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Red Internacional
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Opinión. Voces, aportes y debates del pre encuentro socioambiental en Madygraf

Una mirada que pone el ojo por las distintas mesas temáticas y perspectivas que se abordaron en este importante pre encuentro en la fábrica recuperada Madygraf, en común con organizaciones ambientales, asambleas de vecinos, estudiantes, profesionales y trabajadores de distintos sectores, que se preparan para un gran encuentro en Junio.

Viernes 13 de mayo de 2022

En el marco del Pre Encuentro socioambiental realizado en la fábrica recuperada Madygraf, quise hacer mi intervención, en relación al cuestionamiento del uso de la Tierra; el sector agroganadero y los megaemprendimientos inmobiliarios que se la adueñan, queman, rellenan y modifican a su antojo, con la complicidad de los gobiernos de turno. Esto sin respetar que constituyen bienes comunes.

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Llevé una maqueta en donde demostré lo que sucede cuando se reemplaza el suelo del humedal que presenta características físicas, químicas y biológicas únicas con distintos rellenos como hacen en la construcción de barrios privados, clubes náuticos, canalización o rectificación de los ríos y arroyos.

El 50% de nuestro distrito Escobar, eran humedales y nos toca muy de cerca la problemática del uso incorrecto de la tierra. La característica más llamativa de los suelos de los humedales es que son como esponjas, absorben el agua de crecidas y lluvias, además de ser uno de los ecosistemas más fértiles y productivos. Si los suelos son reemplazados, rellenados y modificados se pierden dichas características.

Esto sucede con las construcciones realizadas en la zona del Cazador; Naudir, Puertos del Lago, los barrios cerrados construidos a la vera del río Luján en Pilar, el proyecto de rectificación de este río, Nordelta, y varios countrys desde Tigre hasta Campana y también en otras provincias como Entre Ríos.

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Los barrios cerrados quedan como islas por sobre el humedal, enormes plataformas con casas para unos pocos, y las lagunas artificiales como anegamientos permanentes.

No serán estos mismos barrios los que sufrirán las inundaciones sino las zonas de barrios populares aledañas al haber quitado a los alrededores la posibilidad al suelo de absorber el agua. Y esto además de la problemática de contaminación de las napas por las construcciones, el vertido de residuos del barrio cerrado hacia los arroyos circundantes, la pérdida de la biodiversidad etc.

La afectación es muy diferente según la clase social, la desigualdad se acentúa sobremanera, más considerando los cambios que se esperan por el calentamiento global. Necesitamos ya una ley de humedales que los proteja y viviendas dignas bajo planificación urbana.

Los ricos contaminan más y la contaminación va a parar a los barrios pobres

Los basurales y las industrias más contaminantes se construyen también junto a los barrios populares, los efluentes industriales con tóxicos van a parar a los arroyos, los contaminantes lixivian a las napas, la gente utiliza el agua de las napas. En ocasiones esto llega a niveles alarmantes, como en la llamada Villa Inflamable el asentamiento que se encuentra en Avellaneda a sólo 5 km de CABA junto a un polo petroquímico, en donde la gente vive junto a la contaminación por hidrocarburos y plomo.

Por la contaminación del aire y del agua se generan enormes problemas de salud, además de la destrucción de los bienes comunes y la biodiversidad. Mucha gente, por ejemplo la comunidad Wichi, no tiene acceso a agua segura y van a parar a hospitales ya con problemas severos, les niñes son los más afectades.

Rescatando voces, aportes y debates

Otro tema a debatir fue la transición energética, se apoyó las energías renovables y se denunció las políticas gubernamentales que, por el contrario, impulsan y subsidian la explotación de hidrocarburos, como las nuevas plataformas off shore, la explotación de hidrocarburos no convencionales como en Vaca Muerta, la energía nuclear como la nueva planta que está por construirse en Lima, Zárate. En vez de optar por fuentes de energía limpias, llevadas a cabo por trabajadores, se opta por formas de obtención de energía que elevan los niveles de CO2, principal gas de efecto invernadero o contribuyen con residuos nucleares que perdurarán por miles de años.

