veces es contra intuitiva. Por eso a lo largo de la historia hemos desarrollado la filosofía, la investigación científica, el pensamiento crítico, la colaboración de comunidades abocadas a entender un hecho de la realidad.
Aunque también hay personas que eligen el camino corto: deciden anteponer sus prejuicios y hacer que la realidad se adapte a sus intereses. Una de esas personas es Robert Kennedy Jr., el elegido por Donald Trump para dirigir el Departamento de Salud y Recursos Humanos (DHHS, por sus siglas en inglés). En uno de sus discursos de campaña, Trump había asegurado: “Voy a dejar que (Robert Kennedy Jr.), se vuelva loco con la salud. Voy a dejar que se vuelva loco con la comida. Voy a dejar que se vuelva loco con los medicamentos". Todos esos aspectos son los que fiscaliza el DHHS.
Un grupo de 75 galardonados con premios Nobel de química, de medicina, fisiología y de economía firmaron una carta contra la designación de Kennedy Jr. La carta fue dada a conocer en estos días, momentos en los cuales el heredero de la rica familia Kennedy tiene que defender su designación ante el Senado de EEUU.
Según los firmantes de la carta de rechazo, la designación de este personaje al frente del Departamento de Salud y Recursos Humanos es preocupante. En principio porque no tiene ningún tipo de experiencia en el tema y solo es conocido por su apellido. Pero además porque como secretario de sanidad tendría un enorme poder sobre los planes de atención médica nacional, la salud global y supervisaría directamente a decenas de miles de científicos y trabajadores de la salud. Kennedy tendría influencia sobre el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), un grupo independiente de expertos sanitarios que ayuda a la agencia a hacer recomendaciones a estados y aseguradoras sobre qué vacunas cubrir, incluidas las infantiles.
¿Quién es Robert Kennedy Jr., este abogado de 71 años, que abandonó su propia campaña presidencial para sumarse al equipo de Trump?
Kennedy Jr. ha hecho declaraciones en materia de salud sin poder aportar ningún tipo de evidencia verificable. Y los temas son tan amplios que en este espacio solo podemos dar un pantallazo general, mencionando algunos de los hitos de su “carrera”.
Desde 1998 ha dicho que las vacunas producen autismo, algo que hasta el presente no ha tenido confirmación científica. Eso lo ha ubicado como paladín del movimiento anti vacunas. En esa rama de su “experiencia” tuvo dos momentos relevantes.
El primero fue durante la pandemia de COVID-19, cuando afirmó que el virus era un arma biológica que afectaba solo a la población blanca y a la población negra, pero que eran inofensivo para chinos y judíos. En ese entonces reclamó que las restricciones impuestas eran violaciones a la libertad de los ciudadanos.
Además, como fundador y presidente de la Fundación para la Salud de los Niños ha entablado demandas para evitar la vacunación de menores de edad, así como también ha representado legalmente a personas que demandaron a laboratorios Merck por la venta de Gardasil, una vacuna que protege contra el virus del papiloma humano, VPH y que previene el cáncer de cuello de útero, por ejemplo. Aunque el laboratorio ha desacreditado a Kennedy Jr., él se las ha arreglado para cobrar 850 millones de dólares en honorarios por representación legal.
Pero no solo de vacunas habla Kennedy Jr.
Durante años fue defensor del derecho de las personas gestantes a decidir sobre si continuar embarazos o no, aunque en el último tiempo se ha alineado con Trump y su postura actual es anti derecho al aborto legal.
También está a favor de eliminar el flúor del agua y en contra de la leche pasteurizada. Con respecto al uso de antidepresivos (que ya son cuestionados en cuanto a la administración que se hace de ellos en terapias basadas solo en un modelo fármaco psiquiátrico), Kennedy Jr. afirma que son responsables del aumento de tiroteos y matanzas en escuelas. A lo que agrega que determinados pesticidas tienen una influencia directa en que un gran número de adolescentes se identifiquen como personas trans.
En su libro Real Anthony Fauci: Bill Gates, Big Pharma, and the Global War on Democracy and Public Health, Kennedy Jr. afirmó que no existe vínculo demostrable entre el VIH y el sida. Esa teoría no es de él, pero la toma como propia. Según afirmó en ese libro publicado por su fundación, el virus de inmunodeficiencia humana es un virus común en personas cuyos estilos de vida afectan sus sistemas inmunológicos. ¿Y cuáles son esas personas? Los hombres homosexuales que tienen conductas sexuales promiscuas. De hecho, según Kennedy Jr., el sarcoma de Kaposi y la neumonía por pneumocistis carinii se deben al uso de nitrato de amilo, o popper.
El problema no es solo una cuestión de opiniones trasnochadas: la mayoría de los programas de investigación con respecto al virus y la asistencia sanitaria a personas que conviven con VIH en EEUU reciben fondos públicos. Si Kennedy Jr. llegara al departamento de salud, los investigadores y los trabajadores temen recortes en los presupuestos de esos programas, así como en la asistencia a personas mayores de 65 años y personas de bajos ingresos. En su lugar propone dar a cada persona una cuenta de ahorros donde cada cual pondría de su bolsillo para pagar atención médica privada.
En Argentina tanto las posturas anti científicas de Kennedy Jr. como sus propuestas privatizadoras nos suenan familiares. El gobierno de Milei, de la mano de su ministro-empresario de salud, Mario Lugones, viene atacando y desfinanciando la salud pública, algo que es una gran conquista y que tenemos que pelear para sostener y mejorar mucho. Los ataques en curso se expresan en el vaciamiento con intento de cierre del hospital Bonaparte, los despidos en hospital Posadas, despidos en el ministerio de salud de la nación, el cierre de 15 direcciones de ministerio entre ellas la de HIV, Tuberculosis y Hepatitis, los despidos en el PAMI, el recorte de tratamientos oncológicos o de hormonización, por solo nombrar algunos.
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