A lo largo del 2020 Kicillof pagará la friolera de 2 mil millones de dólares por intereses y amortización de deuda. Un panorama negro para los bonaerenses y las finanzas de la principal provincia del país.
Walter "Pata" Moretti @patamoretti
Jueves 21 de noviembre de 2019 00:00
Vidal pagará deuda hasta el último momento de su mandato: la semana pasada pagó casi 10 millones de dólares y más de 11 millones de euros correspondientes a los intereses de dos bonos, y un día antes del traspaso de gobierno pagará casi U$S 45 millones en intereses de otro bono emitido por el gobierno de Daniel Scioli. En el último mes del gobierno de Vidal los fondos de inversión -que son los tenedores de los bonos bonaerenses- ya embolsaron más de U$S 65 millones de las finanzas provinciales, que podrían haber sido destinados a la salud pública, a la educación y para enfrentar el aumento de la pobreza que cruza centralmente el conurbano, pero que también se extiende a los grandes centros del interior. Un negoción para los especuladores, mientras a los estatales este mes les sacó hasta el descuento del 50 % en compras de hasta 3 mil pesos que financiaba el Banco Provincia. El propio Kicillof fue partidario de suspender ese limitadísimo beneficio para estatales y docentes.
Pero si faltaba algo para que el negocio fuera redondo, los especuladores se beneficiaron del dólar “razonable” de Alberto Fernández -que hoy ronda los 63 pesos- mientras su valor era 4 o 5 veces menor cuando adquirieron esos bonos. De esta forma se alzaron con un “bonus track” de 1400 millones de pesos. Las deuda a plazos cortos que tomó Vidal va a ser una larguísima sangría para los bonaerenses.
A este panorama oscuro hay que sumarle la deuda de entre 50 y 70 millones de pesos que el gobierno de Vidal mantiene con el propio Banco Provincia (BAPRO). La gobernadora intentó “reperfilar” la deuda emitiendo un nuevo bono, pero la propuesta chocó contra la negativa del directorio del banco, incluidos varios oficialistas.
Algunas caras nuevas, pero Todes también pagadores seriales
Como ya informamos en columnas anteriores, y según los indicios dados en estos últimos días, se confirmaría que el futuro gobierno de Kicillof centralmente va a descansar en su círculo íntimo: en sus economistas amigos -que en gran parte lo acompañaron en el Ministerio de Economía durante los últimos años del gobierno de CFK- y en la casta profesoral de la Universidad de José C. Paz. Pero tanto ellos como los que se quedarían afuera del próximo gabinete -los intendentes del Gran Buenos Aires, corresponsables del endeudamiento de Vidal junto al bloque de Sergio Massa- son de la misma escuela de pagadores seriales que encabeza la mismísima Cristina Fernández.
Los vencimientos de intereses y amortizaciones de títulos que cruzarán el primer año de Kicillof suman 2 mil millones de dólares (ver recuadro). Casi la mitad de ellos son deuda que tomó Vidal entre 2016 y 2018. Al igual que lo que ocurre con la deuda externa nacional, sus vencimientos más voluminoso transcurrirán ya de entrada. En el caso de Kicillof, el 15 de diciembre –a 5 días de asumir- va a pagar casi 70 millones de dólares, y en enero nada más y nada menos que otros U$S 600 millones.
Tanto Axel como Alberto no solo están dispuestos a pagar esta deuda usuraria, sino a que esta altura también renunciaron a exigir la más mínima quita. El próximo gobierno peronista solo anhela a una renegociación en los plazos del pago de intereses. Por ahora, ante la timorata política del Frente de Todos, el FMI sigue mostrando el látigo desde la ventana, anticipando una dura negociación que en cualquier caso -una vez más- recaerá sobre las espaldas del pueblo trabajador. El peronismo se compromete a continuar con el saqueo del FMI con un formato más “light”.
Por ahora el FMI y los bonistas privados se patean la pelota. El primero le dice a los representantes del próximo gobierno que ya vienen mendigando en la Meca de las finanzas internacionales que reperfilen con los bonistas, porque ellos ya cobraron muchos millones en intereses. Estos últimos le tiran la pelota al FMI queriendo sacar ventaja del fracaso de su plan. Mientras tanto, Todos miran el peloteo de los usureros de un lado y el otro.