En la transición energética, se destacó que hay que tener cuidado con la trampa del “capitalismo verde”, llevado a cabo por empresas sólo desde el marketing, aprovechan la preocupación de la población por los problemas ambientales, para ofrecer sus productos como “ecológicos” cuando se manufacturan sin modificar la explotación que ejercen sobre sus trabajadores.

Empresas “verdes” explotan bienes naturales comunes por encima de la posibilidad de renovación, como sucede por ejemplo con la explotación del Litio en el NOA, con la supuesta ventaja de que se utilizará para hacer baterías para vehículos híbridos. O en las industrias que explotarán el Hidrógeno “verde”, parques eólicos localizados en reservas naturales, o utilizados para hacer negociados con el Estado etc. Sólo una reconversión energética bajo control de los trabajadores puede ser realmente sustentable porque cada pueblo, trabajador o vecino será partícipe de las decisiones tomadas para ajustar la producción y el consumo a las necesidades de esa población y a lo que puede soportar el medio ambiente o el entorno en el que habitan. De ahí, la importancia de la gestión obrera que viene llevando adelante Madygraf como un pequeño ejemplo de esto.

En lo que respecta a la generación de puestos de trabajo genuinos, se habló de replicar capacitaciones como las de las escuelas de oficios, como vienen desarrollando desde Madygraf, que ayuden a brindar herramientas a nuevos emprendimientos, en equilibrio con el medio ambiente. También se escucharon varias voces que señalan lo imprescindible de un cambio de paradigma, una nueva filosofía para la sociedad o una revolución cultural. Destacando la importancia de tener en cuenta la cosmovisión de los pueblos originarios (algunos integrantes forman parte del encuentro), quienes ponen el acento en que la humanidad es un aspecto más que integra la Naturaleza y no como una parte separada de ella cuyos objetivos se contraponen.

Otro punto a destacar fue cómo desde algunas universidades se llevan a cabo convenios con empresas altamente contaminantes, como Exactas con la Shell o Agronomía con Syngenta. Los sectores educativos deben establecer acuerdos con cooperativas de trabajadores; es allí donde se pueden llevar a cabo nuevas ideas y proyectos superadores, y vincular directamente la educación al trabajo. En el caso de Madygraf, docentes, investigadores y estudiantes vienen realizando proyectos de investigación en universidades como la UNGS, UTN, UNPAZ, etc. que han llevado a aumentar la eficiencia energética de la planta y el ahorro de toneladas de emisión de gases de efecto invernadero. Un conocimiento puesto al servicio de intereses colectivos y no para abultar las ganancias patronales.

Modelo de producción de alimentos, destruir ecosistemas y alimentarnos con basura

Desde el punto de vista de la alimentación y cómo se produce y consume, se puso en tela de juicio la producción masiva de ganado, o la producción de carne industrial. Esta crítica traída por las agrupaciones socioambientales veganas, ahonda más allá del punto de vista ético por los derechos de los animales, analizando desde lo biológico. La carne se produce como si fuera una manufactura más, siendo su producción carísima; demanda mucho alimento, agua, grandes extensiones de tierra, etc. El ganado produce además, el 14,5 % de las emisiones globales de efecto invernadero, metano, óxido nitroso, entre otras consecuencias. Hoy en la Argentina hay 54 millones de cabezas de ganado contando sólo el ganado vacuno, o sea más que personas. El ganado se alimenta de enormes cantidades de biomasa que se producen en tierras que podrían destinarse directamente para el consumo humano o dejarse como reservas de biodiversidad. A su vez, remarcaron que aquellos sectores sociales que pueden elegir qué consumir, lo hagan con mayor conciencia en pos de generar hábitos tendientes a un cambio en el consumo.

Además se puso en cuestión el sistema de producción de alimentos de muy baja calidad, la producción de transgénicos con enormes cantidades de agrotóxicos que enferman a quienes los consumen y quienes viven cerca de las fumigaciones. Se expuso también cómo bajo este sistema capitalista hay un enorme desperdicio de alimentos que marca la enorme desigualdad existente y la falta de planificación en la producción. Enormes monopolios controlan el uso de la tierra, la contaminación se internacionaliza como China que viene a implantar su producción industrial de cerdos en Argentina.

