Este domingo Turquía llevará a cabo las elecciones parlamentarias y presidenciales que pueden terminar con dos décadas en el poder del presidente Recep Tayyip Erdogan. El resultado de estas elecciones puede influir en las relaciones de Turquía con la Unión Europea.
Gloria Grinberg @GloriaGrinberg
Sábado 13 de mayo de 2023 21:14
Las elecciones se llevarán a cabo en un contexto de crisis económica que empeoró drásticamente el costo de vida de la población. El país tiene una de las mayores tasas de inflación del mundo, por encima del 40%, y la lira se ha depreciado más de 200% frente al euro en cuatro años.
La presidencia de Erdoğan llega debillitada también por su régimen autoritario y por las terribles consecuencias del terremoto de febrero que dejó más de 50.000 muertos y generó un desastre económico y humanitario.
Qué se vota y quienes son los candidatos
En estas elecciones se votarán las autoridades del Parlamento, de 600 escaños; su presidente también es el jefe del Ejecutivo. Este último cuenta con súper poderes que en muchas ocasiones le permiten gobernar al margen del poder legislativo.
Erdoğan se presenta a la reelección y lidera una alianza de partidos encabezada por su propio partido político, el islamista AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo por sus siglas en Turco), que lleva dos décadas en el gobierno. Su primera década estuvo marcada por un crecimiento económico y la influencia del Fondo Monetario Internacional. Desde el año desde el año 2013, cuando empezó a sentir las consecuencias de la crisis financiera internacional y con la depreciación de la lira, comenzaron a llevarse a cabo protestas, que siempre estuvieron seguidas por una durísima represión y persecusión contra los opositores.
Esto fue agravando el carácter autoritarista de Erdoğan, que comenzó a encarcelar periodistas y personalidades públicas. En 2016 una facción de las Fuerzas Armadas intentó dar un golpe de Estado. Erdoğan despidió a más de 150.000 funcionarios y encarceló a otras 50.000 personas. El presidente turco adoptó una posición más nacionalista siguiendo al islam suní.
En las elecciones legislativas de 2015, Erdoğan perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Su coalición, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), se alió con el Partido de Acción Nacionalista (MHP), de extrema derecha. En 2017 se aprobó un referéndum constitucional que cambió el sistema parlamentario por uno presidencialista, con el presidente como jefe del Estado y del Gobierno. Este sistema limita al presidente a dos mandatos y juntó su elección con las parlamentarias cada cinco años en un claro avance antidemicrático.
Su rival en las presidenciales es Kemal Kiliçdaroglu, del partido CHP (Partido Republicano del Pueblo), respaldado por otros cinco partidos nacionalistas e islamistas.
Kiliçdaroglu propone restaurar el parlamentarismo, el laicismo, la democracia y frenar las reformas económicas actuales. Los partidos que apoyan a este candidato son el Buen Partido, el Partido Democracia y Progreso, el Partido del Futuro, el Partido de la Felicidad y el Partido Demócrata, con diversas ideologías, que buscan retirar del poder a Erdogan.
Este ex alto funcionario dirige su partido desde el año 2010. El CHP es el heredero del movimiento nacionalista creado por Mustafa Kemal Atatürk, el "padre" fundador de la República Turca y dictador de 1923 hasta su muerte en 1938. Representan una corriente burguesa y nacionalista, mal presentada como “socialdemócrata” en la prensa internacional. Han pasado las última dos décadas siendo la oposición a Recep Tayyip Erdoğan con lo cual han presentado tímidamente algunas demandas progresistas. El partido de la izquierda prokurda HDP apoya también a Kiliçdaroglu.
El cuarto candidato, Muharrem Ince, se ha retiró de la contienda electoral. Este último es el fundador del Partido de la Patria, que surgió como un movimiento social dentro del CHP y se convirtió en formación independiente en 2021.
Sinan Oğan lidera la Alianza Ancestral, de partidos ultranacionalistas, antiinmigración y panturcos. Es un político nacionalista y exmiembro del ultraderechista MHP, en estas elecciones se espera que obtenga un 3-4 % de los votos.
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Previsiones
Según las encuestas y últimos sondeos, Kiliçdaroglu obtendría la mayoría de los votos en esta primera vuelta, pero no alcanzaría un porcentaje que le permita evitar una segunda vuelta en entre los dos candidatos más votados.
En cambio, para las elecciones parlamentarias, no se espera una mayoría absoluta para ninguno de los partidos con más intención de voto, esto es, ni para el bloque de Erdogan, ni el bloque opositor, por eso se espera que la coalición pro kurda HDP tenga un rol decisivo.
El proceso electoral
Estas elecciones estarán vigiladas por cientos de miles de voluntarios y por observadores internacionales, sin embargo, Erdogan tiene a su disposición todos los recursos del Estado para acaparar la atención de los medios. En abril, Erdogan llegó a sumar 32 horas de aparición en directo en la cadena pública TRT frente a los 32 minutos del opositor Kilidaroglu.
El día domingo se espera que voten 64 millones de ciudadanos, 3,5 millones de ellos en el exterior, que tienen derecho a voto. En otros procesos electorales la participación de quienes viven en el extranjero es superior al 85 %. A su vez, cinco millones de jóvenes, que nunca han conocido un Gobierno distinto al de Erdogan, votarán por primera vez, en su mayoría por la oposición, según los sondeos.
El voto es obligatorio, y se realizará entre las 8.00 horas y las 17.00 hs., hora local, en unos 50.000 locales electorales.
¿Que pasaría ante una eventual derrota de Erdogan?
En una primera declaración, Erdogan manifestó que una derrota electoral sería como el golpe de Estado que sufrió en 2016, alimentando el temor de que pudiera intentar interrumpir el proceso electoral, aunque el viernes dijo públicamente que respetará los resultados.
Se espera que una victoria de la oposición rebajaría las fricciones que Turquía ha mantenido en los últimos años con casi todos los países vecinos y acercaría al país con la Unión Europea y la OTAN, de la que Turquía es miembro, aunque sin romper con Rusia, su socio comercial y político.
El presidente Erdoğan cerró su último acto de campaña con un rezo multitudinario en la antigua iglesia bizantina de Santa Sofia de Estambul, que él mismo reconvirtió en mezquita en 2020. El presidente turco no hizo más que endurecer su discurso reaccionario al final de la campaña, para atraer a los votantes con las convicciones más retrógradas: el conservadurismo religioso, el racismo y contra los derechos de las mujeres y de los sectores LGTBI y las diversidades.