La deuda y la “democracia”
Alberto y Axel justifican su voluntad de pagar la deuda dejada por Macri y Vidal, y en el caso de la PBA también la que dejaron los anteriores gobiernos peronistas durante 28 años de gestión, aduciendo que se trata de deudas contraídas por gobiernos democráticos. Pero para los trabajadores y el pueblo pobre nunca existió la más mínima democracia; nunca se nos consultó si queríamos contraer una deuda. No vimos un peso de esta deuda ajena, que se convierte en una pesada mochila que cada vez hunde más nuestras vidas en la pobreza, en mayor desocupación, precarización. También en el robo a nuestros salarios, que en cuatro años perdieron un 20 %, siendo la caída es aun mayor entre los estatales provinciales; mientras tanto, los empresarios embolsaron millones con la fuga de capitales, las devaluaciones y la creciente inflación que actúa como una soga que cada vez aprieta más sobre el cuello de las grandes mayorías.
Por eso el dirigente ruso Vladimir Lenin precisó hace más de 100 años con toda claridad que la democracia burguesa no es más que la envoltura de la dictadura del capital. Siguiendo esa enseñanza, nosotros la popularizamos como “democracia para ricos”. Son los capitalistas los que todos los días deciden a costa nuestra; solo para ver un ejemplo, tomemos la devaluación que ellos realizaron al día siguiente de las PASO porque no les gustó el resultado de la elección (por más que ahora Alberto y Todos se muestran su fidelidad).
Ellos o nosotros
La sangría de la deuda que van a “honrar” Axel y Alberto sepulta sus promesas electorales y les ponen un fuerte límite a las expectativas que las mismas generaron en millones de votantes, cuyo mayor caudal tuvo su “centro de gravedad” en el propio Conurbano Bonaerense.
Ahora el tan anunciado pacto social ya empezó a funcionar con el acuerdo entre la burocracia de la CGT y los empresarios para anular el pago de cualquier bono de fin de año. Todo un anticipo de lo que se puede venir.
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Por ahora solo se conocen tibias y limitadas medidas para “luchar contra el hambre”, que por el momento solo cubriría a 2 millones de mujeres con hijos menores de 6 años. Su autor, Daniel Arroyo -el próximo ministro de Desarrollo Social de Alberto Fernández- espera un fuerte apoyo de las grandes empresas alimenticias. En el caso de la multinacional Mondelez (ex Kraft) acaba de solicitar un preventivo de crisis totalmente fraudulento para suspender a 500 trabajadores y trabajadoras por seis meses en las plantas de Victoria y Pacheco. ¿Ambos puntos podrán conectarse en futuras negociaciones? No lo podemos asegurar, pero de darse sería contra las trabajadoras y los trabajadores de esa multinacional, que mal puede aducir estar pasando una crisis.
El caso de Mondelez es un nuevo ejemplo -¡otro más!- de cómo las patronales aprovechan la transición para avanzar con mayores ajustes mientras el nuevo gobierno deja hacer. Otro anticipo del futuro pacto social.
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Compañeros y compañeras que integran la reconocida Agrupación Bordó del STIA (sindicato de la alimentación) impulsan para el viernes 22 una movilización unitaria de las dos plantas a la Secretaría de Trabajo y han iniciado una gran campaña de difusión y búsqueda de apoyo. Hace falta rodearlos de solidaridad para enfrentar estos ataques, y que estos sean parteras de nuevos actos de la lucha de clases. Ante esta posible perspectiva el peronismo prepara el pacto social para enchalecar las luchas o directamente boicotearlas.
Nosotros, los trabajadores, las mujeres y los jóvenes tenemos que prepararnos organizando agrupamientos antiburocráticos y clasistas en cada sindicato, que a su vez impulsen la coordinación de los sectores en lucha con una visión estratégica de una nueva experiencia de los trabajadores con el peronismo en el poder. En el plano de los sindicatos y de los organismos de masas también la disyuntiva es: son ellos (la burocracia) o nosotros organizados para poner de pie una alternativa clasista y anticapitalista que se prepara para futuros combates.
Impulsar la solidaridad internacionalista con la rebelión del pueblo chileno y el repudio al golpe en Bolivia, y sacar conclusiones de estos procesos es de vital importancia en la preparación de una izquierda revolucionaria internacionalista que esté a la altura de las circunstancias. El importante acto realizado el sábado 16 por el PTS en el estadio cubierto de Ferro fue un jalón en ese sentido.
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Walter "Pata" Moretti
Junta Interna de ATE - Ministerio de Desarrollo Social PBA