Las industrias alimenticias no sólo producen comida basura que afecta la salud de los consumidores, sino que además se lleva la salud de los trabajadores. Esto en relación al uso de harinas ultra procesadas, altos niveles de azúcares, grasas, sal y restos de agrotóxicos, antibióticos y hormonas. Y encima utilizan plásticos de un solo uso.

Si todos los niveles de la producción de alimentos se llevara a cabo por los mismos trabajadores, para alimentarse a ellos mismos y a su familia no se elegiría el uso de sustancias nocivas, contaminantes o reducir los gastos y la calidad del producto industrial para aumentar las ganancias. Una gestión obrera lo haría mejor desde todos los puntos de vista, ya que está ella misma implicada en los quehaceres y en el consumo.

Tal como sucede con la energía, el Estado apoya la industria cárnica y los transgénicos, no la producción agroecológica que sería la salida a estas problemáticas socioambientales. La economía y el lucro por parte de las empresas son los que guían la producción de alimentos.

"Si trabajadores y sindicatos tomarán la lucha ambiental en sus manos..."

Podríamos tener un mejor planeamiento y utilización de los bienes naturales. Por ejemplo los humedales ecosistemas muy fértiles y productivos podrían ser utilizados de manera sustentable con viviendas adecuadas, entretenimiento educativo y/o producciones agroecológicas para alojar y alimentar de manera saludable a la población. Sin embargo desde los gobiernos, se elige su destrucción y extractivismo por parte del agronegocio, industrias contaminantes, emprendimientos privados, negocio inmobiliario, etc.

El extractivismo también es urbano, vemos construcción sobre los “pulmones” verdes de las ciudades, privatización del espacio público y apropiación de bienes comunes. Ejemplos de CABA, Mar del Plata y otras ciudades fueron traídos a la mesa.

El extractivismo sólo favorece las ganancias de unos pocos

Necesitamos una discusión profundamente anticapitalista en donde se ponga en tela de juicio la baja calidad de los puestos de trabajo que genera el extractivismo. Cuestionarnos por qué es que supuestamente necesitamos este tipo de inversiones extranjeras (megaminería, hidrocarburos, semilla transgénica, ganado, etc.) y, sobre todo, analizar qué es lo que nos deja tras de sí. Estas decisiones son tomadas para pagar la deuda al FMI, las deudas eternas que son instrumento de dominación imperialista en América latina.

Pelear por trabajos legítimos sustentables, con menos horas de trabajo para capacitarnos, disfrutar de la Naturaleza, las amistades, familia etc. Debemos explotar energías renovables a pequeña escala por parte de los trabajadores y no comprar la transición energética para ganancia de empresas cuyo único fin es maximizar sus ganancias.

Necesitamos acceso a la Tierra para quienes decidan trabajarla y construir sus viviendas; viviendas dignas y no desalojos, ni hacinamiento en lugares contaminados e insalubres por la falta de planeamiento urbano.

Por trabajo genuino, más puestos de trabajo, más manos ocupadas y menos horas de trabajo. Repudiamos la represión de los feriantes, la represión hacia las protestas en defensa por el medio ambiente y los sectores piqueteros que exigen trabajo digno.

No existe una dicotomía entre ambientalismo y desarrollo ya que el verdadero desarrollo equitativo y en equilibrio con la Naturaleza generaría más puestos de trabajo. En donde los trabajadores que ocupan un rol clave en la producción, organizados en asambleas con la participación democrática de las comunidades, los sectores académicos, pueblos originarios etc. puedan definir qué se produce en función de las necesidades sociales y ambientales.

Sabemos que el modelo extractivista no soluciona la pobreza, el desempleo, ni la economía, no se debe elegir entre medidas ambientales y de “desarrollo”. No es ese el desarrollo que queremos, este encuentro y la iniciativa de Madygraf nos demuestra cual es el camino a elegir.